Para el poeta Homero, el alma como si no existiera

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Zacarías Jiménez

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 69, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2014

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Psique. La idea del alma y la inmortalidad en los griegos
Edwin Rhode
Fondo de Cultura Económica
México, 2006

El alma, nos enseña Aristóteles, es, dentro de un cuerpo orgánico vivo creado por la naturaleza, lo que da realidad de vida, la forma impresa a la materia del cuerpo, la plasmación de la capacidad de vida propia e independiente de que este cuerpo está dotado, escribe Edwin Rhode en su libro Psique. La idea del alma y la inmortalidad en los griegos.

A través de la obra de poetas y filósofos de la cultura griega, Rhode muestra un recuento de las concepciones del alma que han trascendido e influido en nuestros días. Apartados como “La fe en el alma y el culto en los poemas homéricos”, “Los héroes”, “Orígenes de la fe en la inmortalidad”, “La idea de la inmortalidad del alma en los filósofos y poetas”, “Los tiempos posteriores del helenismo”, entre otros, fortalecen nuestra educación en las humanidades y despiertan la inquietud por seguir cultivándolas.

n el apartado “La fe en el alma y el culto en los poemas homéricos”, el autor se centra en el subtema ‘Los poemas homéricos’, en el que nos muestra una concepción del alma que perturba, pero coadyuva a conocernos a nosotros mismos. La poesía homérica, escribe Rhode, toma muy en serio la convicción de que las almas, al separarse de los cuerpos con la muerte, se van a vivir una vida a medias y carente de conciencia en el país asequible de los muertos. Los muertos, privados de una conciencia clara, huérfanos por tanto de aspiraciones y de voluntad, sin influencia alguna sobre la vida de este mundo, y sin disfrutar tampoco, por ello mismo, de la adoración de los vivos, se hallan alejados por igual del miedo y del amor. No existe medio alguno para llevarlos por ninguno de estos caminos.

Rhode agrega que Homero no deja traslucir ni el más leve conocimiento de aquellos conjuros de los muertos ni de aquellos oráculos funerarios con que se hallaban tan familiarizados los griegos de una época posterior. Con frecuencia los dioses intervienen en la misma poesía, dice Rhode, en el desarrollo de la acción poética, pero jamás observamos que lo hagan las almas de los muertos. La cosa cambia ya en los inmediatos continuadores de la épica homérica. Pero para Homero, el alma, desde el momento en que se halla confinada en el Hades, es como si no existiera. Otros pensadores como Heródoto, los presocráticos y Platón engrosan las concepciones acerca del alma que tuvo la cultura griega y que hoy nos ayudan a aprehender la realidad. (Zacarías Jiménez)