Día Mundial de la Madre Tierra, una reflexión
PEDRO CÉSAR CANTÚ MARTÍNEZ*
CIENCIA UANL / AÑO 18, No. 73, MAYO-JUNIO 2015
La conmemoración del “Día de la Madre Tierra” pretende establecer una conciencia común en el tejido social, particularmente hacia las eventualidades que con carácter universal se padecen en la sociedad, producto de los avances y progresos tecnocientíficos emanados del desarrollo económico. Entre estos problemas globales hallamos el cambio climático, la contaminación, la escasez de agua, el menoscabo a la biodiversidad, entre otras preocupaciones ambientales existentes. (1) Tras este acontecimiento anual, diversas organizaciones no gubernamentales, administraciones gubernamentales, instituciones académicas y organismos privados se encomiendan la tarea de instituir eventos en todo el orbe, para aludir y recordar la imperiosa necesidad de salvaguardar nuestro ambiente.
Tan sólo debemos evocar que durante muchos años de su larga historia, el ser humano ha manejado de manera oscura y confusa los recursos naturales. Esencialmente se ha evidenciado en los pasajes de cuando las colectividades consumían y abatían los recursos de un territorio, simplemente se trasladaban a otro, agotaban así espaciosas superficies de floresta y estimulaban la extinción de especies oriundas. (2)
Esto se incrementó con la Revolución Industrial y el desarrollo de las explotaciones manufactureras, al convertir a los grandes conglomerados, como las ciudades, en notables productores de residuos, y que se caracterizan hoy en día, además, por requerir de una gran demanda de recursos para su sostenimiento. Sucesos como la contaminación procedente de las industrias, el uso indiscriminado de biocidas y la tala de bosques para establecer mayúsculas áreas de cultivos, se volvieron acontecimientos cuyos efectos la sociedad no percibía. Fue hasta 1962, cuando Rachel Carson, (3,4) investigadora norteamericana, publicó el libro Primavera silenciosa, que interesó y atrajo la atención de la opinión pública en el mundo sobre los perjuicios causados a la salud humana y el entorno por el descomunal uso de los pesticidas. Esta obra incitó a la toma de conciencia medioambiental, primeramente estadounidense y luego del contexto mundial, que originó que se atendieran los estragos y destrucción química que esto ocasionaba, y que comprometía la conservación de la naturaleza. Esto conllevó, diez años más tarde, en 1972, a la celebración del Primer Encuentro Internacional sobre el Medio Ambiente Humano, en Estocolmo (Suecia), cuyo objetivo fue concientizar a los líderes internacionales sobre la dimensión y magnitud de los problemas ambientales globales, con el fin de que se establecieran las políticas pertinentes para atenuar los efectos. (4)
Este año, 2015, la comunidad internacional se plantea terminar de concretar la agenda para el desarrollo sustentable, acuerdo universal emanado de la reunión de Río +20. Este esfuerzo podría encaminarnos hacia un futuro mejor, al librar al ser humano de los estragos de la pobreza extrema, conjuntamente con todas sus manifestaciones; pero, además, tutelaría nuestra nueva relación con el planeta y entre todos nosotros. Así, en el presente manuscrito abordaremos las raíces de esta celebración, así como el escenario socioambiental en que nos encontramos.
Génesis de la celebración
El inicio de esta celebración se aduce a Gaylord Nelson, senador por el Estado de Wisconsin, en los Estados Unidos, durante 1970, un 22 de abril, que capitalizó las preocupaciones ambientales y las crisis sociales vigentes en ese momento, para convocar al pueblo norteamericano a unirse en una manifestación pacífica, con el fin de crear conciencia. (5) Luego, este evento se se realizó paulatinamente en diferentes partes del mundo, y hoy cuenta con 45 años de historia.
Sin embargo, oficialmente, durante el sexagésimo tercer periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, (6) celebrada el 22 de abril de 2009, se instauró el “Día Internacional de la Madre Tierra”, considerando como antecedente los documentos instituidos del “Programa 21”, (7) emanado de la reunión de Río de Janeiro (Brasil), celebrada del 3 a 14 de junio de 1992, y contemplando el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sustentable, denominado “Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo”, (8) suscrito en Johannesburgo (Sudáfrica), durante el encuentro del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002. Por lo cual, cada año se preconiza el Día de la Tierra en numerosos países.
Este día internacional se instituye debido a que los líderes del mundo reconocen que la Tierra, como planeta, conjuntamente con sus variados y múltiples ecosistemas, se constituye en la única morada con que cuenta el ser humano. Al mismo tiempo, se advierte la pertinente armonía que debe haber entre las necesidades manifiestas del ser humano con la naturaleza, con el propósito de no comprometer el futuro de la presente generación y de aquellas por venir. Así, se resuelve elegir el 22 de abril como “Día Internacional de la Madre Tierra”, con lo cual se conmina a todos los Estados integrantes de la Asamblea General de las Naciones Unidas a ser partícipes, conjuntamente con las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil, para celebrar este día con el ánimo de mantener y fortalecer una conciencia colectiva sobre los problemas ambientales de la Tierra.
