El coeficiente intelectual y de aprendizaje en alumnos de nivel superior y su relación con el proceso de enseñanza aprendizaje

Susana Hernández Silva*, Ma. Dolores Rangel Flores*, Lucía Vázquez González*, Blanca Nelly Lara Cortés*, Yadira Orozco Morales*

CIENCIA UANL / AÑO 20, No. 84, abril-junio 2017 27

El principal objetivo de la educación es crear individuos capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente de repetir lo que hicieron otras generaciones; individuos creativos, inventivos y descubridores, cuyas mentes puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrezca.

Jean Piaget

Lo que permite medir las habilidades cognitivas de una persona en relación con su grupo de edad es el término conocido como cociente intelectual o, en su caso, coeficiente intelectual, esto a raíz del concepto en inglés CI o IQ. Como estándar, se considera que el CI en un grupo de edad es de 100, es decir, que si una persona tiene un CI de 110, está sobre la media entre las personas de su edad.

Considerando como base la importancia de definir qué es la inteligencia, se tomó en cuenta lo que estableció la American Psychological Associaton, ésta asegura que consiste en la habilidad a través de la cual los individuos son capaces de comprender cosas complejas y de enfrentar y resolver ciertas complicaciones a través del razonamiento; de acuerdo con la capacidad de cada persona, se dice que es más o menos inteligente que otra.

Ahora bien, de acuerdo a los estudios desarrollados en la University College de Londres, para saber si el CI se mantiene indeleble al paso del tiempo o se modifica, se ha descubierto que el valor del CI de una persona cambia significativamente a medida que ésta crece; en algunos casos aumenta su valor y en otros disminuye.

Considerando el concepto de aprendizaje, Gagné (1965) define el aprendizaje como “un cambio en la disposición o capacidad de las personas que puede retenerse y no es atribuible simplemente al proceso de crecimiento”, en cambio para Hilgard (1979) es “el proceso en virtud del cual una actividad se origina o cambia a través de la reacción a una situación encontrada, con tal de que las características del cambio registrado en la actividad no puedan explicarse con fundamento en las tendencias innatas de respuesta, la maduración o estados transitorios del organismo”. Por su parte, Pérez (1988) lo define como “los procesos subjetivos de captación, incorporación, retención y utilización de la información que el individuo recibe en su intercambio continuo con el medio”.

Tomando en cuenta estas definiciones, debemos considerar que existen puntos de coincidencia, por tal motivo se infieren los conceptos relacionados con el área de la didáctica, de ahí que Alonso (1994) plantee que “aprendizaje es el proceso de adquisición de una disposición, relativamente duradera, para cambiar la percepción o la conducta como resultado de una experiencia”.

No obstante, Gallego (2003) hace notar que “el aprendizaje no es un concepto reservado a maestros, pedagogos o cualquier profesional de la educación, ya que todos, en algún momento de la vida organizativa, debemos enseñar a otros y aprender de otros”.

Es por ello que en el presente trabajo se abordará el tema de inteligencia, así como el coeficiente intelectual y el aprendizaje, el cual se obtiene de una serie de instrumentos de tipo predictivo, en el rendimiento escolar de los estudiantes adolescentes, esto con la finalidad de obtener los valores altos, medios o bajos de las diferentes variables de medición, para proponer alternativas que nos lleven a un mejor aprovechamiento académico, el cual se vería reflejado en las calificaciones, y en un futuro posterior como profesionistas competentes e integrados en un mercado laboral demandante.

El porqué este tema

Los procesos, técnicas y teorías que se han aplicado en el Sistema Educativo Mexicano se han enfocado en una sola variable: el proceso de la adquisición del conocimiento, cómo el individuo elabora las estructuras cognitivas que le permiten la adquisición o formación de conocimientos, los cuales responden a estímulos externos, y se espera que sean los adecuados de acuerdo a la situación o problemática planteada.

Sin embargo, debido a las demandas que en la actualidad son requeridas para acceder a un empleo cada vez mejor y con miras a un desarrollo personal y profesional de calidad, se precisan alumnos con pensamientos críticos y capaces de llevar a la práctica lo aprendido en su trayecto educativo. Por tal motivo es necesario realizar una transformación formal, sustentada en una metodología científica y datos confiables y válidos que identifiquen las verdaderas necesidades de nuestros alumnos.

Es importante considerar el cambio que se ha presentado en el modelo educativo de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ya que está orientado a tomar en cuenta al alumno como elemento esencial en la acción formativa pedagógica de su trayectoria universitaria; se busca que sea el protagonista en la adquisición del conocimiento a través de un proceso autónomo en la construcción de recursos para poder resolver problemas de tipo personal. Es interesante conocer si el proceso de enseñanza-aprendizaje adopta teorías prescriptivas para proponer estrategias didácticas, que favorezcan los recursos de aprendizaje en el alumno, y que repercuten en niveles de conocimiento e inteligencia cada vez más altos.

Por lo tanto, es de gran relevancia conocer y tener información del alumno, de su contexto, ya que esto brinda la oportunidad de poder valorar e interpretar el estado en que se encuentra, contrastándolo con lo que se espera de él curricularmente, de acuerdo a programas establecidos, de esta manera se permitirá proponer programas preventivos que coadyuven las áreas débiles detectadas con miras a poder desarrollar y potencializar todas las variables que lo lleven a la obtención de un coeficiente intelectual más elevado, lo cual le dará la oportunidad de resolver problemas y tomar mejores decisiones.

¿Qué estudiamos?

