Logran velocidades de transmisión de 32 gigabits por segundo

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Luis E. Gómez

Fuente: Amazings / NCYT

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 69, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2014

Con base en avances técnicos previos, en los que se consiguió retorcer haces de luz para enviar datos a tasas elevadísimas sin precedentes, científicos de la Escuela Viterbi de Ingeniería han desarrollado una técnica similar con radioondas, alcanzando altas velocidades sin algunos de los problemas que pueden surgir en los sistemas ópticos.

La tecnología desarrollada por el equipo de Alan Willner, profesor de ingeniería electrónica, dependiente de la Universidad del Sur de California en Estados Unidos, ha alcanzado tasas de transmisión de datos de 32 gigabits por segundo, a través de 2.5 metros de espacio libre, en un laboratorio ubicado en los sótanos de la universidad.

Para hacernos una idea, 32 gigabits por segundo es lo bastante rápido para transmitir una película de alta definición de más de diez horas y media de duración, y es 30 veces más rápido que el LTE de comunicaciones inalámbricas (estándar de la norma 3GPP). Aún se pueden alcanzar tasas de transmisión de datos más rápidas (el propio Willner lideró un equipo hace dos años que retorció rayos de luz para transmitir datos a nada menos que 2,56 terabits por segundo), pero los métodos que permiten hacerlo utilizan luz para transportar los datos.

La ventaja de las radioondas es que usan haces más amplios y robustos. Los rayos más amplios pueden afrontar mejor los obstáculos entre el transmisor y el receptor, y a las ondas de radio las afectan las turbulencias atmosféricas, como les ocurre a las ondas ópticas.

Para alcanzar tasas de transmisión tan altas, los investigadores de la citada universidad, así como de la de Glasgow, en el Reino Unido, y la de Tel Aviv, en Israel, retorcieron varios haces agrupados de ondas de radio. A tal fin, hicieron pasar cada haz, que transportaba su propio flujo independiente de datos, a través de un dispositivo que retorcía cada uno de éstos en una forma helicoidal particular, parecida a la del ADN. Un receptor en el otro extremo de la habitación invirtió entonces la deformación, y recuperó las diferentes secuencias de datos. (Luis E. Gómez) (Fuente: Amazings / NCYT)