¿Biotecnología y Pobreza son incompatibles?

Zacarías Jiménez

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 66, MARZO-ABRIL 2014

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Cultivos transgénicos para la agricultura latinoamericana.
Carlos A. Blanco (coord.) FCE/SEP/Conacyt México, 2008

Desde 1985, la política agrícola en México comenzó el retiro de todo apoyo público del Estado a la producción agropecuaria. Actualmente esta tendencia es más aguda, escriben las investigadoras Yolanda Massieu Trigo y Michelle Chauvet en su artículo “La agricultura transgénica y los recursos fotogénicos en México”, incluido en el libro Cultivos transgénicos para la agricultura latinoamericana, coordinado por Carlos A. Blanco.

A decir de las investigadoras, una caracterización de la agricultura mexicana acepta que existen dos grupos principales de productores: los pequeños campesinos y los grandes empresarios. Los primeros se caracterizan por un escaso uso de maquinaria, semilla mejorada, nuevas tecnologías e insumos agroquímicos. Las semillas se obtienen de la cosecha y existen prácticas agrícolas tradicionales. Son el grupo más numeroso de productores y siembran básicamente maíz y frijol, en buena medida para autoconsumo. Los segundos usan maquinaria, semilla mejorada, insumos químicos y nuevas tecnologías. Muchos de ellos están vinculados a grandes corporaciones multinacionales y se dedican a la exportación.

En relación con los productores comerciales, a partir de las políticas económicas neoliberales se ha dado una estructura dual, algunos han tenido éxito con el nuevo modelo y exportan su producto; pero otros, que producen para el mercado interno, han tenido problemas de rentabilidad. En ambos casos, se ha incrementado la dependencia hacia corporaciones de agronegocios. Las autoras no son optimistas al opinar acerca de la biotecnología aplicada a la agricultura mexicana, pues mencionan: “Uno de los objetivos explícitos de la biotecnología agrícola es el aumento de la competitividad; en el caso mexicano, la situación crítica hace imposible para los productores agrícolas usar esta nueva tecnología, dado que su situación es muy desigual en comparación con sus competidores estadounidenses”.

Lo anterior remite a si es posible que la biotecnología transforme la agricultura mexicana y de dónde se obtendrá la inversión necesaria, puesto que los grandes empresarios agrícolas tienen problemas de rentabilidad debido a la apertura comercial, y los pequeños campesinos se encuentran en tal situación de pobreza que han optado por la migración, principalmente a los EUA, mientras que sus familias continúan dependiendo económicamente de ellos; asimismo, la parcela asegura un escaso porcentaje de la alimentación. ¿Podría decirse, a partir de lo expuesto, que biotecnología y pobreza son incompatibles? (Zacarías Jiménez)