Predicción de las actitudes hacia personas no heterosexuales en estudiantes de la Salud
JOSÉ MORAL DE LA RUBIA*, ADRIÁN VALLE DE LA O**
CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 66, MARZO-ABRIL 2014
Se define homosexualidad como la orientación sexual hacia personas del mismo sexo. En la sociedad occidental, tradicionalmente esta orientación ha sido rechazada. La religión la ha estigmatizado como una orientación antinatural o contra la ley de Dios; la medicina, como una patología sexual, y los códigos penales como un delito. (1) A partir de la década de 1970, esta actitud de condena abierta ha tendido a desaparecer y a sustituirse por una actitud de rechazo sutil, expresado a través de chistes vergonzantes, bromas sexuales, insultos ofensivos, chismes difamatorios y discriminaciones enmascaradas. (2)
Las actitudes son disposiciones relativamente estables que provocan una determinada forma de reaccionar ante personas, grupos o situaciones. (3) En la actitud hacia las personas no heterosexuales se distingue un rechazo manifiesto: conductas agresivas y discriminación abierta frente a un rechazo sutil con un trato diferencial simulado y matizaciones devaluadoras. (4)
En la medición de las actitudes hacia personas no heterosexuales destaca la escala ATLG (Attitude Toward Lesbians and Gay men Scale). La ATLG fue creada por Herek en 1984 y se ha adaptado en varios países de distintas culturas.(5) En su validación en México se observó que los diez ítems que evalúan la actitud hacia los hombres homosexuales se dividen en dos factores: uno de rechazo abierto y otro de rechazo sutil. Sin embargo, los diez ítems que evalúan la actitud hacia las lesbianas integran un único factor con mayor presencia de contenidos de rechazo manifiesto. (6) Esta solución trifactorial tiene el atractivo de retomar la distinción entre lo sutil y lo manifiesto, señalada como importante en la evaluación de las actitudes. (4,7)
Con la aparición de la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), los hombres que tienen sexo con hombres se han señalado como uno de los principales grupos de riesgo de vivir con VIH. Se documentan casos de demora de atención clínica, despidos, negativas a la renovación de contrato laboral y cancelación de pólizas de seguro en este grupo poblacional por su estatus serológico, los cuales son actos no sólo injustos y discriminatorios, sino en sí mismos ilegales.8,9 Para cumplir con los derechos de salud de las minorías sexuales, especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres, se ha evaluado la actitud en estudiantes de ciencias de la salud y se han implementado talleres para promover un cambio actitudinal hacia la aceptación de la diversidad sexual. (10)
Desde una perspectiva psicosocial y funcional de las actitudes, la actitud la determinan procesos de identidad y pertenencia grupales (11) (con especial influencia, en temas de sexualidad, del género (12) y de la adscripción religiosa), (13) por el contacto personal con el objeto, (13) y por procesos de maduración psicosocial e integración de experiencias personales, (14) los cuales son los aspectos considerados en este estudio.
El objetivo de la presente investigación es predecir las actitudes hacia hombres homosexuales y lesbianas entre estudiantes de ciencias de la salud, desde un marco teórico psicosocial, por medio de variables sociodemográficas (sexo, edad y adscripción religiosa), internas o experienciales (orientación sexual autodefinida, haber tenido relaciones sexuales, número de pareja sexuales y tener amigos no heterosexuales o que viven con VIH) y de aspectos clínicos (haberse hecho la prueba de VIH y haber atendido clínicamente a personas que viven con VIH).
En relación con estas diez variables, se establece como hipótesis que la orientación no heterosexual, tener creencias religiosas personales sin adscripción a ninguna organización religiosa o ser ateo, sexo femenino, tener amigos no heterosexuales, tener amigos que viven con VIH, haber atendido clínicamente a personas que viven con VIH, mayor edad, ser sexualmente activo y tener un mayor número de parejas sexuales se asociarán o serán predictivas de una actitud de mayor aceptación hacia personas no heterosexuales en estudiantes de ciencias de la salud. (5,12,15)
Desde la teoría neofuncional de las actitudes, (5,15) se presupone que la actitud, puesta al servicio de la
expresión de los valores y creencias del grupo de pertenencia o identidad, generará el efecto significativo de las variables orientación sexual autodefinida, adscripción religiosa y sexo sobre el rechazo a las personas no heterosexuales. El contacto positivo con el objeto estigmatizado causará el efecto significativo de las variables tener amigos no heterosexuales, tener amigos que viven con VIH o atender clínicamente a personas con VIH, al permitir la elaboración de una imagen más compleja y humanizada que la proporcionada por el estereotipo simplificador y cosificante.
