La forma del corazón determina el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares

Un estudio liderado por Julia Ramírez, y demás científicos españoles de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con otras universidades a nivel internacional, lograron crear modelos tridimensionales de la forma completa del corazón, partiendo de imágenes de resonancia magnética.

Se consideraron las diferentes secciones de este órgano para su representación, tanto del ventrículo izquierdo y derecho, mientras se mantenía relajado tras la contracción.

Fueron obtenidas 40,000 resonancias provenientes de UK Biobank, una enorme base de datos pública con la información de medio millón de británicos. Con estas imágenes, el equipo clasificó las medidas morfológicas en 11 coordenadas matemáticas como representación de la forma completa del corazón.

La primera coordenada se encuentra relacionada con el tamaño, la cuarta con su orientación, la quinta con la esfericidad, y la última con el grosor. Una vez que fueron estudiadas estas 11 dimensiones, se analizó si eran componentes heredables, y la respuesta fue que sí.

Se encontraron 45 áreas del ADN asociadas con la forma del corazón y, aunque varias ya eran conocidas, 14 de ellas eran desconocidas hasta la fecha; no se habían encontrado vínculos entre estos genes y enfermedades o rasgos cardíacos, por lo que se da paso a nuevas relaciones biológicas por estudiar.

En cuanto a los resultados, el equipo reveló que los corazones más pequeños poseen un mayor riesgo de diabetes, mientras que aquellos más esféricos están asociados con fibrilación auricular. Si bien el equipo demostró la relación entre la genética con la forma del corazón, se debe seguir investigando si dichas variantes predisponen a un riesgo cardiovascular que se pueda prevenir.

 

Ángel Ismael Contreras Siller

 

Fuentes: Nature communications, El País