Tanatología, el proceso de aceptar la muerte

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Existe un momento en la vida en el que todos debemos partir de este plano, triste momento conocido como “muerte”, resulta del proceso final homeostático en un ser vivo; esto es, el término de la vida. También se definirá como un evento resultante de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Durante el proceso del fallecimiento,  dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) en los núcleos celulares, la réplica de las células se torna cada vez más difícil. Y desde el punto de vista médico es el cese global de funciones sistemáticas; en especial de las funciones bioeléctricas cerebrales y, por ende, de las neuronales.

Entre los distintos tipos de muertes, podríamos hablar de la llamada muerte natural que, como su propio nombre lo indica, es aquélla que se produce a consecuencia de la vejez de la persona en cuestión. Asimismo, la llamada muerte violenta, es aquella que experimenta alguien a raíz bien de un traumatismo contundente y de forma fortuita.

Por lo general, todos pasamos por una etapa de duelo, como consecuencia de la pérdida de una persona amada o significativa para nosotros, asociándose a síntomas físicos y emocionales. En la pérdida, psicológicamente traumática en la misma medida de una herida. El doliente necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal. La muerte repentina es la más difícil de asimilar para los familiares o personas cercanas al fallecido. Una enfermedad terminal es dura de aceptar para el enfermo y sus seres cercanos, debido a esto hay una disciplina integral que estudia el fenómeno de la muerte en los seres humanos, y en otros animales: la tanatología.

Esta disciplina científica se encarga de encontrar el sentido al proceso de la muerte, sus ritos y significado. Que integra a la persona como un ser biológico, psicológico, social y espiritual para vivir en plenitud y buscar su transcendencia. También se encarga de los duelos derivados de pérdidas significativas que no se relacionan con la muerte física o enfermos terminales, como estados vegetativos o terminación de relaciones amorosas.

Una definición más concreta es considerarla como “el estudio de la vida que incluye a la muerte”. Del origen griego thanatos (muerte) y logos (estudio o tratado); por tanto, el objetivo de la tanatología es proporcionar ayuda profesional al paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias, o bien a una persona que viva algún tipo de pérdida.

La tanatología fue aceptada como ciencia a partir de los años cincuenta. Desde su concepción y hasta la actualidad, se ha tratado a la tanatología de manera interdisciplinaria, e incluye la evaluación de nuestra relación con la muerte y no tanto a las especulaciones o creencias (religiosas, culturales o de otra índole). La meta última del tanatólogo consiste en orientar al enfermo hacia la aceptación de su realidad, aceptación que se traduce en esperanza sobre la situación real. Esto incluye una mejor calidad de vida, una muerte digna y en paz.

Uno de los puntos más importantes en la tanatología es el principio de autonomía, el cual le permite al individuo tomar sus propias decisiones relacionadas con el proceso de morir. La dignidad de la persona se comprende sólo a través del respeto a la libertad.

Otro de los aspectos importantes en la tanatología es aprender los diferentes medios por los cuales la persona puede tener ese principio de autonomía. Por ejemplo, pueden llevarse ciertas acciones, desde la realización de testamentos, legados, responsabilidades, o voluntades anticipadas. Un gran reto con respecto al estudio de la tanatología es educar a las personas desde niños y jóvenes sobre los aspectos que involucren el proceso de la muerte y los aspectos espirituales de la existencia.

(Jessica Y. Martínez Flores)

Fuentes: https://es.wikipedia.org

http://tanatologia.org.mx/que-es-tanatologia/

http://www.innsz.mx/opencms/contenido/investigacion/comiteEtica/tanatologia.html