La función defensiva de la actitud, al servicio del establecimiento de una identidad heterosexual en una sociedad heterosexista, provocará el efecto significativo de las variables edad, ser sexualmente activo y número de parejas sexuales. En la medida en que la persona consolide su orientación sexual requerirá menos de la función defensiva, la cual es más extrema que la función expresiva. Asimismo, en la medida en que la persona madure será más independiente del grupo y también su función expresiva se flexibilizará, y mostrará menos rechazo. El haberse hecho la prueba de VIH puede estar motivado por ser sexualmente activo y por frecuentar mayor número de parejas sexuales, lo que probablemente se refleje en una actitud menos rígida y de mayor aceptación.
MÉTODO
Participantes
La población fue de estudiantes universitarios de medicina y de psicología. Se obtuvo una muestra no probabilística de 231 participantes voluntarios: 100 (43%) fueron encuestados en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila; 66 (29%), en la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey, y 65 (28%) en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
De los 224 participantes que especificaron su sexo, 121 (54%) dijeron ser mujeres y 103 (46%) hombres, siendo estadísticamente equivalente la frecuencia de ambos sexos (prueba binomial: p = .26). La media de edad fue de 19.13 años (DE = 1.68), con un mínimo de 17 y máximo de 37. Con respecto a la adscripción religiosa, 182 (79%) dijeron ser católicos; 10 (4%) cristianos, y 39 (17%) pertenecen a otras religiones (budista) o tienen creencias religiosas personales sin adscripción a ninguna organización religiosa. Ninguno se definió como ateo o sin religión. Todos señalaron ser solteros.
Los instrumentos de evaluación se aplicaron colectivamente en los salones de clase los autores del artículo. Se leían las instrucciones y se permanecía en el salón para responder dudas, mantener silencio y recoger los cuestionarios contestados, verificando que los participantes no dejasen preguntas ni escalas sin responder. La aplicación tardaba aproximadamente 15 minutos, y se realizó de enero a mayo de 2012.
Instrumentos
Escala de actitudes hacia lesbianas y hombres homosexuales (ATLG; Herek, 1984a). (16) Está integrada por 20 ítems tipo Likert con cinco opciones de respuesta: ‘‘definitivamente de acuerdo’’, ‘‘de acuerdo’’, ‘‘indiferente’’, ‘‘en desacuerdo’’ y ‘‘totalmente en desacuerdo’’. La mitad de los ítems evalúan actitud hacia los hombres homosexuales (de G1 a G10); y la otra mitad, actitud hacia lesbianas (L1 a L10). En los siete ítems directos, las cinco opciones de respuesta se puntúan: 1, 3, 5, 7 y 9, respectivamente. En los trece ítems inversos (ítems G2, G3, G4, G6, G8, G10, L1, L3, L5, L6, L8, L9 y L10), se puntúan: 9, 7, 5, 3 y 1, respectivamente. El rango de la puntuación total varía de 20 a 180. Cuanto mayor es la puntuación, mayor es la actitud de rechazo hacia las personas homosexuales.
Se reporta una estructura de dos factores correlacionados: actitud hacia los hombres homosexuales (ATG) con diez ítems (de G1 a G10), y actitud hacia las lesbianas (ATL) con diez ítems (de L1 a L10), con ajuste adecuado a los datos y valores de consistencia interna altos para ambos factores. (5)
La escala fue validada en México.6 En una muestra de 356 estudiantes, se halló una consistencia interna alta para los 20 ítems (α = .94) y distribución normal de la puntuación total de la ATLG. Por análisis de componentes principales con rotación Oblimin, al fijar el número de factores por el criterio de Kaiser, se obtuvo un factor de rechazo hacia las lesbianas (ATL: de L1 a L10) con consistencia interna alta (α = .91), otro factor de rechazo abierto hacia los hombres homosexuales (ATG-A: G2, G3, G4, G6 y G10) con consistencia interna alta (α = .85), y otro factor de rechazo sutil hacia los hombres homosexuales (ATG-S: G1, G5, G7, G8 y G9) con consistencia interna alta (α = .78). Esta estructura de tres factores correlacionados tuvo un ajuste adecuado a los datos (χ2/gl = 2.11, FD = 0.99, PNCP =
0.52, GFI = .90, AGFI = .88 y RMSEA = .06), por mínimos cuadrados generalizados. (6)
En el presente estudio se consideró este modelo trifactorial (ATG-A, ATG-S y ATL), aparte de la puntuación total (ATLG). (6)
Procedimiento
Se realizó un estudio descriptivo-correlacional con un diseño no experimental de tipo transversal. Se solicitó el consentimiento informado para la participación en el estudio de forma verbal, garantizando el anonimato y confidencialidad de la información, de acuerdo con las normas éticas de investigación de la American Psychological Association (2002). (17)
Análisis de datos
En primer lugar, se seleccionaron las variables asociadas con las variables-criterio o predichas (puntuación total de la ATLG y sus factores). Esta asociación se determinó a través de diferencias de medias con las variables cualitativas. Se seleccionaron, para entrar en el cálculo de los modelos, aquellas variables en las cuales la puntuación total de la ATLG y sus factores presentaron diferencias de medias estadísticamente significativas entre los grupos definidos con las categorías de cada variable cualitativa (por ejemplo, entre hombres y mujeres en la variable sexo). Las medias se compararon por la prueba t de Student para dos muestras independientes definidas por las variables cualitativas dicotómicas (por ejemplo, sexo), y por análisis de varianza para muestras independientes definidas por las variables cualitativas policotómicas (por ejemplo, adscripción religiosa).
