Mujeres con destino trágico
Seis niñas ahogadas en una gota de agua
Beatriz Espejo
UANL/Demac
México, 2009
CIENCIA UANL / AÑO 16, No. 64, OCTUBRE-DICIEMBRE 2013
“En general me arrepiento de toda mi vida. Creo que ha sido un error de principio a fin. Han sido tantas patas”, dice la escritora Elena Garro, en el ensayo Elena Garro, una maga que transformaba la realidad en literatura, de su colega Beatriz Espejo. El texto forma parte del libro Seis niñas ahogadas en una gota de agua, en el que Espejo manifiesta su admiración, además, por escritoras que han creado textos fundamentales para la literatura mexicana, a decir: Pita Amor, Guadalupe Dueñas, Rosario Castellanos, Amparo Dávila, Inés Arredondo y la mencionada narradora, Garro. En lenguaje ameno y con actitud crítica, Beatriz Espejo nos habla acerca de la personalidad singular de las mencionadas escritoras, entretejido con puntos de vista acerca de su obra, y sazonado con anécdotas que dan una dimensión a los textos más allá de las palabras. Acerca de Elena Garro, escribe: cuando Octavio Paz la invitó a bailar, se negó y él le dijo abruptamente: “la conozco muy bien. Es usted una puritana y ahora viene con el pastor protestante de su parroquia”. Y alude a la calidad extraordinaria de algunas de sus creaciones, sus novelas (Los recuerdos del porvenir, Andamos huyendo, Lola); de sus obras de teatro y sus cuentos, entre otras. Asimismo, aborda los últimos días difíciles de la escritora poblana, común denominador de las demás escritoras comentadas, de ahí el título del libro.
Acerca de Rosario Castellanos, Espejo escribe: quizá porque presintió que su vida sería breve, se preocupó por aprovechar el tiempo y se convirtió en nuestra primera mujer de letras atendiendo al más amplio sentido del concepto. De Amparo Dávila menciona que fue secretaria de Alfonso Reyes, quien le aconsejó que escribiera cuentos, convencido de la fluidez de su lenguaje. Su consejo se apoyaba en la valoración de sus aptitudes. Ella misma apuntó: “yo hice cuentos con la misma naturalidad con que otros niños hacen palomas al jugar con barro; cuentos que sin duda eran malos, pero que eran cuentos”.
Acerca de Guadalupe Dueñas, la autora refiere: en la propia opinión de Guadalupe Dueñas que su soltería no la dejaba comprender muchas cosas, los deleites de la maternidad (aunque en su literatura los niños casi siempre son verdaderos monstruos) o las altas y las bajas de una unión estable. En el ensayo “Pita Amor, un mito mexicano”, la autora afirma que de tan apabullante, su leyenda acabó devorando su obra. Aseguraba que a pesar de su educación formal, escribe de Inés Arredondo, nadie le enseñó a escribir cuentos, se orientaba por las críticas mortales de Tomás Segovia, lector de sus textos una vez terminados, y de la llamada Generación de Medio Siglo.
Las seis niñas ahogadas en una gota de agua tuvieron una vida intensa, fueron mitos, fantasiosas, magas, creadoras, ambiguamente fructíferas y de pasiones subterráneas, por lo que Beatriz Espejo escribe un libro de gran calidad literaria, digno de llevarse como texto o de leerse por mero placer. Las seis niñas en realidad fueron mujeres con destino trágico. Al escribir acerca de las escritoras que admira, Beatriz escribe sobre sí misma, por prosa intensa y emotiva. (Zacarías Jiménez)