Plantas exóticas invasoras presentes en las áreas naturales protegidas (ANP) de México y su impacto en la biodiversidad
Josué Raymundo Estrada Arellano*,
Gabriel Fernando Cardoza Martínez*, Jaime Sánchez Salas*
CIENCIA UANL / AÑO 21, No. 89 mayo-junio 2018
La biodiversidad de México está amenazada por la sobreexplotación de poblaciones silvestres, así como por la destrucción y fragmentación del hábitat (Aguirre et al., 2009). Otro factor grave es la introducción de especies exóticas invasoras (Vitousek et al., 1996; Leung et al., 2002), que causan daños a los ecosistemas, provocando desequilibrio ecológico como cambios en la composición de las comunidades, desplazamiento de especies nativas de flora y fauna, modificación y degradación de ecosistemas acuáticos y terrestres, reducción de la diversidad genética y enfermedades que afectan directamente la salud humana (Carlton, 2001; D’Antonio y Kark, 2002; Mack y Erneberg, 2002; Aguilar, 2005; Pimentel, Zuniga y Morrison, 2005; March y Martínez, 2008). Este problema se agudiza debido al proceso de movilización de especies por parte del ser humano; en pocos siglos trasladó y dispersó numerables especies consideradas exóticas, las cuales rebasaron todo tipo de barreras geográficas de forma intencional o accidental (Aguirre et al., 2009). Las especies invasoras pueden ser introducidas en una nueva región mediante tres mecanismos: la importación de un producto, la llegada de un vector de transporte y la propagación natural desde una región vecina, donde la especie exótica ya está establecida (Mendoza, 2014).
La IUCN y el Convenio sobre Diversidad Biológica definen la especie exótica invasora como un organismo que se establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural ajeno al de su origen; con capacidades de inducir cambios y amenaza la diversidad biológica nativa. En sentido estricto, se trata de especies o poblaciones capaces de competir fuertemente con las especies locales y causar daños considerables a la biodiversidad, economía y salud pública (IUCN, 2000). El comportamiento invasivo no es exclusivo de especies exóticas, ya que especies nativas pueden volverse invasoras cuando son introducidas a una región distinta de su área de distribución dentro del mismo país, o incluso en su sitio de origen cuando se altera la dinámica ecológica del ecosistema (Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2009; Conabio, 2014) como Ambrosia ambrosoides (chicuria), especie nativa del Río Nazas, Durango, México, que presenta un comportamiento invasivo.
IMPACTOS CAUSADOS POR ESPECIES INVASORAS
Debido a su habilidad para perturbar los ecosistemas naturales, las especies invasoras son consideradas como una amenaza para los servicios de los ecosistemas utilizados por el ser humano (Millennium Ecosystem Assessment, 2005), por ejemplo, filtración de agua, conservación de suelos y conservación de biodiversidad (Pimentel et al., 2000).
Los impactos ecológicos que causan las especies invasoras pueden ser desastrosos y llegan incluso a causar la extinción de poblaciones y especies nativas (Wilcove et al., 1998), la degradación de los ambientes acuáticos y terrestres (Carlton, 2001; D’Antonio y Kark, 2002), particularmente los insulares (Veitch y Clout, 2002), la alteración de los procesos y funciones ecológicas y la modificación de los ciclos biogeoquímicos (D’Antonio y Vitousek, 1992). En general deterioran los recursos naturales y, en consecuencia, los servicios ambientales, por lo que afectan la producción de alimentos y pueden ser devastadoras en ecosistemas agropecuarios (Pimentel, Zuniga y Morrison, 2005). De igual forma, dañan la infraestructura pública, degradan las tierras de cultivo, afectan la calidad del agua y los paisajes de valor turístico e histórico. Por todo esto, su impacto puede significar elevados costos, tanto por el daño directo como por el gasto invertido en su control o erradicación (Pimentel, Zuniga y Morrison, 2005).
Otras características de estas especies es que tienen un elevado potencial para afectar negativamente una serie de acciones de restauración ecológica, conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales (Chornesky et al., 2005). A manera de círculos viciosos, probablemente relacionados con sequías inusuales, muchas especies invasoras adaptadas al fuego contribuyen a promover regímenes anómalos del mismo e incendios catastróficos que, a su vez, afectan la biodiversidad nativa (Hiremath y Sundaram, 2005).