El tamaño del efecto es una medida de la fuerza de la asociación entre dos o más variables. El tamaño del efecto se distingue de las pruebas de contraste de hipótesis estadísticas en que estiman la fuerza de una relación y no su nivel de significación. Se recomienda el reporte del tamaño del efecto para complementar la información de las pruebas de contraste. (18) Siguiendo esta recomendación, los tamaños del efecto de las diferencias entre dos medias se estimaron por el estadístico d de Cohen para dos muestras con distinto número de casos: d = M1-M2 / ([n1*S1²] + [n2*S2²] / [ n1+n2 – 2])1/2. Los tamaños del efecto de la diferencia entre más de dos medias se estimaron por el estadístico f2 de Cohen: f2 = η2/(1- η2), siendo el coeficiente eta cuadrado (η2) un coeficiente de asociación entre una variable numérica y una variable cualitativa u ordinal. Los tamaños del efecto de valores del estadístico d menores que .20 se consideraron triviales; de .20 a .62, pequeños; de .63 a 1.14; medianos; de 1.15 a 1.29, grandes; y > 1.30, muy grandes. (19) Los tamaños del efecto de valores del estadístico f2 menores que .02 se consideraron triviales; de .02 a .14, pequeños; de .15 a .34, medianos; y > .35, grandes. (18)
Se seleccionaron las variables numéricas significativamente correlacionadas con las puntuaciones de la ATLG y sus factores. Las correlaciones se calcularon por el coeficiente de correlación producto-momento de Pearson (r). Los valores de correlación menores que .10 se consideraron triviales; de .10 a .30, bajos; de .30 a .49, medianos; de .50 a .69 grandes; de .70 a .89 muy grandes y > .90 unitarios.
En segundo lugar, la puntuación total de la escala ATLG y sus factores divididos por sus respectivos números de ítems (variables continuas con rango de 1 a 9), se transformaron en variables dicotómicas: de 1 a 4.19 = 0 (aceptación), y de 4.20 a 9 = 1 (ambigüedad-rechazo).
En tercer lugar, se calcularon los modelos predictivos con las variables diferenciales y los correlatos significativos, empleando regresión logística. Este método es el indicado cuando se tiene una variable binaria (cualitativa dicotómica) como variable predicha, y se tienen variables cualitativas (preferentemente dicotómicas) y cuantitativas como variables predictoras. Se empleó el método de pasos sucesivos hacia adelante, con el criterio de la probabilidad condicional para la entrada de variables. Este método garantiza la selección de las variables con pesos estadísticamente significativos, y disminuye la colinealidad (interrelación) entre los predictores al dificultar la entrada de variables redundantes al conjunto de variables que ya están en el modelo. La bondad de ajuste de los modelos a los datos se contrastó por la prueba de Hosmer-Lemeshow. Esta prueba contrasta la equivalencia de los modelos estimados a partir de submuestras extraídas aleatoriamente de la muestra analizada, y de este modo se puede considerar como una prueba de la estabilidad del modelo. Los porcentajes de varianza explicada se reportaron desde el coeficiente pseudo-R2 de Nalgelkerke. Este coeficiente varía de 0 a 1. Al multiplicarlo por 100, éste indica el porcentaje de varianza del criterio binario explicado por el modelo. Un porcentaje menor que 2% se puede considerar un tamaño del efecto trivial; de 2 a 9%, muy bajo, de 10 a 24%, mediano; de 25 a 49% grande y > 81% perfecto o casi perfecto. (18) El nivel de significación se fijó en α = .05, esto es, se rechazó la hipótesis estadística nula de equivalencia del estadístico (por ejemplo, t, F, r, etc.) a un valor nulo con una probabilidad (p) menor o igual a .05. Los cálculos se realizaron con SPSS versión 16.
