En órbita el séptimo Sentinel de Copernicus

 

CIENCIA UANL / AÑO 21, No.90 julio-agosto 2018

Siempre me han emocionado los lanzamientos de cohetes; me encanta escuchar el conteo y ver la explosión, con la que el cohete es impulsado para romper el aire y elevarse poco a poco hasta perderse de vista en el cielo. De hecho, hace unos días el Sentinel-3B, el segundo satélite Sentinel-3 de Copernicus, fue lanzado al espacio. El satélite, de 1,150 kg, fue transportado hasta su órbita a bordo de un cohete Rockot, lanzado desde Plesetsk (Rusia) a las 17:57 GMT (19:57 CEST; 21:57 hora local). La etapa superior del cohete llevó a Sentinel-3B hasta su órbita prevista y, una vez ahí, se unirá a su gemelo Sentinel-3A. Este par de satélites aumentará la cobertura y la producción de datos para el programa medioambiental Copernicus de la Unión Europea.

Tan sólo 92 minutos después del despegue, Sentinel-3B envió sus primeras señales a la estación de Kiruna (Suecia). Rápidamente, los equipos del centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en Darmstadt (Alemania) establecieron los enlaces de datos que les permitieron asumir el control del satélite.

Durante los tres días que dura la fase de lanzamiento y órbita temprana, los controladores comprobarán que todos los sistemas funcionan correctamente y comenzarán a calibrar los instrumentos para poner en servicio el satélite. Se espera que la misión comience las operaciones rutinarias aproximadamente en septiembre.

Con este lanzamiento, el primer conjunto de misiones Sentinel de la red de vigilancia medioambiental Copernicus de la Unión Europea ya se encuentra en órbita con una serie de tecnologías para monitorizar la tierra, los océanos y la atmósfera de nuestro planeta (fuente: ESA).