Crustáceos fósiles de Nuevo León y Coahuila

José Luis Martínez Díaz*, Claudio de León Dávila**, Francisco J. Vega*

CIENCIA UANL / AÑO 19, No. 82, NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2016

Los estados de Nuevo León y Coahuila incluyen un rico legado fosilífero. En el municipio de Mina afloran rocas del Cretácico y Paleoceno, que fueron estudiadas y caracterizadas por McBride y colaboradores (1974), con base en la secuencia de sedimentos depositados en aguas poco profundas, hace unos 70 millones de años. En el Cañón de Potrerillos se encuentran varios afloramientos, de los cuales se han recuperado fósiles de invertebrados en distintas localidades (Vega y Perrilliat, 1989a; 1995). La parte inferior de la Formación Potrerillos (Sierra El Antrisco) (figura 1) es la que ha aportado la mayoría de los hallazgos, principalmente crustáceos fósiles. Por su parte, en las inmediaciones de Paredón (Coahuila), se encuentran también importantes localidades fosilíferas que mencionaremos más adelante.

Figura 1. A. Mapa geológico correspondiente a los municipios de Mina y Paredón, con ubicación aproximada de localidades fosilíferas, modificado de Lawton et al. (2009). B. Paleogeografía del noreste de México, hace aproximadamente 70 millones de años, se enmarca el área correspondiente al mapa (área de estudio), reproducido con autorización de Ron Blakey

Los cangrejos representan un grupo de invertebrados sumamente numeroso y abundante en la actualidad, sin embargo, su registro fósil es escaso, comparado con el de otros invertebrados, como los moluscos. Dado que los cangrejos (y artrópodos en general) presentan crecimiento por ecdisis (mudas), su registro fósil puede estar representado tanto por cuerpos como por exuvias; la cutícula de quitina y el carbonato de calcio son los elementos que se preservan en el registro fósil, en ocasiones, con un excepcional estado (Vega, Jackson y Ossó, 2014). Los primeros trabajos formales en cangrejos fósiles para México fueron realizados por Rathbun (Rathbun, 1930; 1935), quien reportó especies del Cretácico, Paleógeno y Neógeno (Vega, Nyborg y Perrilliat, 2006; Vega, et al., 2016). Posteriormente se describirían algunas especies para el Cretácico de San Luis Potosí y Guerrero (Stenzel, 1944; Alencáster, 1977). En 1989 se reportó el cangrejo retroplúmido Costacopluma mexicana (figura 2 A y B), que representa el primer crustáceo fósil para Nuevo León y el primer reporte del género para América (Vega y Perrilliat, 1989b). Hallazgos posteriores en esta zona del municipio de Mina incluyen Ophtalmoplax brasiliana (figura 2C) originalmente descrita como Mascaranada difuntaensis (Vega y Feldmann, 1991) y Sodakus mexicanus (Vega, Feldmann y Villalobos, 1995; figura 2 D y E). Otro hallazgo importante fue el del cangrejo Dakoticancer australis (Vega y Feldmann, 1991; figura 2F), que también se encuentra en rocas de edad similar, en el área de Ciudad del Maíz, San Luis Potosí. A pesar del escaso trabajo inicial sobre paleontología de crustáceos decápodos fósiles, en la actualidad los estudios van en aumento, con más de 50 especies de crustáceos fósiles conocidas para México con edades que van desde el Cretácico Temprano (Barremiano, 127 millones de años) hasta el Mioceno (Aquitaniano, 23 millones de años) (Vega, Nyborg y Perrilliat, 2006; Vega et al., 2016). Aunque se conocen varias especies de otras localidades de los estados de Baja California, San Luis Potosí y Chiapas, la mayor parte corresponde a especies encontradas en la sierra El Antrisco. El número cada vez mayor de ejemplares fósiles recuperados ha permitido interpretar el ambiente en que vivían estas especies. En particular, resulta interesante la excelente preservación del cangrejo Costacopluma mexicana, encontrado en la Cuesta del Indio, y que corresponde a un alto topográfico del fondo marino, en donde hace 70 millones de años existía un ambiente hipersalino, con aporte de sílice, lo que permitió que la cutícula de esta especie se preservara de manera excepcional (Vega, Feldmann, y Dávila, 1994). En esta misma localidad, algunos ejemplares del pequeño cangrejo Sodakus mexicanus (Vega, Feldmann y Villalobos, 1995) fueron encontradas con excelente grado de preservación. Ambas especies se encuentran también cerca de los límites entre Nuevo León y Coahuila, en donde la falla de San Marcos pudo afectar el ambiente marino, ya sea a través de zonas de termalismo o surgencia de materia orgánica (metano), que en una localidad de Japón (Karasawa, 2011) permitió la preservación de la cutícula de los crustáceos, con un color rojo peculiar (Vega, et al., 2016; figura 2G). El tipo de roca en el cual se preservan los crustáceos decápodos aporta información crucial sobre el paleoambiente en el que vivían (Vega, et al., 2016). La mayor parte de los sedimentos en los que se han preservado los decápodos fósiles en el NE de México corresponden a ambientes de tipo marinosomero, como pueden ser deltas, lagunas, y arrecifes. En este último caso, llama la atención la preservación de Dakoticancer australis en la lente El Gordo (parte de la sierra El Antrisco), ya que se encuentra en concreciones calcáreas sumamente duras y difíciles de limpiar, pero el resultado es interesante, considerando las características preservadas del caparazón (Vega et al., 2016).