RESULTADOS
De los 231 participantes, 220 (95%) se definieron como heterosexuales; siete (3%) bisexuales, y cuatro (2%), homosexuales. De 230 participantes que respondieron a la pregunta sobre si habían o no iniciado su vida sexual de pareja, 142 (62%) dijeron que no; y 88 (38%) que sí, con diferencia estadísticamente significativa (prueba binomial: p < .01). El promedio de parejas sexuales, entre estas 88 personas, fue de 3.11 (DE = 5.86) con un mínimo de 1 y máximo de 50. De los 229 participantes que respondieron a la pregunta si tenían o no un amigo no heterosexual, 173 (75.5%) indicaron que sí, y 56 (24.5%) que no. De los 227 participantes que respondieron a la pregunta si tenían o no un amigo que vive con VIH, 222 (98%) señalaron que no, y 5 (2%) que sí. De los 228 participantes que respondieron a la pregunta si se habían hecho una prueba de VIH, 188 (82.5%) contestaron que no; y 40 (17.5%), que sí. De los 227 encuestados que respondieron a la pregunta de si habían atendido clínicamente a personas que viven con VIH, 199 (88%) dijo que no, y 28 (12%) dijeron que sí.
Selección inicial de las variables predictoras
En las cuatro comparaciones de medias entre ambos sexos (ATLG, ATG-A, ATG-S y ATL), sólo el factor ATL se aproximó a la significación estadística (t[222] = 1.94, p > .05), siendo el tamaño del efecto pequeño (d = 0.26). La media del factor ATL fue menor en hombres que en mujeres. En las cuatro comparaciones de medias entre quienes dijeron ser sexualmente activos o no, ninguna tuvo significación estadística.
En las cuatro comparaciones de medias entre quienes se definieron heterosexuales o no, todas las diferencias fueron significativas: en la puntuación total de la escala ATLG (t[229] = -4.29, p < .01; d = -1.33) y los factores ATG-A (t[229] = -2.54, p = .01; d = -0.79), ATG-S (t[229] = -4.92, p < .01; d = – 1.52) y ATL (t[15.85] = -7.95, p < .01; d = -1.20). El tamaño del efecto de la orientación sexual autodefinida fue grande (d e» 1.15) sobre ATLG, ATG-S y ATL, y mediano (de .63 a 1.14) sobre ATGA. Los que se definieron como heterosexuales presentaron las medias más altas, esto es, una actitud de más rechazo.
En las cuatro comparaciones de medias entre quienes dijeron tener o no amigos no heterosexuales, todas las diferencias fueron significativas: en la puntuación total de la escala ATLG (t[227] = 4.01, p < .01; d = 0.62) y los factores ATG-A (t[227] = 4.88, p < .01; d = 0.75), ATG-S (t[227] = 3.79, p < .01; d = 0.58) y ATL (t[77.17] = 2.53, p = .01; d = 0.54). El tamaño del efecto de tener amigos no heterosexuales fue mediano (de 0.63 a 1.14) sobre ATG-A, y pequeño (de 0.20 a 0.62) sobre ATLG, ATG-S y ATL. Los que dijeron carecer de amigos no heterosexuales presentaron las medias más altas, esto es, una actitud de más rechazo.
En las cuatro comparaciones de medias entre los tres grupos de adscripción religiosa, todas las diferencias fueron significativas: en la puntuación total de la escala ATLG (F[2, 228] = 8.35, p < .01) y los factores ATG-A (F[2, 228] = 7.32, p < .01), ATG-S (F[2, 228] = 6.34, p < .01) y ATL (F[2, 228] = 7.34, p < .01). El tamaño del efecto fue pequeño (estadístico f2 de Cohen de 0.06 a 0.07). Las medias más altas aparecieron en cristianos; intermedias, en católicos; y las más bajas en adeptos a otras religiones (budista) o ninguna organización religiosa. En las comparaciones entre quienes dijeron tener o no amigos que viven con VIH, hubo diferencia significativa en ATG-A (t[225] = 2.16, p < .01; d = 0.98), siendo el tamaño del efecto mediano. Aquéllos que dijeron no tener amigos que viven con VIH tuvieron una media más alta, esto es, mostraron más rechazo abierto hacia los hombres homosexuales.
En las comparaciones entre quienes dijeron haber atendido clínicamente o no a personas que viven con VIH y haberse hecho o no la prueba de VIH, se obtuvieron medias estadísticamente equivalentes. La edad de inicio de la vida sexual activa y el número de parejas sexuales fueron estadísticamente independientes de las puntuaciones de la ATLG y sus factores.
