Biopelículas para recubrir el mango

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México ocupa el primer lugar a nivel mundial en exportación de mango, y el segundo lugar en la producción de uno de los más importantes frutos de la fruticultura mundial. Aunque existen diversas especies de mango, hay uno en particular, regionalmente se le conoce como mango niño, en el cual se está poniendo especial interés, se trata de los frutos pequeños de la variedad de ataulfo. Su tamaño se debe a que no alcanzaron el desarrollo fisiológico por las condiciones climatológicas que afectan los árboles, específicamente cuando éstos se exponen a bajas temperaturas durante el periodo de floración. Este hecho interfiere directamente con la fertilización y el desarrollo en la etapa temprana del producto.

Característicamente, el mango niño es dulce, con cutícula muy delgada y semilla pequeña, la cual, por su tamaño, aparentemente carece de valor comercial para el mercado, dicha condición se denomina estenospermocarpia.

Ante este problema, Rosendo Balois Morales, Yolotzin Apatzingan Palomino Hermosillo y Sara Elena Hernández Guerrero, especialistas del Laboratorio de Alimentos de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), desarrollaron tres biopelículas utilizadas como recubrimiento natural, cuyo objetivo es alargar la vida de anaquel del mango niño. Estos tratamientos están elaborados a base de plátano, guanábana y el propio mango niño, tres de los frutos más abundantes en la región nayarita. Se trata de una barrera para que el intercambio de gases y el metabolismo se ralenticen, lo que da como resultado más tiempo en el anaquel.

La primera etapa en la elaboración de películas comestibles es la disolución  del material (biopolímero) en algún disolvente como agua, alcohol, soluciones de ácido diluidos o mezcla de disolventes; el material debe quedar dispersado. En algunos casos es necesario calentar o ajustar el pH de la suspensión que contiene el biopolímero para disolver la macromolécula. La segunda etapa consiste en agregar una sustancia con propiedades plastificantes. Ésta proporciona al recubrimiento un buen comportamiento mecánico en términos de flexibilidad y resistencia a  la rotura, reduciendo la fragilidad. El plastificante más utilizado es el glicerol, debido a su mayor estabilidad y compatibilidad con las cadenas biopoliméricas hidrófilas. La tercera etapa consiste en la eliminación del disolvente en exceso, por lo que se debe realizar un proceso de secado controlado. La velocidad de secado y las condiciones ambientales determinarán el espesor final y las características estructurales del recubrimiento.

Con este recubrimiento se da un valor agregado al fruto. El objetivo final era observar el lapso de almacenamiento para estimar su posible exportación. Así, tras meses de investigación y pruebas en el laboratorio con mangos niño de diferentes zonas del estado, los especialistas encontraron que el recubrimiento aplicado por inmersión no sólo extiende la vida útil del fruto hasta por quince días, además aumenta su dulzura y le da una mejor apariencia, lo que hace posible su comercialización internacional.

Este proyecto constó de dos etapas: en la primera se estudió el aspecto físico y químico del mango, y en la segunda se investigaron los aspectos microbiológicos y la posibilidad de que la biopelícula protegiera el fruto de las plagas.

(Jessica Y. Martínez Flores)

Fuente: http://conacytprensa.mx

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