No olvides dormir la siesta

Después de una desvelada, mientras nos quedamos dormidos en una clase o en el trabajo, es cuando más nos damos cuenta de lo esencial que es dormir. Pero un buen sueño no solo nos permite realizar nuestras actividades del día siguiente, sino que también pueden prevenir enfermedades como el Alzheimer.

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que causa demencia principalmente en adultos mayores. Los síntomas comienzan con problemas con la memoria a corto plazo, como olvidar dónde están las llaves o la cartera, pero van empeorando hasta afectar funciones importantes como hablar, comer, caminar y pensar. Los científicos aún no están seguros de qué es lo que provoca la enfermedad, sin embargo, mucha evidencia apunta a que una proteína pequeña llamada beta-amiloide es una de las principales responsables. La proteína beta-amiloide tiene funciones poco estudiadas pero importantes en el cerebro, como facilitar el envío de las señales nerviosas y protegerlo contra infecciones. Pero cuando existe un exceso, estas proteínas pueden perder su forma normal y comenzar a pegarse unas con otras formando agregados de distintos tamaños que son tóxicos y provocan la muerte de las neuronas.

Existen múltiples razones que llevan a que la beta-amiloide se vuelva tóxica, y una de éstas podría relacionarse directamente con el sueño.

Mientras dormimos oscilamos entre dos estados distintos: la etapa de movimientos oculares rápidos (REM), donde principalmente ocurren los sueños y las pesadillas; y el sueño profundo o “no REM” (NREM), donde ocurren la mayoría de los procesos de descanso y recuperación tanto del cuerpo como del cerebro. Uno de estos procesos consiste en que moléculas y toxinas que se acumularon durante el día salen del cerebro hacia el resto del cuerpo para ser eliminadas. Entre estas potenciales toxinas se encuentra la beta-amiloide: la falta de sueño o una mala calidad de éste parece provocar que no se elimine correctamente y aumente su cantidad en el cerebro, incrementando así el riesgo a desarrollar Alzheimer.

Aunque desvelarnos es malo para nuestra salud en general, aún faltan más estudios sobre este proceso de limpieza en particular y su relación con la demencia. Mientras, no todas son malas noticias ya que, si la falta de sueño profundo es un factor de riesgo, dormir bien podría tener el efecto contrario. Recientemente un estudio encontró que aquellos pacientes de Alzheimer con mejor calidad de sueño obtenían mejores resultados en los exámenes de memoria que se les aplicaban al despertar.

Considerando que aún no existen un tratamiento efectivo para el Alzheimer, el dormir bien cobra gran importancia al ser un factor relativamente fácil de controlar y que nos podría ayudar a prevenir e incluso disminuir la gravedad de esta enfermedad.

 

Diana Patricia Quijano Guerrero
Doctorado en Ciencias con Orientación en Inmunobiología

 

Referencias

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