Modelos de predicción
Las puntuaciones discretas de la escala ATLG y sus factores se dividieron entre el número de ítems sumados para obtenerlas. Así resultaron puntuaciones con un rango homogéneo y continuo de valor mínimo 1 y máximo de 9. Luego estas puntuaciones continuas se agruparon en cinco intervalos de amplitud constante ([valor máximo – valor mínimo]/ número de categorías ordinales de respuesta al ítem = [9 -1]/ 5 = 1.6), para establecer la correspondencia con los cinco valores discretos de respuesta a los ítems: de 1 a 2.59 (valor discreto 1 =‘‘completamente en desacuerdo’’), de 2.60 a 4.19 (valor discreto 3 = ‘‘en desacuerdo’’), de 4.20 a 5.79 (valor discreto 5 = ‘‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’’), de 5.80 a 7.39 (valor discreto 7 = ‘‘de acuerdo’’) y de 7.40 a 9 (valor discreto 9 = ‘‘definitivamente de acuerdo’’). Finalmente, la puntuación total de la ATLG y las de sus factores (rango continuo de 1 a 9) se dicotomizaron. Las puntuaciones menores que 4.20 definieron los grupos de actitud de aceptación, y las mayores o iguales que 4.20 definieron los grupos de actitud de ambigüedad-rechazo.
Al dicotomizar la puntuación total de la ATLG, 29% (66 de 231) de los estudiantes quedó clasificado como casos (actitud de ambigüedad-rechazo) y 71% (165) como no casos (actitud de aceptación). Las variables diferenciales y correlatos significativos de la puntuación total de la escala ATLG fueron tres: orientación sexual autodefinida, tener amigos no heterosexuales y adscripción religiosa. Al calcular el modelo, dos variables entraron como predictores significativos: tener amigos no heterosexuales y la adscripción religiosa, resultando un modelo significativo por la prueba ómnibus de los coeficientes (÷2[3, N = 229] = 20.52, p < .01). Tener adscripción religiosa cristiana hizo aproximadamente ocho veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que tener adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna (OR = 7.62, 95% IC: 1.56, 37.20); y carecer de amigos no heterosexuales hizo aproximadamente tres veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que sí tener amigos no heterosexuales (OR = 3.25, 95% IC: 1.70, 6.20). Tener una adscripción religiosa católica, en comparación con adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna, no tuvo un peso estadísticamente significativo en el modelo de regresión logística (W[1] = 0.15 p = .70). El modelo presentó bondad de ajuste (χ2[2, N = 229] = 0.25, p = .88) y explicó 12% de la varianza del criterio binario (aceptación versus ambigüedad-rechazo por la puntuación total de la escala ATLG). Clasificó correctamente a 73%(167 de 229) de los participantes, 98% (160 de 163) de las personas con actitud de aceptación y 11% (7 de 66) de las
personas con actitud de ambigüedad-rechazo (tabla I).
Al dicotomizar las puntuaciones de la ATG-A, 16% (37 de 231) de los estudiantes quedó clasificado como casos y 84% (194) como no casos. Las variables diferenciales y correlatos significativos del factor ATG-A fueron cuatro: orientación sexual autodefinida, tener amigos no heterosexuales, tener amigos que viven con VIH y adscripción religiosa. Al calcular el modelo, dos variables entraron como predictores significativos: tener amigos no heterosexuales y adscripción religiosa, resultando un modelo significativo por la prueba ómnibus de los coeficientes (χ[3, N = 227] = 28.17, p < .01). El carecer de amigos no heterosexuales hizo aproximadamente cuatro veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que tener amigos no heterosexuales (OR = 4.22, 95% IC: 1.93, 9.26). Tener adscripción religiosa cristiana hizo aproximadamente catorce veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que tener adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna (OR = 13.60, 95% IC: 2.56, 72.37). Tener una adscripción religiosa católica, en comparación con adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna, no tuvo un peso estadísticamente significativo en el modelo de regresión logística (W[1] = 0.30, p = .59). El modelo presentó bondad de ajuste (χ[2, N = 227] = 0.07, p =.97) y explicó 20% de la varianza del criterio binario (aceptación versus ambigüedad-rechazo por el factor ATG-A). Clasificó correctamente a 86% (194 de 227) de los participantes, 98% (187 de 190) de las personas con actitud de aceptación, y 19% (7 de 37) de las personas con actitud de ambigüedad-rechazo (tabla II).
