Inhibidor del miedo, posible terapia para estrés postraumático y ansiedad

Científicos del Centro de Bienestar de Sainsbury, en Inglaterra, realizaron un análisis sobre cómo el cerebro llega a suprimir el miedo instintivo frente a las amenazas que se repiten a lo largo de la vida. Dichos miedos son aquellos más profundos y complicados de manejar, pues producen una señal de alerta ante un peligro inminente que pone al cuerpo en estado de supervivencia.

Un ejemplo claro de éstos es el miedo a las alturas, el cual se encuentra en la mayoría de los humanos; sin embargo, dichas reacciones ante situaciones específicas pueden disminuir si el organismo las enfrenta constantemente. En el caso de los animales, si sobreviven a un escenario de riesgo perderán con el tiempo el miedo, mismo caso para los humanos.

Los investigadores del SWC llegaron a una posible respuesta, tras analizar el cerebro de ratones asustadizos que lograron superar sus miedos, encontraron la zona que produce la “valentía”, además de los componentes clave que llevaron a ese aprendizaje. El área del cerebro encargada de dicha tarea es llamada núcleo geniculado ventrolateral, ésta suprime las reacciones de miedo.

Dicha estructura es alimentada por la información que reciben las áreas visuales de la corteza cerebral, siendo fundamental para que el cerebro aprenda que un estímulo inminentemente peligroso no representa un riesgo real. Los investigadores ahora se encuentran extrapolando los resultados para presentarlos en situaciones de personas con síndrome de estrés postraumático o ansiedad.

 

Ismael Contreras Siller

 

Fuentes: Sainsbury Wellcome Centre, Science, WIRED