Progreso de la sustentabilidad empresarial
Pedro César Cantú Martínez*
CIENCIA UANL / AÑO 25, No.113, mayo-junio 2022
En las últimas tres décadas hemos sido testigos de cambios en la línea de pensamiento ambiental, social, económico y paulatinamente en el ámbito político, que de manera continua o no han afectado el comportamiento social y empresarial. Con la internacionalización de las actividades económicas, las crisis puntuales tienen ahora un mayor eco en distintos entornos nacionales, lo cual genera una mayor incertidumbre. Esto coloca a las actividades productivas en el eje central de las cuestiones relacionadas con el desarrollo sustentable, ya que de hacerse bajo el contexto de los preceptos de la sustentabilidad favorece enormemente el impulso de emprendimientos empresariales sustentables, acorde a las orientaciones internacionales emanadas de convenios y acuerdos de orden mundial.
En este tenor, resulta relevante el curso de las actividades socioeconómicas en este siglo XXI, para seguir fortaleciendo el precepto de desarrollo sustentable que fue promulgado en el Informe Brundtland (Cantú-Martínez, 2020:50), donde se erigió en derredor de la siguiente argumentación: “es el desarrollo que conlleva a satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”. La información generada a nivel mundial da cuenta de que el modelo social y económico sigue siendo insostenible, situación que se evidenció en 1987 con el Informe Brundtland, que ya vaticinaba los escenarios actuales que hoy poseemos. De esta forma nos hallamos en un momento histórico en el que es crucial cambiar el rumbo socioeconómico y en el que las empresas juegan un papel crucial.
Por lo tanto, la relevancia de estar más conscientes de mantener un ambiente más saludable acompasado con actividades que fortalezcan el bienestar social hoy en día se ha constituido en un verdadero desafío para todas las naciones en el mundo. El motivo, que el desarrollo sustentable se ha coligado a una simple acción de buena voluntad en las sociedades, cuando en realidad se yergue como un requerimiento que exige un desempeño ético, que además incluye aspectos económicos, sociales y ambientales, que se deben sumar a otros tópicos de orden comunitario, de trabajo y de carácter administrativo como legal; en otros términos, la sustentabilidad es un asunto de todos (Cantú-Martínez, 2022).
De esta manera, la sustentabilidad se erige como una oportunidad de cambio social que nos llevará a una transición de una nueva forma de hacer y percibir las actividades e intromisiones que llevamos a cabo en la naturaleza. Por lo cual, en el presente manuscrito abordaremos qué es la sustentabilidad empresarial, su papel en el desarrollo sustentable, la tendencia actual y concluiremos con algunas consideraciones finales.
¿QUÉ ES LA SUSTENTABILIDAD EMPRESARIAL?
Como ya se ha mencionado, la sustentabilidad es un término que ha trascendido en los últimos 30 años, y ha retomado suma importancia en el contexto internacional, principalmente debido a las diferentes crisis que no han tenido precedente –en particular en la etapa de la modernidad y posmodernidad–: financiera, industrial, ambiental, social y ahora la sanitaria con la COVID-19. El desarrollo sustentable se conceptualiza como “la capacidad que tiene un sistema para perdurar y mantenerse en un ambiente de cambio constante. Es decir, la sustentabilidad implica crecimiento, atendiendo a las necesidades inmediatas con los recursos disponibles y sin depender de fuentes externas” (Bonilla y González, 2011:62).
Por tal motivo, la sustentabilidad empresarial puede ser contextualizada como una línea estratégica que se orienta hacia la búsqueda de efectos positivos en su entorno social y ambiental, mediante la optimización de los procesos productivos, así como el incremento de sus capacidades de orden socioambiental, alejado totalmente de la orientación economicista, como lo plantea Arambula (2020). Esto es, la sustentabilidad empresarial es una manera de gestionar los insumos, materias primas y recursos de forma más eficiente, tanto para los procesos productivos que son inherentes a las propias actividades empresariales, como para el entorno social y ambiental que le rodea.
