¿Piloto autómatico o conciencia plena?
KATHIA ARREOLA RODRÍGUEZ*
CIENCIA UANL / AÑO 18, No. 72, MARZO-ABRIL 2015
La concentración es más difícil de practicar en nuestra cultura, en la que todo parece estar contra la capacidad de concentrarse. El paso más importante para concentrarse es aprender a estar con uno mismo, sin leer, escuchar la radio, fumar o beber. Sin duda, concentrarse significa poder estar solo con uno mismo –y esa habilidad es precisamente una condición para la capacidad de amar–. Si estoy ligado a otra persona porque no puedo pararme sobre mis propios pies, ella sería algo así como un salvavidas, pero no hay amor en tal relación. Paradójicamente, la capacidad de estar solo es la condición indispensable para la capacidad de amar. Quien trate de estar solo consigo mismo descubrirá cuán difícil es. Comenzará a sentirse molesto, inquieto, e incluso considerablemente angustiado. Se inclinará a racionalizar su deseo de no seguir adelante con esa práctica, pensando que no tiene ningún valor, que es tonta, que lleva demasiado tiempo, y así en adelante. Observará, asimismo, que llegan a su mente toda clase de pensamientos que lo dominan. Se encontrará pensando acerca de sus planes para el resto del día, o sobre alguna dificultad en el trabajo que debe realizar, o sobre lo que hará esa noche, o sobre cualquier cosa que le ocupe la mente, antes que permitir que ésta se vacíe. (1)
El interés científico por mindfulness y por su práctica ha crecido de manera exponencial, tal como lo hemos visto en las publicaciones científicas, programas de intervención en el sector salud y libros sobre el tema. A continuación, se resalta su importancia dentro de la psicoterapia en general.
Los intentos de incorporar la meditación a la psicoterapia iniciaron en los años sesenta. (2) El primer trabajo sobre mindulness apareció en 1975, pero partir de 2002 los investigadores y clínicos han mostrado un extraordinario interés por la conciencia plena y constatable en un incremento de publicaciones científicas. Mindfulness ha de utilizarse para describir tres manifestaciones: un constructo teórico, una práctica para desarrollar mindfulness, como la meditación, y como un proceso psicológico (estar consciente –mindful–). (3) En el desarrollo de este artículo, describiré cada uno de éstos.
Mindfulness como constructo teórico
Mindfulness es un constructo teórico que procede de las tradiciones orientales (especialmente del budismo) y de su reciente adaptación a la cultura y a la ciencia occidental. (4) La palabra en inglés originalmente proviene de Pali, una palabra sati, que significa conciencia, atención y recordar.5 Se traduciría al castellano como conciencia plena, atención plena, atención consciente, atención intencional, conciencia inmediata o conciencia del momento, aunque lo cierto es que resulta difícil encontrar una palabra que corresponda al significado real de dicho término. (5) Asimismo, mindfulness se ha empleado en contextos científicos y de carácter académico, pero el concepto asociado para su uso y aplicación en la vida diaria es meditación, aunque en términos no sean sinónimos y tenga un significado menos preciso.
Jon Kabat-Zinn, (6) profesor emérito de medicina, fundador y director de la clínica para reducción del estrés y del centro para la práctica de mindfulness en la Universidad de Medicina en Massachusetts, propone como definición la capacidad de prestar atención a la experiencia del movimiento presente, con una actitud de aceptación y no juicio. Mientras que el psicobiólogo de origen español, Simón lo define como la capacidad humana universal y básica que consiste en la posibilidad de ser conscientes de los contenidos de la mente momento a momento. En ese sentido, todos estamos familiarizados con mindfulness, porque hace referencia a estar en contacto con la realidad del momento presente y a tener conciencia de lo que está haciendo. (7) En términos generales, podemos afirmar que mindfulness se relaciona con la calidad de la conciencia con la que vivimos nuestras vidas; como señala Miró, (7) vivir en “piloto automático” o con mindfulness (atención plena). El primer caso se refiere a estar físicamente presentes de acuerdo a la experiencia, mientras nuestra mente esté divagando; en cambio, en el segundo caso, nuestra mente está con todos nuestros sentidos.
