Entrevista al Dr. Víctor Alberto Ramos, Premio México Ciencia y Tecnología 2013

JESSICA JARAMILLO*

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 66, MARZO – ABRIL 2014

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“El límite es una entelequia producida por el hombre. La naturaleza es una sola”.

Recibió la noticia con sorpresa, pues consideraba que las probabilidades de obtener un premio de tal categoría eran escasas. Con una carrera de casi 50 años de investigación (este año los cumple), Víctor Alberto Ramos, geólogo de profesión, fue merecedor del Premio México Ciencia y Tecnología 2013, otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El investigador, de origen argentino, recorrió la Cordillera de los Andes, desde Tierra del Fuego hasta Colombia, para determinar la evolución de dicha cadena montañosa, aportes que le valieron este reconocimiento. “Eso es importante, porque si uno sabe cómo se levanta y cómo suceden los cambios puede rápidamente evaluar cuáles son las zonas más propicias para tener riesgos sísmicos”.

“El límite es una entelequia producida por el hombre. La naturaleza es una sola. El hecho de pasar constantemente de un lado al otro, al lado chileno y al argentino (de la Cordillera de los Andes), le trae a uno la sensación de libertad, de acompañamiento de la naturaleza en su entendimiento”.

Entre las cosas que marcaron su carrera, de acuerdo a sus palabras, se encuentra el descubrimiento de que gran parte de lo que ahora es Chile se encontraba separada por un antiguo océano de más de 470 millones de años. Esa porción de tierra fue bautizada como “Chilenia” y no era parte de la antigua Gondwana (bloque continental que resultó de la porción meridional de Pangea), sino que terminó colisionando contra ésta y constituyó una gran cadena de formación de montaña.

Esto no fue bien recibido por la comunidad científica que lo consideró especulativo en su momento. Sin embargo, 25 años después, Ramos fue nombrado miembro de la Academia Chilena de Ciencias, precisamente por ese hallazgo.

Otros de sus descubrimientos tampoco fueron reconocidos en principio, como la propuesta de que la plataforma en que se encuentra Brasil se formó a través de una serie de colisiones (lo cual terminó por aceptarse con el pasar de los años). Incluso ahora continúa la discusión sobre el origen de la Patagonia, la cual lleva más de veinte años sin lograr un consenso entre la comunidad científica.

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Lo que propone el grupo de investigación en el que trabaja el geólogo es que la Patagonia se originó en el continente Antártico, para después separarse y formar parte de Gondwana, alrededor de 250 a 270 millones de años.

“Hay que tener la paciencia de santo. Muchas veces a los no especialistas les parece una especulación, pero cuando uno analiza dato por dato percibe claramente cuál fue el proceso que llevó a esa formación”.

Con la misma sencillez con que expresa no haber esperado este premio, indica que una de sus máximas satisfacciones son sus nueve nietos pequeños. Y, desde el punto de vista profesional, los diversos reconocimientos que ha recibido, entre los que se encuentran ser miembro honorario de la Geological Society of America (fue el primer geólogo de América del Sur con esta distinción), miembro de la National Academy of Sciences de los Estados Unidos y miembro de la Academia Brasileira de Ciencias, por mencionar algunos.

Jurásico y Cretácico: nuevos límites

Actualmente, el investigador está tratando de establecer un nuevo límite entre el Jurásico y el Cretácico. De acuerdo a sus indagaciones, se encontraría cinco millones de años antes de lo que se pensaba (de 145 a 140 millones de años).

“Eso implicaría que el periodo Jurásico es cinco millones de años más largo y el Cretácico cinco millones de años más corto” explica, y aclara que actualmente toda la división de estos dos periodos se realiza básicamente en el hemisferio norte, en el antiguo mar de Thetys (en lo que ahora es Europa), lugar donde se habían asociado todos los límites.

Para saber la edad de cada uno de los pisos del Jurásico y Cretácico, en el siglo XIX se realizaban controles basados con fósiles guías, llamados controles estratigráficos. Entre esos fósiles, los más importantes tradicionalmente son los ammonites.

Posteriormente, explica Ramos, se emplearon métodos más sofisticados, como el nanoplancton, organismos calcáreos casi microscópicos, que junto a los foraminíferos, otro grupo de microorganismos, han permitido establecer con mayor delicadeza y precisión el límite entre ambos periodos de la era Mesozoica.

“Todo eso está basado en la estratigrafía, el estudio de la vida del pasado en los restos fósiles. Lo que estaba faltando era ponerle un número. ¿Cómo se le pone un número a una variación de ese tipo? Básicamente desde la época de Darwin, 1835, se trataba de la edad de la tierra y la edad de los diferentes pisos, y se asumía, contando el espesor de los sedimentos, una edad aproximada”.

Posteriormente vinieron las edades isotópicas, en las que se utilizaron elementos con una descomposición radioactiva para calcular una edad. Con eso se mejoró mucho la precisión. Para esto, se requiere una roca ígnea (volcánica) que se deposite entre los estratos de los fósiles.