Al dicotomizar las puntuaciones de la ATG-S, 40% (93 de 231) de los estudiantes quedó clasificados como casos, y 60% (138) como no casos. Las variables diferenciales y correlatos significativos del factor ATG-S fueron tres: orientación sexual autodefinida, tener amigos no heterosexuales y adscripción religiosa. Al calcular el modelo, las tres variables entraron como predictores significativos: orientación sexual autodefinida (W[1] = 5.57, p = .02), tener amigos no heterosexuales (W[1] = 7.37, p < .01) y adscripción religiosa (W[2] = 5.91, p = .05), resultando un modelo significativo por la prueba ómnibus de los coeficientes (χ[4, N = 229] = 28.69, p < .01). Definirse heterosexual hizo aproximadamente doce veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que definirse no heterosexual (OR = 12.33, 95% IC: 1.53, 99.19). Carecer de amigos no heterosexuales hizo aproximadamente tres veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que sí tener amigos no heterosexuales (OR = 2.68, 95% IC: 1.32, 5.47). Tener una adscripción religiosa cristiana hizo aproximadamente diez veces más probable pertenecer al grupo de actitud de ambigüedad-rechazo que tener adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna (OR = 10.28, 95% IC: 1.15, 91.57). Tener adscripción religiosa católica, en comparación con adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna, no tuvo un peso estadísticamente significativo en el modelo de regresión logística (W[1] = 3.18, p = .08). El modelo presentó bondad de ajuste (χ[3, N = 229] = 0.14, p = .99) y explicó 16% de la varianza del criterio binario (aceptación versus ambigüedad-rechazo por el factor ATG-S). Clasificó correctamente a 66% (150 de 229) de los participantes, 91% (124 de 136) de las personas con actitud de aceptación y 28% (26 de 93) de las personas con actitud de ambigüedad-rechazo (tabla III).
Al dicotomizar las puntuaciones de la ATL, 19% (43 de 231) de los estudiantes quedó clasificado como casos, y 81% (188) como no casos. Las variables diferenciales y correlatos significativos del factor ATL fueron cuatro: orientación sexual autodefinida, tener amigos no heterosexuales, adscripción religiosa y sexo. Al calcular el modelo, dos variables entraron como predictores significativos: tener amigos no heterosexuales (W[1] = 7.18, p < .01) y adscripción religiosa (W[2] = 8.66, p = .01), resultando un modelo significativo por la prueba ómnibus de los coeficientes (χ[3, N = 222] = 15.80, p < .01). Carecer de amigos no heterosexuales hizo aproximadamente tres veces más probable pertenecer al grupo de ambigüedad-rechazo que sí tener amigos no heterosexuales (OR = 2.75, 95% IC: 1.31, 5.75). Tener una adscripción religiosa cristiana hizo aproximadamente ocho veces más probable pertenecer al grupo de actitud de ambigüedad-rechazo que tener adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna (OR = 8.34, 95% IC: 1.66, 41.85). Tener adscripción religiosa católica, en comparación con adscripción a otras religiones distintas al catolicismo o cristianismo o a ninguna, no tuvo un eso estadísticamente significativo en el modelo de regresión logística (W[1] = 0.05, p = .82). El modelo presentó bondad de ajuste (χ[2, N = 222] = 0.16, p = .92) y explicó 11% de la varianza del criterio binario (aceptación versus ambigüedad-rechazo por el factor ATG-S). Clasificó correctamente a 82% (182 de 222) de los participantes, 98% (176 de 180) de las personas con actitud de aceptación, y 14% (6 de 42) de las personas con actitud de ambigüedad-rechazo (tabla IV).
Cabe señalar que, al dicotomizar las puntuaciones del rechazo hacia los hombres homosexuales (ATG = ATG-A + ATG-S), 36% (84 de 231) de los estudiantes quedó clasificado como casos (actitud de ambigüedad-rechazo), y 64% (147) como no casos (actitud de aceptación).
DISCUSIÓN
Herek señaló que, en los países occidentales, existe menor rechazo hacia el lesbianismo que hacia la homosexualidad masculina, y que las personas rechazan más la homosexualidad en el propio sexo que en el sexo contrario. (12) En la presente muestra se confirma mayor rechazo hacia la homosexualidad masculina que hacia el lesbianismo. Más de un tercio de los participantes mostraron una actitud de ambigüedadrechazo hacia los hombres homosexuales (ATG), siendo esta proporción de menos de un quinto hacia las lesbianas (ATL). También se observó más rechazo hacia la homosexualidad en el propio sexo. La media de rechazo hacia las lesbianas fue significativamente mayor en mujeres que en hombres; a su vez, las medias de rechazo hacia los hombres homosexuales (rechazo abierto y sutil) fueron mayores en hombres que en mujeres, aunque estas diferencias no alcanzaron a ser estadísticamente significativas.