Mindfulness como práctica
La meditación es, casi con toda probabilidad, la técnica más eficaz para el manejo del estrés y el crecimiento personal.8 Diversos investigadores apuntan a mindfulness como “el ingrediente esencial en las diversas modalidades de terapia”. (4) Se considera fundamental para la psicoterapia, por los aspectos que han de emplearse en una herramienta terapéutica, con independencia del beneficioso papel que pueda desempeñar en la relación terapeuta/paciente. Enseñarles a los pacientes a practicar ellos mismos la atención plena y a utilizar su capacidad de flexibilizar y de proporcionar energía en la mente. (4)
La aplicación de dicha técnica no se considera como una rígida estructura de orientación, sino como la búsqueda de la paz interior; es decir, no es necesario convertirte en monje para practicarla. El surgimiento del mindfulness no es reciente y, por ende, lleva consigo el sello de una filosofía y una historia oriental, así como fundamentos de carácter elemental para su práctica, los cuales desarrollaremos a continuación.
La actitud y el compromiso son los fundamentos de la práctica. Los factores relacionados con la actitud son siete y constituyen los principales soportes de la misma: (6) no juzgar (testigos imparciales de la propia experiencia), paciencia (comprender que las cosas suceden cuando tienen que suceder), mente de principiante (dispuestos a verlo todo como si fuese la primera vez), confianza (creer en uno mismo, en los propios sentimientos, en la propia intuición, sabiduría y bondad), no esforzarse (practicar la atención plena sin tener la intención de obtener algún resultado), aceptación (tomar cada momento como llega y estar de lleno con él tal y como es) y ceder (sin aferrarse a las personas o cosas).
Mindfulness en la psicología occidental
La divulgación de las filosofías orientales en la psicología occidental, concretamente en la psicología cognitiva, han sido de excelente cultivo para el estudio y aplicación de las prácticas meditativas procedentes principalmente del budismo. (9)
Mindfulness se emplea para referirse a estados psicológicos de conciencia, una práctica que promueve el procesamiento de la información. Actualmente, la mayor cantidad de estudios publicados y modelos desarrollados es de orientación cognitiva; sin embargo, importa resaltar que la integración a la teoría y práctica clínica abarca un amplio rango de orientaciones, ya que hablamos de una capacidad humana universal y puede incluirse en diferentes campos de la psicología y de la ciencia: la terapia cognitivo-conductual, psicoanálisis, psicoterapia humanista, neurociencia, psicología transpersonal, psicología de la salud y psicología positiva.
Con base en Bishop et al., (9) la psicología contemporánea lo ha adoptado como una técnica para incrementar la conciencia y para responder de manera más hábil a los procesos mentales que contribuyen al desarrollo de trastornos psicopatológicos y a otro tipo de problemas del comportamiento. Me gustaría abordar cada una de las escuelas de la psicología y su relación teórica y práctica con el mindfulness; sin embargo, por lo diversa y extensa la descripción en cada una de ellas, me centraré en la que hoy conocemos como psicología cognitiva.
Los enfoques basados en mindfulness también prestan una atención especial a la importancia de los recursos y del potencial personal y a la capacidad del “sistema” de un individuo para curarse a sí mismo (o curarse desde dentro). Así, los individuos alcanzan en forma espontánea un punto (especialmente cuando están bien guiados y orientados) en el que pueden pasar de un estado de desequilibrio y angustia a uno de mayor armonía y serenidad, con respecto a sí mismos y con una consecuente mejora de la percepción subjetiva de bienestar. La práctica del mindfulness es una disciplina que unifica todos los componentes de “sanar” mencionados antes, y aporta un punto de convergencia en el fértil diálogo surgido en las dos últimas décadas entre Oriente y Occidente, en el ámbito de la ciencia de la psicología. (10)
Centrarse en el momento presente tiene en el mindfulness un sentido distinto. Se trata de centrarse y sentir las cosas tal y como suceden, sin buscar su control. No se centra en un pensamiento para cambiarlo por uno positivo. Se centra en un pensamiento o actividad, la que se proponga, en sí misma, sin ánimo de control sobre ella. (11) La popularidad creciente entre los profesionales ha llevado el interés a delimitar los fundamentos de orden científicos. Brown y Ryan (12) señalan que la conciencia (conciousness) posee dos aspectos: la atención y la percepción (awarness). La percepción se refiere en el modelo a la experiencia subjetiva, tanto de los fenómenos internos como de los externos. La atención dirige el foco de la percepción hacia los aspectos seleccionados de la realidad. (12) La psicología occidental, especialmente la neurociencia y la ciencia de la conducta, tiende a percibir la mente desde un punto de vista mecanicista. Desde este punto de vista, se ha sugerido que la meditación opera a través de mecanismos.