Con la llegada del siglo XXI y el empuje del desarrollo sustentable, las empresas se han constituido en actores trascendentales para el desarrollo económico y el cuidado del entorno natural. Esencialmente en la reducción de sus procesos contaminantes y, por otra parte, en el impulso de la producción de artículos más durables, biodegradables y que se fabriquen con la menor energía posible (Garzón e Ibarra, 2014). Hay evidencias que, incorporando la sustentabilidad empresarial, todas las compañías que lo han realizado, también han mejorado su condición competitiva, como lo plantearon en su momento Porter y Van der Linde (1995).
Por tanto, la sustentabilidad empresarial también comprende actividades como el reciclaje de residuos, reutilización de subproductos, el reemplazo de insumos tóxicos y peligrosos, esto es, acceder a una mayor eficiencia productiva con una alta responsabilidad social y ambiental (Marcus y Anderson, 2009). Así pues, una empresa en el marco de la sustentabilidad requiere ser competitiva y aprovechar tanto las capacidades internas como aquellas otras externas, que son inherentes a ella.
De modo que la sustentabilidad empresarial se yergue como un proyecto, el cual demanda un esfuerzo continuo con un objetivo particular, que además requerirá un conjunto de acciones entrelazadas en las que el empleo de los recursos –humanos, materiales y financieros– se utilicen de una forma eficiente, donde el mayor impulso se ha hecho notar desde la década de los noventa del siglo pasado al expedirse las normas de ISO 14000, que han trascendido en todas las empresas en la creación de los sistemas de gestión ambiental. (Uribe-Macías, Vargas-Moreno y Merchán-Paredes, 2018).
PAPEL DE LA SUSTENTABILIDAD EMPRESARIAL
De acuerdo a lo anterior –bajo los preceptos de la sustentabilidad empresarial–, las compañías que acogen este proyecto generan un valor mayor de orden económico, social y ambiental, en un lapso de mediano y largo plazo. Por lo cual, la sustentabilidad empresarial se erige como una oportunidad para llevar a cabo una nueva manera de hacer actividades comerciales y productivas, donde se concibe la competitividad empresarial como la transición, incentivación e innovación en los procesos, tomando de forma importante el contexto de los sistemas económicos, sociales y el marco de referencia ambiental en las cuales las compañías subsisten (Pérez, Acosta y Acurero, 2020).
Por consiguiente, las empresas son un componente relevante en la consecución de los objetivos del desarrollo sustentable (ODS), ya que éstos recogen las iniciativas y preocupaciones de distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, sociedad civil y del contexto académico. Ya que estos ODS se yerguen como la agenda que las organizaciones de carácter productivo deben seguir para contribuir con la sociedad en general a la mejora socioeconómica y socioambiental, de las personas y de seguridad planetaria (Remacha, 2017).
Para ello, es imprescindible que los ODS estén vinculados operativamente en los planes y estrategias de negocio de las empresas como Remacha (2017) lo comenta. En lo que atañe al ODS 1, denominado “Fin de la Pobreza”, las empresas sustentables serían un envión del desarrollo económico por el cual muchas comunidades podrían salir de la miseria, fundamentalmente a partir de mejorar las condiciones económicas generando empleos e infraestructura social. Por otra parte, con el ODS 2, “Hambre Cero”, la industria alimentaria produciría insumos de la canasta básica a precios sumamente competitivos y accesibles a todas las personas. En lo relativo al ODS 3, “Salud y Bienestar”, las empresas ayudarían a generar insumos farmacológicos para la salud, para contribuir a disminuir las tasas de morbilidad y mortalidad, por causa de no contar con los medios para acceder a productos farmacéuticos y servicios de carácter terapéutico.
En lo relacionado con el ODS 4, “Educación de Calidad”, las empresas se constituyen en punto nodal para el desarrollo de sus empleados, proporcionándoles capacitación e instrucción técnica que les permita desempeñarse mejor en sus tareas laborales. En tanto, con el ODS 5, “Igualdad de Género”, las empresas se coligan ofreciendo las mismas oportunidades de trabajo a mujeres y hombres, contribuyendo, además, a cerrar las brechas existentes en materia salarial. Mientras en lo concerniente al ODS 6, “Agua Limpia y Saneamiento”, las empresas pueden contribuir mediante el tratamiento de las aguas que intervienen en los procesos productivos, y adicionalmente emplearlas para su reutilización o bien desecharlas de acuerdo a los criterios establecidos en los marcos legales vigentes.