Las especies invasoras de forma directa pueden provocar la destrucción de alimentos o cosechas, la disminución en la supervivencia, el éxito reproductivo y producción de animales domésticos, la reducción en la cantidad y calidad de determinadas actividades extractivas como la pesca o el marisqueo, etc. También pueden ocasionar daños considerables en las infraestructuras, obstruyendo y destruyendo canales o diques y alteración de cimientos entre las principales causas. A las pérdidas directas se añaden las indirectas derivadas del coste de combatir los efectos de las invasiones biológicas, incluyendo las medidas de cuarentena, detección temprana, control y erradicación, así como solventar económicamente los daños producidos por éstas (Capdevila-Argüelles, Zilletti y Suárez, 2013).
ESPECIES INVASORAS EN MÉXICO
Los problemas relacionados con las especies exóticas invasoras son complejos y vastos; no obstante, el mayor obstáculo es que el tema es poco conocido y, en consecuencia, subestimado (Espinosa-García, 2009; Espinosa-García y Vibrans, 2009).
En México, como en otras regiones del mundo, se han introducido numerosas especies exóticas; sin embargo, las acciones contra estas especies se han enfocado básicamente a aquéllas que causan daños económicos a las actividades agrícolas o pecuarias, por lo que han ignorado a las que afectan o pueden afectar a la biodiversidad terrestre, marina o dulceacuícola del país (IMTA et al., 2007).
Aunque en los ecosistemas del país los impactos de las especies invasoras no han sido cuantificados, la información disponible indica que el daño a los mismos es considerable (Espinosa-García y Vibrans, 2009; Espinosa-García, 2003). Si bien se tiene una aproximación sobre el número de plantas no nativas a escala nacional (Espinosa-García y Vibrans, 2009; Villaseñor y Espinoza-García, 2004), actualmente no se sabe con certeza cuántas especies exóticas invasoras están establecidas en México, cuál es su distribución ni cuáles son sus tamaños poblacionales (Conabio, 2014). Por ejemplo, en el caso particular de las plantas, actualmente se desconoce el número total e identidad de las especies que muestran un comportamiento invasor, su distribución dentro del territorio nacional, su relación con los diferentes tipos de vegetación, el uso del suelo y su interacción con el cambio climático (IE y UNAM, 2010).
Para México, el Sistema Nacional sobre Especies Invasoras de la Comisión Nacional para la Biodiversidad (Conabio) ha identificado de manera preliminar 472 especies de plantas, muchos de los registros se relacionan con las actividades productivas y no con los inventarios en los ecosistemas naturales. A lo anterior habría que sumarle el número de especies invasoras que, sin estar aún comprobadas con presencia en el territorio nacional, representan un serio riesgo por tener ocurrencia en países y regiones vecinas, además de las que ya se encuentran en el país y no han sido monitoreadas o identificadas (Aguirre y Mendoza, 2008; García et al., 2014).
Con relación al panorama mundial, al cotejar con la lista de las “100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo”, compilada por la IUCN, al menos 46 de las especies de esta lista se encuentran en nuestro país, 36 exóticas y diez nativas que han sido reportadas como invasoras en otras partes del mundo (Aguirre et al., 2009) (tabla I).
ESPECIES INVASORAS EN ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS (ANP)
Las áreas naturales protegidas en sus distintas modalidades de conservación constituyen un valioso instrumento de política ambiental para proteger la riqueza biológica y para llevar a cabo acciones para la preservación de la biodiversidad (Semarnap, 1997); sin embargo, la introducción de especies exóticas invasoras constituye una de las principales amenazas para la diversidad y su presencia en estas áreas no se limita a pocas regiones o países. En 2007, como resultado del estudio realizado por el Programa Global de Especies Invasoras, se identificaron 487 áreas de protección distribuidas en 106 países incluyendo México y el Caribe, donde se encontraron 326 especies invasoras (Global Invasive Species Programme, 2007). Por ello, actualmente se han incrementado los esfuerzos a fin de enfrentar y mitigar los impactos ocasionados por estas especies en las Áreas Naturales Protegidas de México (García et al., 2014).