Figura 2. A y B, Costacopluma mexicana, ejemplares de la Cuesta del Indio (A, influencia de evaporitas) y de Paredón (B, influencia de surgencia de metano y hidrotermalismo). C, Ophthalmoplax brasiliana, Mina, Nuevo León. D y E, Sodakus mexicanus, ejemplares de la Cuesta del Indio (D, influencia de evaporitas) y de Paredón (E, influencia de surgencia de metano e hidrotermalismo). F, Dakoticancer australis, ejemplar preservado en concreción calcárea, lente El Gordo, sierra El Antrisco, Nuevo León. G, sección microscópica de la cutícula del caparazón de Costacopluma mexicana, preservando la estructura original, por influencia de minerales relacionados a surgencia de metano de
la falla de San Marcos, Coahuila. Barras de escala = 1 cm, excepto en G = 0.1 cm.

 

Figura 3. A, Costacopluma mexicana, ejemplar de talla mediana, Cretácico Terminal (70 millones de años), sierra El Antrisco, Nuevo León. B, Costacopluma grayi, ejemplar de talla mediana, Cretácico Terminal (66.2 millones de años), Arroyo Amargos, Coahuila. C, Costacopluma grayi, ejemplar de talla pequeña, Paleoceno (aproximadamente 65 millones de años), Alabama, EUA. Barras de escala = 1 cm.

 

PALEOECOLOGÍA Y EL EVENTO DE EXTINCIÓN K/Pg

De caparazón robusto y dedos cortos, es posible que Dakoticancer australis se alimentara de carroña, aunque se extinguió a finales del Cretácico, antes del evento K/Pg. Ophtalmoplax brasiliana, una especie de amplia distribución durante el Maastrichtiano (hace 70 a 66 millones de años), estaba adaptada para el nado activo y poseía quelas apropiadas para la depredación posiblemente de moluscos (Vega et al., 2016). Costacopluma mexicana fue una especie dominante hace 70 millones de años. Los miembros actuales de la familia Retroplumidae se caracterizan por tener un último par de patas de tipo plumoso, lo que les permite alimentarse recolectando materia orgánica. Es posible que las especies de Costacopluma hayan tenido el mismo tipo de alimentación, como parte de una estrategia generalista que permitió la supervivencia de la familia. Un ejemplo de estrategias de supervivencia ha sido documentado recientemente para la especie Costacopluma grayi (Vega et al., 2016; Martínez et al. 2016), inicialmente descrita para el Paleoceno y Eoceno de Alabama, a partir de numerosos individuos de talla pequeña. La misma especie fue reportada para una localidad cercana a Paredón, Coahuila, en rocas de una edad cercana a la extinción de los dinosaurios (66.2 millones de años), con individuos de una talla casi tres veces mayor y de tamaño similar a C. mexicana, especie de la que pudo derivar C. grayi (figura 3). Se ha propuesto que C. grayi pudo sobrevivir gracias al desarrollo de la estrategia conocida como efecto Liliput (Martínez et al., 2016), que es la tendencia a la reducción de la talla corporal como respuesta a eventos de extinción masiva, fenómeno también observado en otros grupos de invertebrados. Costacopluma grayi ha sido encontrada junto con Ophthalmoplax brasiliana en el mismo afloramiento cercano a Paredón, lo que indica que las especies coexistieron seguramente diferenciadas por su nicho ecológico, siendo las especies de Costacopluma recolectoras de materia orgánica en suspensión; por su parte, O. brasiliana era un depredador con capacidad de nado, semejante a las actuales jaibas. Costacopluma mexicana se extinguió 800 mil años antes del evento K/ Pg (66 millones de años), aunque se ha propuesto como posible ancestro de Costacopluma grayi con base en la presencia de ambas especies en localidades de la misma región. Una vez establecida en el NE de México y SE de Estados Unidos, C. grayi sobrevivió a la extinción del K/Pg, reduciendo su talla a causa del efecto Liliput.

CONCLUSIONES

El estudio de los crustáceos decápodos fósiles en México representa una oportunidad para conocer la distribución, ecología, evolución y extinción de distintos grupos de cangrejos, lo cual requiere de un trabajo sistemático (básicamente, descripción de especies) que ha crecido en las casi tres décadas de estudio, y que continúa conforme a los nuevos descubrimientos. El análisis de las poblaciones a través de distintos rangos temporales ha permitido observar patrones que ofrecen explicaciones sobre la persistencia o desaparición de grupos durante eventos de extinción, en particular la correspondiente al Cretácico/Paleógeno, que en el noreste de México está bien documentada, con base en estudios de las faunas de crustáceos del Cretácico Tardío y Paleógeno (figura 4). Los estudios a futuro no sólo enriquecerán la diversidad de los crustáceos decápodos fósiles, también permitirán una mejor compresión de los fenómenos biológicos y sus interacciones con el ambiente.

AGRADECIMIENTOS

Nuestra sincera gratitud a los doctores Elizabeth Chacón y Gabriel Chávez (Facultad de Ciencias de La Tierra-UANL) por la amable invitación para someter la presente contribución, así como a los revisores del Comité de Divulgación de la Ciencia y la Tecnología, por las acertadas sugerencias para mejorar el manuscrito.

* Universidad Nacional Autónoma de México.

** Benemérita Escuela Normal de Coahuila.

Contacto: vegver@unam.mx

REFERENCIAS

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