A su casa de volada.
CIENCIA UANL / AÑO 20, No. 86 octubre-diciembre 2017
En muchas partes de mi ciudad es muy común pedir comida a domicilio y esperar horas antes de que ésta llegue, en el mejor de los casos, porque en el peor, no llega nunca. Pero supongo que ése es un problema común en muchas otras ciudades, sobre todo tomando en cuenta el increíble crecimiento del parque vehicular y el mal estado de las vialidades. Al respecto, me enteré de que un dron desarrollado por una empresa emergente de una incubadora de la Agencia Espacial Europea (ESA) llevó comida caliente con toda rapidez al último habitante de una aldea remota de Portugal.
“Aunque la aldea no queda lejos, en coche se tardaría más de media hora en llevar la comida a Joaquim Reis en Podentinhos y volver, debido a las carreteras en mal estado y sin pavimentar. El dron llegó en tan sólo tres minutos, sin necesidad de piloto”, explica Raphael Stanzani, de Connect Robotics, empresa alojada en el vivero de la ESA.
“Un operador puede manejar seis de nuestros drones simultáneamente. El dron despega solo y tiene en cuenta la meteorología, la elevación y las rutinas de vuelo. Y, una vez entregado el paquete, regresa automáticamente”.
Connect Robotics fue fundada en 2015 por Eduardo Mendes y Raphael Stanzani. Eduardo estaba desarrollando software para controlar y hacer volar vehículos no tripulados para su doctorado cuando decidió convertir su idea en negocio.
Motivado por el potencial de los drones para transportar productos de supervivencia, ayudar a personas en situación de emergencia y reducir el aislamiento de quienes viven en regiones remotas, comenzó a explorar el mercado de la ‘distribución de último kilómetro’, “creemos que, en el futuro próximo, va a ser el método más utilizado para distribuir productos de pequeño tamaño”.
Sin duda este método será de gran interés para distribuidores de artículos médicos, servicios postales y comercios minoristas que precisan de entregas rápidas y fiables a bajo coste (fuente: ESA).