En materia del ODS 7, “Energía Asequible y No Contaminante”, las empresas contribuirían remplazando las energías provenientes de hidrocarburos por aquéllas de carácter renovable, e integrarlas a sus procesos manufactureros. Mientras en lo relativo al ODS 8, “Trabajo Decente y Crecimiento Económico”, los emprendimientos empresariales favorecerían con la creación de empleo, respetando los derechos humanos de sus trabajadores, aportando entornos y trabajo seguros y con el menor riesgo posible para ellos, además, impulsarían la mejora de las condiciones económicas de muchos colectivos sociales. En lo tocante al ODS 9, “Industria, Innovación e Infraestructura”, estimularían la mejora de la calidad de vida de grandes núcleos poblacionales, con un principio de inclusión, además de crear nuevos procesos productivos que no comprometan a la naturaleza.
En lo que corresponde al ODS 10, “Reducción de las Desigualdades”, los desarrollos empresariales promoverían la integración laboral de mujeres, con los mismos derechos de desarrollo personal, capacitación e igualdad salarial, y así reducir la desconfianza y el enfado social. Por lo que atañe al ODS 11, “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, las empresas comenzarían a intervenir en la adecuada planificación del uso de suelo, como en la proyección de aprovisionamiento de servicios colectivos, que son claves para la función orgánica de las ciudades. En el marco del ODS 12, “Producción y Consumo Responsable”, las empresas deberán emigrar a la economía circular, dejando atrás las prácticas de la economía lineal, la cual ha desencadenado los problemas socioambientales que hoy son parte del cambio climático.
En lo que incumbe al ODS 13, “Acción por el Clima”, las empresas apoyarían siguiendo las pretensiones que las Conferencias de las Partes (COP) señalan dentro del marco de las reuniones sobre cambio climático que se realizan de manera mundial, para abatir las emisiones de gases de invernadero. En tanto el ODS 14, “Vida Submarina”, las empresas contribuirían reduciendo la producción de materiales plásticos, resarciendo muchos de los daños provocados por el vertido de aguas residuales, compuestos químicos y la alteración de las temperaturas de los cuerpos de agua de mar. Por lo que respecta el ODS 15, “Vida de los Ecosistemas Terrestres”, los emprendimientos empresariales colaborarían con este objetivo al cambiar sus infraestructuras grises por aquéllas que son catalogadas como verdes, como pueden ser áreas arboladas, infraestructura vial interna que permita la filtración de agua de lluvia, entre otros aspectos.
Por otra parte, el ODS 16, “Paz, Justicia e Instituciones Sólidas”, las empresas coadyuvarían fortaleciendo los procesos de transparencia en el propio marco de las funciones operativas de producción y también mediante el cumplimiento de los marcos de referencia técnicos y legales propuestos por los contextos gubernamentales para regir sus procesos productivos. Finalmente, el ODS 17, “Alianzas para lograr los Objetivos”, las empresas, mediante la vinculación con otros organismos, pueden contribuir a compartir conocimientos, movilización de recursos financieros, intercambio de tecnología y recursos humanos para colaborar con el sector público y la sociedad civil para el logro de los ODS.
TENDENCIA ACTUAL DE LA SUSTENTABILIDAD EMPRESARIAL
En la actualidad, la tendencia a la incorporación de la sustentabilidad empresarial se ha podido observar mediante distintas acciones. Entre ellas encontramos la relacionada con los productos que inciden en el comportamiento de los consumidores en temas como alimentación, estilos de vida, etiquetar los productos para educar a los mismos consumidores en materia ambiental (Verdes, 2014). En segundo término, está el rubro de las inversiones en infraestructura verde y aquéllas socialmente responsables, para aligerar las tensiones provenientes de los componentes y procesos productivos, que por lo general producen impactos ambientales, en los entornos natural y humano (Quiroz, 2018).
