EDITORIAL CIENCIA UANL 24-105

* Universidad Autónoma de Nuevo León.
Contacto: marco.alvaradovz@uanl.edu.mx

CIENCIA UANL / AÑO 24, No.105, enero-febrero 2021

La Etnobiología es una ciencia multidisciplinaria con profundas raíces en la Botánica, la Zoología, la Micología y la Antropología. Nos presenta y analiza con rigor científico la historia de los saberes ancestrales y contemporáneos acerca de la relación del ser humano con la naturaleza, particularmente las plantas, los animales y los hongos.

México, por su ubicación geográfica, su compleja topografía, su forma y tamaño, presenta una enorme diversidad de ecosistemas y nichos ecológicos que albergan 12% de la diversidad biológica mundial, por lo cual nuestro país es reconocido como país megadiverso. Por otra parte, su riqueza cultural no es menos impresionante y es reconocida a nivel mundial, en ella se mezclan los periodos prehispánico, colonial y moderno, manifestándose, entre otros aspectos, en la gastronomía, tradiciones, costumbres, lenguas vivas y expresiones artísticas.

A nivel mundial, desde hace décadas hay un creciente interés para estudiar la forma en que los humanos nos relacionamos con la naturaleza, y desde 1977 se estableció la Sociedad Internacional de Etnobiología. En México, en 1993, se creó la Asociación Etnobiológica Mexicana, con el objetivo de promover, impulsar y fortalecer la investigación, docencia y divulgación del conocimiento etnobiológico.

Desafortunadamente, tanto la diversidad biológica del país, así como mucha de la riqueza cultural e histórica, se están perdiendo o degradando, por lo que urge tomar acciones que promuevan la conservación y la recuperación de ecosistemas, comunidades, especies y conocimientos de valor histórico y cultural relacionados con el uso, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales. Además de esto, la actual degradación ambiental, debida principalmente a la explosión demográfica, contaminación ambiental y extracción excesiva de recursos naturales, exige la implementación inmediata de medidas para revertir sus efectos y propiciar la conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales que brinda a la humanidad.

Haciendo eco de esta necesidad de conservación de la riqueza biocultural, en 2019, el Conacyt presentó una convocatoria para impulsar el establecimiento de una Red Nacional de Jardines Etnobiológicos, en la que se busca que cada uno de los estados del país cuente con espacios donde se conserven especies de flora y fauna vivas locales y regionales, nativas y cultivadas o útiles; se resguarde el conocimiento relativo a ellas; se recuperen y se  los conocimientos etnobiológicos locales y regionales y aquellos relacionados con la riqueza biocultural de México; se promueva la difusión y el acceso universal a este conocimiento, y que se involucre a las comunidades locales.

La Universidad Autónoma de Nuevo León, comprometida con la conservación de la biodiversidad de nuestro país y de los saberes culturales ancestrales relacionados con el uso y aprovechamiento de los recursos naturales, respondió a esta convocatoria proponiendo la creación de un jardín etnobiológico regional con dos sedes, centro y sur del estado. En esta propuesta participa un equipo multidisciplinario de casi 20 investigadores de las facultades de Agronomía, Ciencias Biológicas y Ciencias Forestales. La visión de estos jardines es que sean espacios plurifuncionales, donde además de albergar diversidad biológica regional para el conocimiento de la población en general, sean también espacios que incluyan, entre otras cosas: a) bancos de germoplasma para conservación ex situ de especies vegetales, b) colecciones de plantas y animales adecuadamente preservados; c) biblioteca con información etnobiológica en diferentes medios y formatos (físicos y electrónicos); d) espacios donde se propaguen especies nativas que pueden utilizarse en planes de reforestación o restauración ecológica, y e) espacios para investigación, formación de recursos humanos y para la difusión y divulgación del conocimiento etnobiológico local, regional y del país.

Confiamos en que en los próximos años estos espacios crezcan y se consoliden para garantizar la conservación de la riqueza biocultural de México, contribuyan al desarrollo sustentable y que estos conocimientos, saberes ancestrales y tradiciones, puedan transmitirse a la sociedad y las futuras generaciones.