El psicólogo americano Christopher Germer distingue diferentes cualidades para lo que denomina “momentos mindfulness”, los cuales son a) no conceptual, es conciencia sin quedar absortos en nuestros propios procesos de pensamiento; b) centrado en el presente, es decir, en el aquí y el ahora, no divagando en cuestiones del pasado o futuro; c) no condenatorio, que es experimentar, sin elaborar juicios de crítica o juicos de valor; d) intencional, incluye la intención de dirigir la atención; e) observación participante, es decir, experimentar en la mente y cuerpo; f) no verbal; g) exploratorio, la conciencia divaga en diferentes niveles de percepción, h) liberador, cada momento de conciencia produce un estado de liberación del sufrimiento condicionado. Estas ocho cualidades se considerarían como componentes o procesos psicológicos implicados en la práctica de mindfulness. Por otro lado, Hayes y Wilson han indicado algunos elementos importantes relacionados con mindfulness: la exposición, el cambio cognitivo, la autorregulación, la relajación y la aceptación. (9)
Siendo el mindfulness un amplio tema de investigación, tiene por consecuencia una cantidad diversa de abordajes teóricos complementarios a su estudio; en este sentido encontramos abordajes disímiles, lo cual nos lleva concluir la existencia de múltiples paradigmas tanto de la psicología como de otras áreas del saber; sin embargo, coinciden en un punto: el bienestar individual y colectivo. Se ha demostrado que mindfulness posee numerosos beneficios en la salud, incluyendo el incremento de las defensas del sistema inmunológico. Así, investigaciones confirman la reducción depresión y reducción de ansiedad tras la práctica MBSR. (5) Kabat Zinn ha sido uno de los precursores de la integración dentro de la medicina de las prácticas del mindfulness. Su programa para el control y reducción del estrés (MBSR) ha demostrado una gran eficacia en personas con dolor crónico que no remetían con otras terapias. A partir de ello, surgieron programas dirigidos a diferente población clínica con padecimientos de depresión, adicciones, cáncer, etc.
Una notable evidencia empírica, psicoterapéutica y neurofisiológica revela que las aplicaciones específicas de mindfulness mejoran la capacidad de regular las emociones, de combatir las disfunciones emocionales; optimizan las pautas cognitivas y reducen los pensamientos negativos. Se observa un mejorable funcionamiento del organismo, pues esas aplicaciones hacen que los procesos de curación, de respuesta inmunitaria, la reactividad al estrés y la sensación general del bienestar físico funcionen más eficazmente. Las relaciones con uno mismo y con los demás también mejoran, ya que aumenta la capacidad de empatía y compasión. (6)
Actualmente, en el ámbito de la psicología, mindfulness se ha incluido en una gran variedad de terapias y programas de tratamiento. (9) Diversos modelos integran la práctica de mindfulness como uno de los principales componentes de la intervención. Los más conocidos en la terapia cognitivo-conductual son Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR) por Jon Kabat Zinn en 1990; Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT), propuesta por Segal, William y Teasdale en 2002; Acceptance and Commitment Therapy (ACT) por Haynes, Strosahl et al., en 1999, y Dialectical Behavioral Therapy (DBT), por Linehan en 1993.13
Para finalizar este artículo, invito a los lectores a responder : ¿Mind full o Minful?
* Universidad Autónoma de Nuevo León,
FaPsi.
Kathia_arreola@hotmail.com
Referencias
1. Fromm, E. (1959). El arte de amar. Paidós, México, D.F.
2. Simón, V. (2006). Mindfulness: aplicaciones clínicas. [ONLINE] Available at: http://www.aemind.es/ Articulos/Mindfulness-Neurobiologia-2006.pdf. [Last Accessed 19 de Febrero 2014].
3. Simón, V., (2012). Aprender a practicar mindfulness. Papeles del psicólogo. 33 (1), pp.60 – 73.
4. Simón, V. (2010, septiembre-diciembre 2010). Mindfulness y psicología: presente futuro. Información psicológica. 162 – 167. Extraído 19 de Febrero 2014 desde http://www.amys.es/publicaciones/ mindfulness-y-psicologia-presente-y-futuro
5. Davis D. & Haynes J. (2010, junio, 8). What are the Benefits of Mindfulness? A Practice review of Pshychoterapy – related Research. 198-205. Extraído el 11 de febrero de 2014 desde American Psychological Association.
6. Bartolomé R., Montañés J., Montañés M., Parra M. (2012). Conociendo Mindfulness. Dialnet. Extraído 17 de Febrero 2014. http://www.google.com.mx/ url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CD AQFjAA&url=http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es% 2Fdescarga%2Farticulo%2F420 2742.pdf&ei= JKAFU5HBKeXQ2AXe3YGYAg&u sg=AFQjCNESqoWLKaxTuLoUZaORIYjgh7EioA
7. Miró M. (2007). La atención plena (Mindfulness) como intervención clínica para aliviar el sufrimiento y mejorar la convivencia, Revista de Psicoterapia, XVII (66-67): 31-76.
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