Interacción océano – tierra en la generación de sedimentos de playas y dunas

Luis A. Cupul Magaña*, Rigoberto Guardado France*, Eduardo Gil Silva*, Jorge Ledesma Vázquez*, Guillermo E. Ávila Serrano*, Óscar E. González Yajimovich*, Alfredo Chee Barragán*

CIENCIA UANL / AÑO 20, No. 85, julio-septiembre 2017

Backus y Johnson (2009) realizaron un estudio acerca del secuestro del detritus de la concha de los moluscos en las dunas costeras de Baja California Sur, utilizando el bivalvo Megapitaria squalida, conocida como almeja chocolate, que se entierra en el sedimento, alcanza su tamaño adulto en 4 o 5 años y forma grandes poblaciones en las arenas costeras, por lo que ésta constituye la materia prima para la formación de granos de arena.

Los mismos autores realizaron estudios en dunas carbonatadas en Punta Chivato, Mulegé y San Nicolás,
todo en Baja California Sur. Estas dunas presentan fragmentos de conchas de moluscos transportados por el viento, principalmente bivalvos con más de 70% de carbonato de calcio de esas conchas.

Los bancos de almejas, los corales y las algas calcáreas coralinas están entre las más importantes fuentes de material de carbonato de calcio a partir de las cuales se generaran fragmentos de tamaño arena que al estar sujetos a la acción del oleaje formado por el viento, oleaje que arribará a la costa dando como resultado el transporte litoral, alimentando a las playas y éstas, a su vez, al quedar descubiertas durante la marea baja y sujetas a la acción del mismo viento, enviarán sus granos más finos hacia los campos de duna.

Para la porción centro sur de la costa este de la Península de Baja California (figura 1), el organismo que por mucho supera a los otros grupos para finalmente generar sedimentos tamaño arena son las algas calcáreas coralinas, conocidas comúnmente como rodolitos, chicharrones o requesón, entre otros nombres curiosos, pero todos ellos hacen referencia a su morfología o sus características. Cuando se encuentran las algas calcáreas coralinas en el lecho marino están vivas (figura 2).

Figura 1. Mapa de la Península y el Golfo de California, indicando las localidades presentadas en el documento.

 

Figura 2. Imagen de un lecho de rodolitos en el extremo oeste de Islas Coronados, a una profundidad de seis metros.

 

Nuestro aporte

El presente reporte es resultado de la generación de múltiples batimetrías, buceo autónomo, toma de muestras y análisis de laboratorio.

Desde el sur de Santa Rosalía hasta la Isla Espíritu Santo frente a La Paz, la presencia de depósitos sedimentarios de origen biogénico, como arena de playa y dunas asociadas a lechos de algas calcáreas coralinas y conchas de moluscos, se ha documentado desde el Plioceno, hace más de 5 millones de años, hasta la actualidad (Johnson y Ledesma-Vázquez, 2009). El registro estratigráfico incluye, entre muchos otros sitios, a Isla Carmen, Isla Cerralvo (figura 3), Isla Coronados y San Nicolás.

Figura 3. Vista de un afloramiento de rodolitos fosilizados en la margen oeste de Isla Cerralvo. Escala en la parte superior derecha en centímetros.

La acumulación actual de sedimentos en la costa también se presenta de manera abundante en diversos sitios destacando El Requesón (figura 4), Isla Coronados, Punta Bajo, Bahía San Gabriel e Isla San José.

Figura 4. Vista al noreste del Islote El Requesón, dentro de Bahía Concepción, la barra arenosa (tómbolo) está formada 84% por fragmentos de rodolitos.

La distribución de los depósitos sedimentarios actuales asociados con un componente principal biogénico de hasta 84% de todos los granos, presenta una relación espacial bien definida para el Golfo de California (Ledesma-Vázquez, Carreño y Guardado-France, 2012). Se sabe que los rodolitos en el Golfo de California muestran un estilo de vida rotatorio en bancos agitados por olas generalmente de 2 a 12 m de profundidad o en lechos generados por la corriente por debajo de los 12 m de profundidad (Steller, Riosmena-Rodríguez y Foster, 2009).

Los rodolitos requieren de movimiento rotatorio en el sustrato marino dentro de la zona de penetración de la luz del sol para alcanzar su forma esférica, alcanzando comúnmente tamaños de 2 a 11 cm de diámetro (Steller, Riosmena-Rodríguez y Foster, 2009). Los lechos de rodolitos prosperan adyacentes a las líneas de costa orientadas de norte a sur, que de alguna forma están más protegidas del viento, pero que aún permiten la energía de corriente y oleaje suficiente para promover el crecimiento esférico. En contraste, las costas este y oeste de islas como Isla Carmen, Coronados o penínsulas como Punta Chivato, están expuestas a toda la fuerza de los vientos del norte durante los meses de invierno. En donde las planicies de arena mar adentro proveen una abundante cosecha estacional de conchas, que son llevadas a la costa para ser fragmentadas por las olas. Alimentan a las playas y eventualmente son transportadas tierra adentro por el viento, formando los campos de duna, ubicándose hasta alturas considerables en la costa (figura 5).

Figura 5. Vista al este, en la parte norte de Isla Montserrat, la playa y las dunas que se presentan hasta 20 m de altura son formadas por 70% de fragmentos de conchas.

 

Conclusiones

Para la región centro sur de la costa en el Golfo de California, los litorales orientados hacia el norte acumulan depósitos biogénicos preferentemente compuestos de conchas de moluscos resistentes en comparación con otras orientaciones de los litorales. Las costas orientales y occidentales de islas o puntas se enriquecen con fragmentos de algas calcáreas coralinas. Este patrón de facies ha estado activo desde el Plioceno en toda la región.

Agradecimientos

El Cuerpo Académico de Geología Costera agradece el apoyo recibido durante varias convocatorias. Luis Antonio Cupul Magaña reconoce el apoyo recibido de la UABC para la realización de su año sabático.

*Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Ciencias Marinas

Contacto: ledesma@uabc.edu.mx

Referencias

Backus, D.H., y Johnson, M.E. (2009). Sand Dunes on Peninsular and Island Shores in the Gulf of California. En: Johnson M.E. y Ledesma-Vázquez J. (eds.). Atlas of Coastal Ecosystems in the western Gulf of California. Tucson: The University of Arizona Press, 117-133 p.

Johnson, M.E., y Ledesma-Vázquez, J. (2009). Pliocene and Pleistocene development of Peninsular and island rocky shores in the Gulf of California. En: Johnson M.E. y Ledesma-Vázquez J. (eds.). Atlas of Coastal Ecosystems in the western Gulf of California. Tucson: The University of Arizona Press, 28-44 p.

Ledesma-Vázquez, J., Carreño, A., y Guardado-France. (2012). Biogenic Coastal Deposits: Isla del Carmen, Gulf of California. México: Facies, 59 (1) 1-10 p.

Steller, D.L., Riosmena-Rodríguez, R., y Foster, M.S. (2009). Lining rhodolith bed ecosystems in the Gulf of California. En: Johnson M.E. y Ledesma-Vázquez J. (eds.). Atlas of Coastal Ecosystems in the western Gulf of California. Tucson: The University of Arizona Press 72-82 p.