Situación socioambiental
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,9 el escenario sobre la diversidad biológica en el mundo continúa quebrantándose, con muestras tangibles de destrucciones medulares y frecuentes de hábitats, lo que conlleva pérdidas mayúsculas de poblaciones y especies, tanto vegetales como animales. En este sentido, las poblaciones de vertebrados en el mundo han declinado anualmente en promedio 30% desde 1970, lo que ha revelado que 66% de estas especies ahora se encuentre en peligro de extinción. Las presiones, que se constituyen en las principales amenazas, proceden de la creación de medios e instalaciones productivas, de las actividades agrícolas por la demanda de alimento, la introducción de especies exóticas y la contaminación.
Lo anterior nos permite esclarecer que muchos servicios otorgados por la diversidad biológica, hoy en día, se encuentran en riesgo. Esencialmente aquéllos afectados por el cambio de uso de suelo y el menoscabo ecológico. Entre estos servicios ambientales, encontramos la captura de carbono y la regulación de inundaciones, que se han trastocado en los últimos años. Datos recientes, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (10) han permitido estimar que la pérdida de masa forestal en los últimos 5,000 años es del orden de 1,800 millones de hectáreas, con un tasa promedio anual que alcanza la cifra de 360,000 hectáreas al año. Además, se ha observado que este trazo de deforestación en el mundo ha ido a la par con las tasas de crecimiento poblacional, y se observa también que los costos sociales, culturales, económicos y estéticos son mayúsculos comparados con los pocos beneficios obtenidos de éstos. Particularmente, durante el lapso 2000-2010, la superficie boscosa total disminuyó a una tasa de 5.2 millones de hectáreas al año, lo que hace notar que, de seguir en este derrotero, en 775 años desaparecerá la totalidad de los bosques que hoy en día cubren 31% de la superficie terrestre en el mundo, equivalente a 4,000 millones de hectáreas. (9,10)
Mientras que en el contexto del recurso hídrico se reconoce que los servicios y bienes obtenidos de los ecosistemas acuícolas son superlativos, se admite también que las demandas de numerosos sectores han conllevado como resultado la sobreexplotación y contaminación del recurso hídrico en vastas regiones del mundo. Se ha documentado que la extracción de agua se ha triplicado en las últimas cinco décadas en el escenario mundial; (9) y, con el propósito de cubrir las demandas de una población cada vez mayor y con altos consumos de agua, en algunas regiones del mundo ya se ha rebasado el abasto sostenible. Se compromete así la funcionabilidad de los sistemas, ya que el agua demandada para conservar el patrimonio natural, como también los ecoservicios, alcanza 75% del uso total del agua existente, mientras que el agua empleada por el ser humano simboliza 25% del total, y las extracciones con esta última finalidad no son razonables en numerosas áreas del mundo, lo que provoca un desequilibrio en el balance hídrico. Se documenta que:
El consumo total de agua per cápita, medido a través de la huella hídrica, asciende a un promedio de 1,387 m3 por año. América del Norte presenta la huella de agua más alta, de 2,798 m3 por persona por año, mientras que la región de Asia y el Pacífico registra los valores más bajos, de 1,156 m3 por persona por año” (p. 104). (9)
Por otra parte, con respecto a las tendencias demográficas en el mundo, éstas son inquietantes y se puede reconocer, conforme al estudio realizado por las Naciones Unidas en 2014,11 que la población en el mundo logró la cifra de 7.200 millones, con una proyección para 2050 de un incremento de alrededor de 2.000 millones de personas más. Este incremento sucederá principalmente en las naciones menos desarrolladas, asumiendo que en las próximas décadas se manifestará por el incremento de la población en África y Asia. De acuerdo con lo anterior, las proyecciones estimadas en el crecimiento poblacional se considera que la India, para 2028, se constituirá en la nación más poblada del orbe, superando a China.
Además, este mismo reporte revela que también se avizorará un declive de población en algunas naciones, producto de la presencia de tasas de fertilidad inferiores a las tasas de reemplazo, como se estima que sucederá en Alemania, China, Rusia, Japón, Polonia, Rumania, Serbia, Tailandia y Ucrania. Asimismo, se declara que más de 50% de la población mundial vive, en este momento, en áreas urbanas y se estima que la cantidad y la proporción de adultos mayores continuarán elevándose en el futuro próximo. Como consecuencia, los principales eventos de mortalidad y morbilidad en la población sobrevendrán por cauce de los padecimientos de orden cardiovascular, diabetes, afecciones respiratorias y cáncer.