En las ANP de las regiones norte y Sierra Madre Occidental y la región noroeste y Alto Golfo de California, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) (DOF, 2007), que abarcan gran parte de los desiertos de América del Norte, se han establecido numerosas especies de pastos y plantas exóticas propias de ambientes áridos y semiáridos de otras regiones del mundo (Bogdan, 1997; DesertMuseum, 2008; ScienceDaily, 2002) como el zacate buffel (Pennisetum ciliare), el bromo (Bromus rubens) y el zacate Johnson (Sorgum halepense), especies invasoras ampliamente cultivadas para su uso en ganadería extensiva, lo que a su vez aumenta sus oportunidades de establecimiento y dispersión (Chambers y Hawkins, 2004).
La Conabio enlistó las especies invasoras presentes en las ANP de México (Conanp, 2009) (tabla II); sin embargo, aún no se cuenta con información detallada de presencia, distribución y tamaño de las poblaciones de estas especies. Esta información se deriva de los análisis de los planes de manejo de las áreas de protección, pero se sabe que al menos 23 especies (de todos los grupos taxonómicos) reportadas en la lista de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, compilada por la UICN, están presentes en estas áreas de conservación (García et al., 2014). Dentro de las especies más dañinas se encuentran aquéllas capaces de hibridar con especies nativas, alterándose así el pool génico original de las poblaciones nativas (Mooney y Cleland, 2001; Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010). Es por esta razón que la conservación de la biodiversidad en un país debe contemplar la prevención, detección temprana, manejo, control, erradicación, concientización pública, regulación y legislación; además de la investigación sobre especies invasoras como una alta prioridad (IMTA et al., 2007).
ESPECIES INVASORAS PRIORITARIAS DE ALTO IMPACTO A LA BIODIVERSIDAD EN LAS ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS
A partir de 2008, la Conanp ha llevado a cabo diferentes acciones encaminadas a conjuntar la información sobre las especies exóticas invasoras y su distribución en las ANP de competencia federal, con el fin de obtener un diagnóstico y establecer prioridades de acción en todo el país, como resultado se obtiene una lista con las especies más ampliamente distribuidas y de mayor impacto a los ecosistemas en las ANP (Conanp, 2009) (tabla III).
ACCIONES DE CONTROL Y ERRADICACIÓN DE ESPECIES INVASORAS EN ANP
Las acciones dirigidas para lograr la prevención, control y erradicación en las ANP han sido insuficientes debido a falta de información, presupuesto y especialistas para llevar a cabo las acciones pertinentes. En los últimos años se han mostrado avances importantes para la erradicación de este tipo de especies, en fauna específica en las Islas del Pacífico Norte y Golfo de California. Sin embargo, de 93 programas de prevención, control y erradicación que se han llevado a cabo en las ANP o zonas prioritarias de conservación, poco más de la mitad pueden ser considerados casos exitosos ya que fueron concluidos de manera satisfactoria (tabla IV), evitando que sus poblaciones se tornen perjudiciales sobre la biodiversidad, economía y salud humana (Conanp, 2009).
ESTRATEGIA NACIONAL SOBRE ESPECIES INVASORAS DE MÉXICO
El Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras propone una estrategia nacional sobre especies invasoras en México, para llevarlo a cabo en un periodo de diez años. El objetivo es enfrentar la introducción, dispersión y el establecimiento de las especies invasoras y sus efectos nocivos por medio de acciones coordinadas de todos los sectores, guiadas por una estrategia consensuada que identifique las prioridades de acción en el tema, tiempo en el cual México deberá consolidar sus sistemas de prevención, control y erradicación, además de orientar la participación y el trabajo coordinado de instituciones y sectores clave de la sociedad para alcanzar el objetivo planteado (Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010). A pesar del compromiso de México, con base en acuerdos internacionales y recientemente nacionales, aún no existen lineamientos claros para la prevención, control y erradicación de las especies exóticas invasoras. No obstante, existen regulaciones que podrían ser adaptadas con facilidad para las especies invasoras, éstas facilitarían la implementación de la estrategia nacional. La mayor parte de la regulación nacional se enfoca en la prevención y metodológicamente existen opciones que pueden ser usadas y adaptadas con este objetivo (Mendoza et al., 2014).