Se planteó un estudio no experimental, exploratorio, longitudinal con metodología mixta, cuya muestra fuera no probabilística homogénea (Hernández, Fernández y Baptista, 2006), se aplicaron instrumentos a tres escuelas preparatorias de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), tomado 10% de la población de cada una de ellas, para contar con un buen soporte de alumnos en caso de reprobación o deserción.

Para efecto de llevar a cabo el presente proyecto se eligió tomar como población de estudio adolescentes de entre 14 y 17 años de nuevo ingreso al nivel medio superior, con la finalidad de poder medir dentro del contexto educativo de la UANL desde el inicio de su trayectoria en este nivel y recolectar datos de entrada para evaluar su rendimiento, con el que llega a la institución, y de salida para poder identificar la variabilidad de la medición de su coeficiente intelectual y de aprendizaje.

Para recolectar los datos necesarios se empleó un test psicométrico Terman Merril (Sociedad de psicología aplicada, 2012), el cual está diseñado para obtener el coeficiente intelectual y es una prueba ya estandarizada.

Con este test se puede determinar el coeficiente intelectual de personas que cuentan con un grado de escolaridad suficiente con el que puedan comprender problemas expuestos en forma escrita.

Es una prueba de ejecución máxima que exige un rendimiento superior del examinado. En el mismo se evalúa una serie de áreas como el conocimiento, la inteligencia de manera general, el razonamiento visual-espacial, fluido y cuantitativo; para que de esta forma se pueda obtener un muestreo de las funciones intelectuales importantes.

La escala de Terman Merill está constituida por diez subtests que miden el coeficiente intelectual (CI) y el coeficiente de aprendizaje (CA) en áreas como:

1. Información y conocimientos.

2. Comprensión.

3. Significado de palabras.

4. Selección lógica.

5. Aritmética.

6. Juicio práctico.

7. Analogías.

8. Ordenamiento de frases.

9. Clasificación.

10. Seriación.

¿Cuál es el objetivo?

El objetivo de este estudio es identificar si existe variabilidad en el CI y el CA de los alumnos de nivel medio superior después de un proceso de enseñanza-aprendizaje formal, considerando también su contexto de desarrollo.

De igual forma, se pretende conocer el coeficiente intelectual y de aprendizaje de los alumnos en tres periodos: al ingreso, previo a entrar al tercer semestre y al egresar.

Asimismo, identificar las áreas críticas de los resultados de la aplicación de los instrumentos de evaluación, para proponer estrategias de intervención que generen el incremento del desempeño académico del alumno.

Para llevar a cabo lo anterior, nos preguntamos acerca del proceso de enseñanza-aprendizaje durante el trayecto del alumno en el nivel medio superior ¿si incide éste en el incremento de su coeficiente intelectual y de aprendizaje al egreso?

La tabla I nos presenta los resultados de la etapa 1, en la que el CI promedio fue de 95.31, con un diagnóstico de inteligencia normal; el CA promedio fue de 110, con un diagnóstico medio bajo.

La tabla II nos presenta los resultados de la etapa 2, en la que el CI promedio fue de 94.79, con un diagnóstico de inteligencia normal; el CA promedio fue de 106, con un diagnóstico medio bajo.

La tabla III nos presenta los resultados de la etapa 3, en la que el CI promedio fue de 100, con un diagnóstico de inteligencia normal; el CA promedio fue de 124, con un diagnóstico normal.

Conclusiones

De acuerdo a los resultados obtenidos en las tres aplicaciones, se pueden apreciar cambios significativos, los cuales son relevantes para poder tomar acciones en semestres intermedios; sin embargo, mediante éstos, se aprecia, en efecto, que el “proceso de enseñanza aprendizaje” incide de manera favorable en el incremento del CI y del CA en los alumnos que participaron en este estudio.

Figura 1. Desempeño por año del CI y del CA, 1. 2014;
2. 2013; 3. 2012.

Los resultados de la etapa 2 nos indican una falta de orientación para la elaboración de procesos cognitivos que les permitan asimilar e interiorizar nuevos hechos, conceptos, o la construcción de representaciones mentales significativas y que tengan una función aplicable en contextos en los que se lleve a cabo el aprendizaje; cabría mencionar como elemento importante que esta segunda aplicación se realizó al finalizar el segundo semestre e iniciar el tercero, lo cual indica que pudiera haber afectado su rendimiento el proceso de adaptación del nivel básico al nivel medio superior. Tomando en cuenta que las formas de trabajo y evaluación cambian totalmente y se requiere de un nivel de maduración diferente para asumir la responsabilidad de manera individual y personalizada.

Se sugiere mejorar la mediación y el acompañamiento pedagógico que los alumnos tengan en este periodo, la intervención docente es fundamental facilitando el desarrollo de habilidades para conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y valorar; lo cual implica el uso de niveles de pensamiento altos a través de estrategias didácticas diseñadas para ese propósito.

*Universidad Autónoma de Nuevo León

Contacto: educare.es@hotmail.com

 

Referencias

Alonso, C. (1994). Los estilos de aprendizaje: procedimientos de diagnóstico y mejora. Bilbao: Ediciones Mensajero.

Gagné, R.M. (1965). The conditions of learning. New York, Holt: Rinehart and Winston.

Gallego, D. (2003). Conocimiento y gestión. Madrid: Pearsons Prentice Hall.

Hernández S., R., Fernández C., C. y Baptista L., P. (2006). Metodología de la investigación. México, D.F.: McGraw-Hill Interamericana.

Hilgard, E. (1979). Teorías del aprendizaje. México: Trillas.

Pérez G., A. (1988). Análisis didáctico de las teorías del aprendizaje. Málaga: Universidad de Málaga.

Sociedad de psicología aplicada. (2012). http://spap. com.mx/. Recuperado el 14 de marzo de 2012.