El escudo natural de las tortugas

La característica física más atractiva de las tortugas es su caparazón. La estructura ósea que las protege de posibles amenazas y depredadores es uno de los misterios de las ciencias naturales, puesto en los primeros ejemplares que rondaron la Tierra, como el Odontochelys semitestacea, contaban solamente con una base plana que protegía sus entrañas.

La estructura de la coraza comenzó a formarse hace más de 260 millones de años, durante el periodo Pérmico, y contrario a lo que se piensa, ésta se encuentra conformada por aproximadamente cincuenta huesos. Asimismo, los queloides tienen incorporadas las costillas en su concha, una peculiaridad que a los mamíferos y lagartos no les permite ventilar los pulmones. Lo anterior posiciona a las tortugas como el único animal en el mundo con este tipo de “escudo”.

Entre las diferentes especies de tortugas podemos encontrar algunas con caparazones lisos o rugosos y con diferentes diseños.  Por un lado, las tortugas de tierra suelen tenerlo más abultado, lo cual dificulta a sus depredadores poder tomarlas con la mandíbula; por el contrario, las tortugas marinas, al tener el caparazón más aplanado, pueden ser más ágiles y nadar más rápido que sus predadores.

No obstante, a pesar de que se sabe que la evolución ha llevado a los caparazones a ser lo que conocemos en la actualidad, su funcionalidad, ignorando la protección ante depredadores, crea una gran incertidumbre ante la comunidad científica. Un estudio publicado en 2016 en la revista Current Biology, concluyó que la utilidad original del exoesqueleto fue para cavar en el subsuelo y escapar de las duras condiciones climáticas de ese entonces.

 

Fuentes

¿Por qué tienen caparazón las tortugas?