No obstante, las entidades y dependencias del gobierno federal, Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y Secretaría de Marina (Semar) que tienen atribuciones en relacionan con la gestión de las especies exóticas invasoras, enfrentan el reto de la complejidad del tema de las invasiones biológicas; sin embargo, éstas promueven proyectos productivos que implican la introducción de especies invasoras (Mendoza et al., 2014). Esto involucra la urgente necesidad de contar con los mecanismos de coordinación y colaboración que hagan posible implementar la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras en México (Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010).
NUEVOS ENFOQUES Y ACCIONES PARA CONTROL DE LAS ESPECIES INVASORAS
La domesticación de especies nativas es una estrategia que puede resultar interesante en el control de especies invasoras. Ésta es una tarea emprendida por instituciones como Sagarpa y Conafor para lograr el fortalecimiento de los ecosistemas con especies nativas. No obstante, estas acciones requieren de particular cuidado, por lo que es necesario seguir lineamientos probados para evitar repercusiones negativas sobre el ecosistema y asegurar la supervivencia e integración de las especies reintroducidas (Mendoza et al., 2014).
Para lograr la restauración del ecosistema invadido es necesario contar con el conocimiento de los factores que propiciaron la invasión, los elementos básicos y función del ecosistema alterado. En la mayoría de los casos, la restauración de ecosistemas invadidos no logrará la erradicación de la especie invasora, por lo que será necesario considerar opciones ante los resultados de la restauración y las medidas de manejo permanentes que permitan mantenerla como un elemento minoritario del ecosistema (Lindig-Cisneros y Riosmena-Rodríguez, 2014).
POSIBILIDADES DE ESTABLECIMIENTO DE LAS ESPECIES EXÓTICAS INVASORAS EN NUEVAS ÁREAS
Estas especies viajan intencionalmente o por accidente, de una región a otra, libres de competidores, enfermedades o depredadores naturales. En ocasiones proliferan en su nuevo hábitat, transformando los ecosistemas completamente y provocando que las especies nativas experimenten un proceso de desplazamiento (CCA, 2001). Para tratar de explicar el éxito en la colonización de las especies exóticas invasoras, los estudios se han enfocado en aspectos de la historia natural de las especies que las pueda inducir a un crecimiento poblacional acelerado (Flores et al., 2008); de igual forma, otros se dirigen al estudio de la estructura genética para comprender la plasticidad fenotípica que incrementa un cambio potencial acelerado en la evolución de las especies invasoras (Sakai et al., 2000). La capacidad de una especie para ser invasora se le puede atribuir a varios aspectos biológicas (por ejemplo, forma de crecimiento, altura de la planta, la forma de vida, reproducción vegetativa, semillas sin requerimientos pregerminativos, flores perfectas) y de hábitat (Pyšek, Prach, y Smilauer, 1995; Rejmanek, 1995; Reichard y Hamilton, 1997); y solamente aspectos abióticos como el clima, competencia o depredación por especies nativas pueden controlarlas de manera natural (Lodge, 1993; Moyle, 1986; Newsome y Noble, 1986). En este sentido, estudios sobre la ecología poblacional permitirán conocer aspectos característicos que se involucran directamente en la agresividad invasiva de las mismas (Crawley, 1986).
CONCLUSIONES
Actualmente, es insuficiente la información sobre la distribución de especies invasoras, agresividad y distribución. Es por esto que se deben iniciar esfuerzos para conocer las especies exóticas invasoras principales de las ANP, con el objetivo de aplicar medidas de mitigación, control y erradicación. Así se podrán predecir los cambios potenciales en la distribución de las mismas y determinar la afectación a la que se enfrentan las comunidades nativas. Además, se requieren esfuerzos a nivel nacional e internacional para coordinar programas que involucren autoridades, organizaciones civiles, instituciones académicas, centros de investigación y a la población en general.
* Universidad Juárez del Estado de Durango.
Contacto: j.sanchez@ujed.mx
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