El mayor rechazo hacia la homosexualidad masculina lo determina la actitud cultural que estigmatiza y castiga más la desviación del patrón heterosexual en el hombre que en la mujer. El hombre aparentemente cuenta con mayor libertad sexual, sobre todo en relación con la masturbación, inicio temprano de la sexualidad, parejas sexuales múltiples e incluso parejas sexuales concurrentes. Debe considerarse que esta libertad se reduce al sexo heterosexual, y éste está limitado por las mujeres ‘‘decente’’ que se respetan y se hacen respetar, hallándose el sexo comercial femenino como la válvula de escape a la presión impuesta a la mayor libertad sexual masculina por la restrictiva sexualidad femenina. (20) No obstante, otra salida es el sexo entre hombres. Precisamente a esta vía intenta coartarla la fuerte estigmatización cultural, ante una sexualidad que parece mucho más flexible de lo que representa la imagen construida por la ideología heterosexista hegemónica. (21)
¿Por qué en la mujer se marca más el rechazo de la homosexualidad en el propio sexo? Quizá se deba a una actitud más apegada a la cultura tradicional y, en este aspecto concreto, hacia la ideología heterosexista. (22) Dicha ideología proclama la heterosexualidad como la única sexualidad natural y necesaria para el correcto funcionamiento social.(23)
A pesar de considerarse variables relevantes desde una perspectiva psicosocial para predecir la pertenencia a los grupos de actitud de aceptación versus ambigüedad-rechazo, especialmente desde una teoría funcional de las actitudes, (24) los modelos de regresión tuvieron tamaños del efecto medianos (porcentajes de varianza explicada de 11 a 20%), y los porcentajes de participantes bien clasificados fueron menores que 80% en promedio, variando de 66 a 86%, sobre todo por una baja sensibilidad o capacidad para detectar a las personas con una actitud de ambigüedad-rechazo. Esto indica que podría haber otras variables importantes no contempladas en este estudio, como sería la actitud en la familia de origen, el factor genético de la actitud,25 dogmatismo, apertura y deseabilidad social.
En los modelos de regresión, tener amigos no heterosexuales fue la variable experiencial más importante. Al definirse la mayoría de los participantes como heterosexuales, se entiende que se trata de un contacto personal y amistoso. Este contacto, con individuos que son objeto de estigmatización, da la oportunidad de elaborar una representación más matizada y realista que los estereotipos simplistas y distorsionantes, disminuye la actitud prejuiciosa y permite entablar una relación de mutuo respeto.(13,26)
La orientación sexual autodefinida tuvo un tamaño del efecto grande sobre la actitud, como se esperaba. (11) Desde la función expresiva de la actitud, la pertenencia al grupo heterosexual o al grupo no heterosexual es especialmente crítica en la actitud hacia las personas no heterosexuales en una sociedad con una ideología heterosexista dominante. Asumir una identidad no heterosexual implica enfrentarse y autoafirmarse frente a la ideología dominante. No obstante, la orientación sexual autodefinida sólo aparece como predictor significativo en el modelo de rechazo sutil hacia los hombres homosexuales. Esto se debe, en parte, a que el porcentaje de personas no heterosexuales en la muestra fue muy pequeño y sólo cuando el grupo de actitud de ambigüedad-rechazo llega a ser casi equivalente al de aceptación se evidenció este efecto en los modelos de regresión logística. Por otra parte, se debe a que, en los aspectos sutiles e internalizados se evidencia más que se pertenece al grupo heterosexual o no, no así en el rechazo abierto. La entrada de esta variable en el modelo de rechazo sutil y el porcentaje tan alto de casos de ambigüedad-rechazo en el factor de rechazo sutil indican que la orientación sexual es un aspecto crítico en la evaluación de la actitud.
La religión fue la variable demográfica con más peso. Las personas que seguían religiones cristianas no católicas mostraron el mayor rechazo, y las pertenecientes a otras religiones o ninguna mostraron el menor rechazo. En México, como en otros países latinos, el catolicismo va perdiendo adeptos a favor de movimientos cristianos, cultos emergentes y creencias personales. (27) El cristianismo y el fundamentalismo bíblico en México suponen una revitalización de la religiosidad y una mayor adherencia a los dogmas tradicionales. Al ser la ideología de la Biblia claramente heterosexista y represora de la sexualidad, se explica que estas personas expresen y sientan más rechazo hacia las personas no heterosexuales.(28) Ningún participante se identificó como ateo. Al no haber en el cuestionario una opción de creyente sin adscripción a ninguna organización religiosa particular, parece que, en esos casos, se optó por señalar otra religión. Así, la mayoría de los participantes que señaló adherencia a otros cultos hace referencia a creencias personales con influencia de las religiones dominantes (catolicismo y cristianismo) y contenidos provenientes de la corriente Nueva Era. Debe señalarse que las actitudes hacia la sexualidad suelen ser abiertas dentro de la corriente posmoderna de la Nueva Era;29 de ahí su mayor aceptación a la diversidad sexual.
