Las alergias vienen de dentro

Image: www.saulperez.com

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Luis E. Gómez

Fuente: Amazings/NCYT

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 68, JULIO-AGOSTO 2014

La intuición llevaría a pensar que en zonas con mayor cantidad de polen se producen más alergias. Pues no es así. El censo más amplio realizado hasta la fecha, con una muestra de 10.000 personas repartidas por toda la geografía estadounidense, a quienes se les midieron anticuerpos de 19 alérgenos diferentes, establece que la prevalencia de alergias en mayores de cinco años es la misma en cualquier región de EE.UU.

“Este fue el resultado más inesperado del estudio”, explica a Sinc Darryl Zeldin, líder del trabajo y director del Instituto Nacional de Salud Ambiental del NIH. “Imaginábamos que en unas zonas la población sufriría más alergias que en otras. En cambio, la prevalencia [proporción de individuos con ese problema en un periodo determinado] es prácticamente idéntica a lo largo de EE.UU., lo que nos hace pensar que lo importante no son los factores externos, sino los internos”.

“Es un dato verdaderamente interesante”, opina Josep Maria Antó, director del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona y coordinador del proyecto europeo MeDall, destinado a entender los mecanismos de aparición de las alergias. “Desde hace diez años sospechamos que no son tanto el resultado de una exposición a alérgenos específicos, sino más bien una predisposición previa que se manifiesta cuando hay exposición. El estudio apoya esta hipótesis”, apunta Antó, que no está involucrado en la investigación.

Los investigadores estadounidenses han confirmado que el tipo de alergia sí es diferente en una región u otra. Por ejemplo, en la costa este hay más alergias a sustancias propias de interiores, como pelo de gato o ácaros del polvo, y en la costa oeste a sustancias de exteriores, como hierbas o polen. Pero el hecho de que la prevalencia final sea tan similar indica que “si alguien tiene predisposición a sufrir alergias, va a reaccionar ante lo que encuentre en su ambiente, ya sea polen, cucarachas, comida o pelos de gato. Lo importante no es a qué te expongas, sino la sensibilidad de tu sistema inmunitario a sobrerreaccionar”, sentencia Zeldin. (Luis E. Gómez) (Fuente: Amazings/NCYT)