Como tercera tendencia encontramos la utilización –cada vez más– de las fuentes de energía renovable, dejando el uso de los combustibles fósiles que han contribuido grandemente a incrementar los efectos del cambio climático, mediante los gases de invernadero. Al utilizar los insumos energéticos renovables se favorecerá al desarrollo económico, bienestar y salud de las personas, y se atenuarán las consecuencias del cambio climático (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, 2011). Y finalmente, la cuarta tendencia es la de contar con procesos productivos que no generen emisiones de carbono y contribuyan al cambio climático; para ello un grupo de empresas y las Naciones Unidas impulsan la iniciativa de emisiones netas cero (Naciones Unidas, 2022).
CONSIDERACIONES FINALES
La sustentabilidad empresarial es uno de los grandes desafíos del siglo XXI y contamos aún con la oportunidad de evitar los graves efectos negativos, si las empresas en el mundo transitan a estos sistemas de sustentabilidad y se empeñan en seguirlos y apoyarlos. Consideramos que las empresas se constituyen en un nodo de carácter medular con gran potencial para impulsar y asegurar el desarrollo económico y social, para con ello dar acceso también a entornos naturales seguros. En adición a lo anterior, la sustentabilidad empresarial hará o facilitará cada día más el poder conseguir el desarrollo sustentable, principalmente por la forma que incide en el entorno económico y en la población mundial. Donde la tendencia natural será que cada vez más empresas se sumen y con ello vayan al alza los preceptos de la sustentabilidad empresarial.
* Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México.
Contacto: cantup@hotmail.com
REFERENCIAS
Arambula, M. (2020). Impacto de la gestión de sustentabilidad empresarial en la cultura organizacional. Nova Revista Universitaria de Administración. 12(20):45-56.
Bonilla, N., y González, O. (2011). El enfoque de la sustentabilidad en México y los steakholders como instrumentos de creación de organizaciones eficientes. Ciencia Administrativa. 1:62-70.
Cantú-Martínez, P.C. (2020). Ética, sustentabilidad y responsabilidad social. México: TD&IS.
Cantú-Martínez, P.C. (2022). Sustentabilidad y responsabilidad social. Ciencia UANL. 25(111):64-70.
Garzón, M.A., e Ibarra, A. (2014). Revisión sobre la sostenibilidad empresarial. Revista de Estudios Avanzados de Liderazgo. 1(3):52-77.
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. (2011). Fuentes de energía renovables y mitigación del cambio climático. Nueva York: Naciones Unidas.
Marcus, A.A., y Fremeth, A.R. (2009). Green management matters regardless. Academy of Management Perspectives. 23(3):17-26.
Naciones Unidas. (2022). Acción por el clima. Disponible en: https://www.un.org/es/climatechange/net-zero-coalition
Pérez, M., Acosta, I., y Acurero, M. (2020). Categorías de análisis sobre la sostenibilidad una propuesta teorética y contextualizada para el sector empresarial. Económicas CUC. 41(2):115-136.
Porter, M., y Van der Linde, C. (1995). Toward a new conception of the environment competitiveness relationship. Journal of Economic Perspectives. 9(4):97-118.
Quiroz, D.E. (2018). Implementación de infraestructura verde como estrategia para la mitigación y adaptación al cambio climático en ciudades mexicanas, hoja de ruta. México: Sedatu/Semarnat/GIZ.Remacha, M. (2017). Empresa y objetivos de desarrollo sostenible. Cuadernos de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa. 34:1-28.
Uribe-Macías, M.E., Vargas-Moreno, O.A., y Merchán-Paredes, L. (2018). La responsabilidad social empresarial y la sostenibilidad, ciertos habilitantes en la gerencia de proyectos. Entramado. 14(1):52-63.
Verdes, Y. (2014). Las etiquetas ambientales. Régimen jurídico del etiquetado ecológico. (Tesis de Maestría). Universidad de La Coruña. Coruña, España.