Como se esperaba, las medias en las escalas de actitud de aquéllos que han atendido a personas que viven con VIH, se han hecho una o más pruebas de VIH y tienen amigos que viven con VIH son más bajas que aquéllos que no; asimismo, las correlaciones entre las escalas de actitud y la edad son negativas, lo que refleja menos rechazo a mayor edad. No obstante, la juventud, rango limitado de edad y escasa experiencia clínica de estos estudiantes restan variabilidad y capacidad asociativa a estas variables, no alcanzando ninguna significación estadística.
Este estudio tiene varias limitaciones. Se reclutó una muestra no probabilística de estudiantes de medicina y de psicología de universidades del noreste de México. Así las conclusiones derivadas de estos datos deben considerarse como hipótesis en esta población y otras afines. Los presentes datos corresponden a un instrumento de autorreporte, por lo que pudiesen diferir de los obtenidos con entrevistas, pruebas proyectivas o tiempos de reacción.
En conclusión, se confirma una actitud de mayor ambigüedad-rechazo hacia los hombres homosexuales (más de un tercio de los participantes) que hacia las lesbianas (menos de un quinto de los participantes) conforme a la actitud cultural de mayor condena hacia la homosexualidad en el hombre. Se observó una mayor ambigüedad-rechazo hacia la homosexualidad en el propio sexo, más clara en mujeres que en hombres, quizá por la expresión de una actitud más apegada con la ideología heterosexista en las mujeres. Los modelos de predicción tuvieron una potencia explicativa mediana, buena capacidad para clasificar correctamente a los no casos (aceptación), pero poca capacidad para clasificar correctamente a los casos de ambigüedad-rechazo, lo que indica que quedaron variables importantes fuera del estudio. Carecer de amigos no heterosexuales, adscripción religiosa cristiana y orientación heterosexual autodefinida fueron las variables que predijeron la pertenencia al grupo de ambigüedad-rechazo. El rechazo sutil fue mayor que el manifiesto, aunque la matización de lo sutil y manifiesto sólo se pudo estimar en el rechazo hacia los hombres homosexuales desde el modelo trifactorial de Moral y Valle. (6)
Los porcentajes de ambigüedad-rechazo fueron altos, sobre todo el rechazo sutil, por lo que se motiva a implementar talleres que promuevan la aceptación. Los tres factores de riesgo señalados por este estudio se considerarían en el diseño de los talleres de fomento de una actitud de aceptación hacia las minorías sexuales, pues constituyen fuentes de resistencia al cambio. En estos talleres se podrían generar contactos personales y amistosos con personas que se definen como no heterosexuales, se entablarían debates de posicionamientos religiosos desde una ética de respeto hacia la diversidad. Asimismo, se harían conscientes manifestaciones sutiles de rechazo y discriminación como expresión de la pertenencia al grupo de orientación sexual, al cual proclama como sano y natural la ideología heterosexista dominante.
RESUMEN
El objetivo del estudio fue predecir si se pertenece al grupo de actitud de ambigüedad-rechazo hacia personas no heterosexuales en estudiantes de medicina y psicología, a partir de variables sociodemográficas, experienciales y de aspectos clínicos. Se aplicó la escala de Actitudes hacia Lesbianas y Hombres Homosexuales a una muestra no probabilística de 231 participantes. Carecer de amigos no heterosexuales, religión cristiana y orientación heterosexual fueron los predictores de ambigüedad-rechazo. El 40% de los participantes mostró ambigüedad o rechazo sutil hacia hombres homosexuales. Se concluye que los porcentajes de ambigüedad-rechazo fueron altos. Se motiva a implementar talleres que promuevan la aceptación, considerando los predictores identificados.
Palabras clave: Actitud, Homosexualidad, Homonegatividad, Homofobia, Estudiantes.
ABSTRACT
The aim of this study was to predict the membership to the group of ambiguity-rejection attitude toward non-heterosexual persons in students of medicine and psychology, using socio-demographic and experiential variables and clinical aspects. The scale of Attitudes toward Lesbians and Gay Men (ATLG) was applied to a non-probability sample of 231 participants. Not having non-heterosexual friends, Christian religion and heterosexual orientation were predictors of ambiguity-rejection. Forty percent of participants expressed ambiguity or subtle rejection toward homosexual men. It is concluded that the percentages of ambiguity-rejection were high and it is encouraged to implement workshops that promote acceptance, considering the identified predictors.
Keywords: Attitude, Homosexuality, Homonegativity, Homophobia, Students.
* Universidad Autónoma de Nuevo León. Facultad de Psicología.
Contacto: jose_moral@hotmail.com
** Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Tecnológico de Monterrey
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Recibido 9 de marzo de 2014
Aceptado 14 de marzo de 2014