Cantú-Martínez (12) asevera que el contexto mundial debe contemplarse como alarmante, particularmente porque
…20% de la población en el mundo (1.400 millones) subsiste con 1.25 dólares o menos; casi 1.000 millones de seres humanos padecen hambre, cerca de 2.000 millones de personas no cuentan con agua suficiente, y aproximadamente 1.300 millones de pobres carecen de servicios de salud, 1.500 millones de seres humanos necesitan de electricidad, 2.500 millones no cuentan con un retrete, aproximadamente (7) millones de seres humanos fallecen anualmente como secuela de la exposición a la contaminación del aire (p. 36).
A esto se le agregaría la amenazadora problemática emanada del cambio climático, que se constituye hoy en día en un dilema de alta complejidad por sus repercusiones globales, y que se materializa por el incremento de la temperatura del planeta. Este fenómeno climatológico, promovido por las actividades productivas que se ejercitan en nuestra sociedad, y principalmente por las emisiones anuales de contaminantes como el bióxido de carbono, se ha cuadriplicado desde 1950. (13) El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (14) en 2012, informa categóricamente que “cuatro análisis independientes muestran que de 2000 a 2009 se registró la década con las temperaturas más altas y las concentraciones atmosféricas de CO2 también aumentaron” (p. 5). Sus efectos están trascendiendo y afectan la dinámica del ciclo hidrológico, la alteración en la producción de alimentos y de manera primordial la salud de los seres humanos, mayormente en los países en desarrollo, como se ha documentado. (15)
Conclusiones
No obstante que, en los últimos años, se ha realizado un gran número de encuentros internacionales, particularmente en la década de los noventa, con la finalidad de acoger un sinnúmero de acuerdos y propósitos sobre el medio ambiente, y con el objetivo de ocuparse de la degradación ambiental, la situación no ha mejorado como se desearía. En opinión de muchos académicos y organismos internacionales, esta situación ha continuado empeorando, como se citó en las evidencias, y pone en riesgo los servicios y oportunidades que los ecosistemas nos proporcionan para un futuro inmejorable.
Debemos recordar que la “Madre Tierra” desempeña un papel crucial en el desarrollo futuro, ya que en ella se encuentra nuestro sustento, traduciéndose en un impacto no sólo económico por la pérdida de los recursos, sino porque de estos procesos ecológicos inmanentes a su naturaleza depende la existencia de todos los seres vivos, pero principalmente la nuestra. Por ello, es imprescindible pensar y actuar en torno al desarrollo sustentable, como la vía para abatir la pobreza e inequidades sociales, pero además reflexionar en la certeza de heredar en mejores condiciones esta “Madre Tierra”, a la que hemos dejado de venerar y cuidar, al abandonar el fundamento místico de muchas agrupaciones indígenas, y sustituir éste por preceptos más racionales de carácter tecnocientífico.
* Universidad Autónoma de Nuevo León, FCB.
Contacto: pedro.cantum@uanl.mx; cantup@hotmail.com
Referencias
1. Cantú-Martínez, P.C. (2012). Crisis ambiental: desconocimiento del conocimiento. CiENCiAUANL, 15 (58): 26-32.
2. Cantú-Martínez, P.C. (2010). ¿La naturaleza o el hombre? El dilema ambiental. México. Universidad Autónoma de Nuevo León.
3. Carson, R. (1962) Silent spring. Greenwich: CT, Fawcett.
4. Cantú-Martínez, P. C. (2012). El axioma del desarrollo sustentable. Revista de Ciencias Sociales. No. 137 (III): 83-91.
5. Introduction: the Earth Day story and Gaylord Nelson. Recuperado el 22 de abril de 2015, de http://
www.nelsonearthday.net/earth-day/index.htm
6. Naciones Unidas (2009). Día Internacional de la Madre Tierra. Resolución aprobada por la Asamblea General el 22 de abril de 2009. A/RES/63/278.
7. United Nations (1992). Agenda 21. Rio de Janeiro. United Nations Conference on Environment & Development.
8. Naciones Unidas (2002). Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Nueva York. Naciones Unidas.
9. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2012). GEO 5. Perspectivas del Medio Ambiente Mundial. Panamá. PNUMA.
10. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2012). El estado de los bosques del mundo. Roma. ONU.
11. Naciones Unidas (2014). La situación demográfica en el mundo, 2014. Nueva York. ONU.
12. Cantú-Martínez, P.C. (2014). Panorama del desarrollo sustentable en el amanecer del siglo XXI. CiENCiAUANL, 17(69): 35-40.
13. Landa, R., Ávila, B. & Hernández M. (2010). Cambio climático y desarrollo sustentable para América Latina y el Caribe. Conocer para comunicar. México. British Council-PNUD-FLACSO. México.
14. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2012). Midiendo el progreso: metas y brechas ambientales. Nairobi. PNUMA.
15. Cantú-Martínez, P.C. (2014). Cambio climático: sus repercusiones para la sustentabilidad. CiENCiAUANL, 17(67): 31-36.