“Una ventaja grande en la Cordillera de los Andes es que tenemos los mismos fósiles, perfectamente correlacionables con los ammonites, de nanoplancton y foraminíferos, que permiten reconocer ese límite estratigráfico que se había establecido en Europa. Hemos encontrado que las edades que tenemos en los andes de Argentina y Chile son muy diferentes a las que se habían asumido desde el hemisferio norte”, explica el geólogo.

La investigación tardó dos años para corroborar los resultados obtenidos y a finales de 2013 pudieron publicarlos, pero no fueron bien recibidos por sus colegas europeos. “Al principio, cuando dimos a conocer esos nuevos valores, tuvimos poca aceptación en la comunidad del hemisferio norte y la que se dedica al estudio del Jurásico y del Cretácico”.

Dichos valores eran muy precisos, pues todas las dataciones, las cuales se realizaron en la Universidad Nacional de Canberra, en Australia; en la Universidad de Ginebra, en Suiza, y en la Universidad de Brasilia, en Brasil, coincidieron exactamente.

“Con esos tres datos logramos hacer una primera publicación en la revista Gondwana Research, a fines del año pasado. Y eso llamó la atención a los laboratorios de geocronología de Estados Unidos, del MIT en Massachusetts. El director del laboratorio de geocronología nos ofreció hacer esas dataciones y confirmarlos con mayor detalle y precisión”.

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Recientemente, el investigador estuvo en Chos Malal, en la cuenca Neuquina, tomando muestras de cenizas volcánicas junto al doctor Sam Bowring, del MIT, y con paleontólogos y estratígrafos argentinos y brasileños. Dichas muestras las están analizando en el MIT. “Esperamos que en los próximos meses podamos confirmar los resultados de los laboratorios de Suiza, Australia y Brasil”.

“Ahora que sabemos la expresión y cómo se presenta, hemos reconocido ceniza volcánica en numerosas partes de la cuenca Neuquina. En sectores casi límite con Chile, hemos encontrado más de 50 niveles de ceniza volcánica intercalada con ammonites y con nanoplancton”.

En esta ocasión se establecieron en un pequeño pueblito como base, de ahí hicieron todas las incursiones a las zonas aledañas para analizar aquellas unidades como la roca volcánica, el arco volcánico estaba muy cercano al lado chileno. “Estuvimos comparando las cenizas, la parte proximal con otras ubicadas a 150, 200 kilómetros de distancia, mucho más distales”.

Las cenizas distales son las más alejadas de los volcanes y las proximales las más cercanas a 10, 15, 20 kilómetros máximo de la fuente emisora. “Cuando hay una erupción volcánica, los pueblos aledaños reciben cenizas muy gruesas y a medida que uno se aleja lo que llega es ceniza fina”.

Esta investigación también tiene importancia económica, ya que normalmente los yacimientos petrolíferos datan de estos periodos. Una variación de 5 millones de años puede influir en la valoración total de la capacidad de un reservorio. “Ese límite lo hemos establecido en la formación petrolífera Vaca Muerta, en Argentina. El hecho de saber la edad precisa de esa formación nos permite calcular el tiempo de maduración del petróleo, eso es muy importante para calcular el potencial económico de esa formación”.

Yacimientos Petroleros Fiscales (YPF) está al tanto de todas las investigaciones, y brinda apoyo a través de un convenio con el Instituto de Estudios Andinos, donde labora Ramos, para colaborar en forma conjunta en la mejor determinación de una de las unidades principales en Vaca Muerta, la roca madre principal que concentra la mayor parte de recursos no convencionales de petróleo que tiene la Argentina. “La formación está justo en el límite Jurásico-Cretácico”.

Realizar estas dataciones no es una tarea sencilla. Primero, una vez que recolectan las cenizas, se envían al laboratorio que analiza las muestras y separa circones, de entre los que elige los más puros, para que la datación sea lo más precisa posible.

Una vez que los investigadores reciban los resultados buscarán publicarlos. “Si logramos publicar esos nuevos resultados, sería el primer paso para cambiar formalmente la edad del Jurásico-Cretácico. A partir de ahí, la Unión Internacional de la Ciencias Geológicas y la Comisión Internacional de Estratigrafía certificaría o no, depende de los resultados, ese cambio”.

Después de eso, serían del dominio público “y a partir de ahí los petroleros, las academias, van a tomar conciencia que el límite del Cretácico cambió en 5 millones de años y a partir de ese momento se empezará a trabajar con la cifra nueva de 140 millones de años”.

Víctor Alberto Ramos es profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en el Laboratorio de Tectónica Andina del Instituto de Estudios Andinos “Don Pablo Groeber”.

El Premio México Ciencia y Tecnología fue instituido en 1990, como reconocimiento a las labores científicas y tecnológicas realizadas por investigadores y tecnólogos en América Latina y el Caribe. En 1991 adquiere el carácter de iberoamericano, dirigido a Centro y Sudamérica, el Caribe, España y Portugal.  

* Universidad Nacional de San Martín, Argentina.

Contacto: jaramillo.jess@gmail.com