¿QUIERES SER CIENTÍFICO?
Luis E. Gómez
CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 68, JULIO-AGOSTO 2014
Ciencia sin ceso. Locura doble
Marcelino Cereijido
Siglo XXI Editores
México, 2011
¿Estás seguro de que te quieres dedicar a la investigación científica? ¿Sabes en qué te metes cuando tomas esta decisión? ¿De qué te vas a mantener? Estás y otras interrogantes suelen ser plantadas por las familias y los amigos de los jóvenes que pretenden adentrarse en ese fascinante mundo de la investigación científica. Y no están tan alejados de la realidad, como nos dice Marcelino Cereijido en Ciencia sin ceso. Locura doble, hoy en día es difícil ser investigador profesional en el tercer mundo, porque si bien tenemos las condiciones para formarlos como si fueran del primero (esto no implica lo buenos o malos que pudieran ser), nuestra cultura aún no está preparada para albergar un aparato científico-técnico-productivo moderno.
Cereijido toma como base sus propias experiencias, y hace una relectura de la labor del investigador con la ayuda de la historia y la filosofía de la ciencia, con lo cual crea una especie de recetario para aprovechar la locura constructiva que se esconde en cada científico y evitar el mal de la locura doble, o sea Ciencia sin seso.
Las reflexiones del autor tocan un buen número de temas, los cuales son vistos desde las diferentes visiones de las disciplinas asociadas al campo de los estudios de la ciencia y la tecnología. Cereijido inicia en la historia y la filosofía del conocimiento científico, la epistemología; arriba luego a la fisiología y toca la psicología cognitiva, la sociología y la antropología de la ciencia, las ciencias de la educación, la gestión y políticas de la ciencia y la tecnología. Aunque bien parecen demasiadas, el autor establece que no pretende realizar una exposición sistemática desde cada una de
estas disciplinas, sino más bien orientar al novel investigador en un campo que, por su inmadurez, aún desconoce.
El libro está dirigido sobre todo a los jóvenes que desean ingresar a la carrera científica como investigadores. Si bien dijimos que el autor crea una especie de recetario para aprovechar la locura constructiva de cada individuo, no lo es así para quienes buscan un conjunto armado de soluciones prácticas para su quehacer científico, pues, afirma el autor: “La formación de un científico no puede ser comunicada en un manual […] sino trabajando, tomando café, contando anécdotas […]”. La estrategia del autor consiste en apelar a la autorreflexión de los practicantes de la ciencia, recordándoles que la investigación científica es ante todo una actitud ante la vida. (Luis E. Gómez)