EMPAPARNOS EN ALBERCAS VACÍAS

Clarisa Iridian Pacheco*

CIENCIA UANL / AÑO 22, No.98 noviembre-diciembre 2019

Alberca vacía Isabel Zapata Argonáutica México, 2019

Las albercas usualmente son para refrescarnos cuando el calor es insoportable, para practicar natación o simplemente para pasar el rato. Pero hay otras que pueden ser una obra de arte, como Swimming Pool, del artista argentino Leandro Elrich, cuya obra se encuentra en el Museo de Arte del Siglo XXI de Kanazawa, en Japón. El público camina por dentro de la alberca que tiene una lámina de vidrio simulando una membrana de agua, así se crea una ilusión óptica que consiste en ver cómo los de abajo caminan tranquilamente. De eso se tratan las obras de Elrich, de cuestionar la realidad y crear experiencias imposibles.

Para otros, las albercas vacías son lienzos, como David Hockney, quien pintó la alberca del Hotel Roosevelt, en Hollywood, en 1998. También está la alberca vacía del billete pakistaní de veinte rupias, simbolizando la alberca más antigua de la que se tiene registro.

Alguien que también se inspiró en una alberca para mostrarnos otra realidad es la escritora, ensayista, traductora y editora Isabel Zapata. Su libro, Alberca vacía (2019) es una colección de nueve ensayos sobre diversos temas que van desde amores perrunos, aves o fotografía, a temas difíciles de abordar como el cáncer, la naturaleza del amor o de la muerte:

Vamos a hablar del Príncipe Cáncer, Señor de los Pulmones, Varón de la Próstata, que se divierte arrojando dardos a los ovarios tersos, a las vaginas mustias, a las ingles multitudinarias. Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cáncer.

Cada ensayo es una alberca vacía que se llena con las experiencias de la autora, lo que nos hace acercarnos más a ella. En el ensayo “Mi madre vive aquí”, Isabel Zapata toma el tema de la literatura como una forma de acercarnos a la vida del otro, así como de encontrarnos y cultivarnos lectura a lectura. Aun después de la muerte puedes seguir conociendo a una persona por lo que leía, sostiene Zapata, ya que ella conoció a su difunta madre a través de las notas que dejaba en los libros, las frases que subrayaba o doblaba en señal de querer decir algo.

Descubrió que su madre tenía una gran colección de libros, en eso nos convierte la cultura, en coleccionistas. Algo que nos caracteriza a nosotros los mexicanos es el acumular cosas que creemos vamos a necesitar en un futuro: “cuando adelgace”, “por si se ocupa”. Walter Benjamin dice que “toda pasión raya en lo caótico, pero la pasión del coleccionista raya en el caos de la memoria”, coleccionar es estar siempre en construcción.

En “Maneras de desaparecer” nos habla sobre las albercas que ha conocido a lo largo de su vida: la alberca de los cachorros ahogados o la de la metástasis de su padre. Para ella, las albercas son escenario de sucesos terribles, aunque éstas se encuentren vacías.

Los museos, obras como las de Elrich y la literatura forman parte de la cultura, es a través de ellos que nos cultivamos, experimentamos, jugamos con la vida o vemos las albercas como algo más, ya que cualquier alberca vacía es una alberca que está cumpliendo una función distinta.

 

* Universidad Autónoma de Nuevo León.
Contacto: clarisapachecordz@gmail.com