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  • marzo-abril 2024
    Vol. 27 Núm. 124 (2024)

    En los últimos años hemos sido testigos de avances significativos en la participación de las mujeres en el ámbito científico, con lo que se ha marcado una nueva era de inclusión y diversidad en la búsqueda del conocimiento. Sin embargo, aún enfrentamos desafíos persistentes que requieren una atención continua y un compromiso renovado con la igualdad de género.

    Históricamente, las mujeres han desafiado las barreras que limitaban su acceso y reconocimiento en el mundo científico. Roles de género, falta de modelos a seguir y discriminación son sólo algunos de los obstáculos que han detenido el progreso de muchas que aspiraban a contribuir al avance del conocimiento. Pero hoy, a pesar de estos desafíos persistentes, las mujeres están rompiendo esas barreras y dejando una impronta indeleble en la ciencia moderna.

    Sin duda alguna, uno de los cambios más alentadores es el aumento en la visibilidad femenil en posiciones científicas destacadas. Desde los estudios simbólico-culturales hasta la microtecnología, las mujeres demuestran que la excelencia en la investigación no tiene género.

    En Ciencia UANL nos alegra ser parte de este avance, de este camino colectivo que visibiliza, promueve y divulga la importante labor que hacen las científicas, especialmente las mexicanas. En nuestro caso, las convocatorias para los números de Mujeres en la Ciencia han tenido un recibimiento histórico, tan sólo el año pasado nos vimos en la necesidad de implementar una nueva metodología para el proceso editorial debido al extraordinario recibimiento que tuvimos de la comunidad. Los artículos que por falta de espacio no fueron incluidos en la edición de marzo-abril 2023, fueron acogidos en los números temáticos subsiguientes, logrando así –a cuatro años de nuestro primer número de Mujeres en la Ciencia– la paridad de género en la publicación.

    Estoy convencida de que la diversidad de perspectivas es un motor para la innovación que aporta una riqueza de enfoques y soluciones a los desafíos que enfrenta la humanidad. La ciencia es más fuerte y más efectiva cuando se nutre de la variedad de experiencias y talentos que aportan los distintos tipos de personas. Por lo cual, la igualdad de género en la ciencia no es sólo un objetivo ético, sino una necesidad pragmática para aprovechar plenamente el potencial humano. La participación de las mujeres en la ciencia es más que una cuestión de justicia social, es una cuestión de eficiencia y excelencia científica.

    Desde este espacio editorial celebremos los logros alcanzados; no obstante, mantenemos la mirada en el horizonte de la igualdad total. La ciencia moderna debe ser un espacio en el que todas las mentes brillantes tengan la oportunidad de contribuir y donde la innovación florezca sin restricciones de género. El futuro de la ciencia es diverso, depende de todas y todos asegurar que sea verdaderamente inclusivo.

    Este número es de ustedes, las que han resistido y luchado por cada espacio, cada investigación, laboratorio, campo, artículo, libro… Gracias, sepan que están haciendo camino para todas al andar.

    Melissa del Carmen Martínez Torres                                                                                                                                                 *Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México.                                                                       Contacto: melissa.martinezt@uanl.mx

  • Enero-Febrero 2024
    Vol. 27 Núm. 123 (2024)

    Leyendo uno de los artículos de este número, me puse a reflexionar sobre el efecto que tiene todo lo que  hacemos en los sistemas de salud en el medio ambiente. De hecho, en un congreso internacional al que  asistí recientemente, se dedicaron varias sesiones al impacto de nuestra especialidad, en mi caso Radiología, en la contaminación ambiental y de cómo podríamos mitigar estos efectos. El tema no es nuevo, inclusive he dedicado al menos un par de episodios de mi podcast Memorándum a estos temas,  tanto al efecto de lo que hacemos, como a lo que sucede, por ejemplo, con los medios de contraste que inyectamos a nuestro pacientes para realizar estudios de imagen, que se desechan por la orina, y pasan al  sistema de reciclado de agua, sin que existan realmente filtros o tratamientos específicos para eliminar  estos residuos.

    Es entonces interesante darnos cuenta de que, en el mundo de la atención médica, donde la ciencia y la  humanidad se unen en la noble misión de curar y cuidar, emerge una paradoja crítica pero a menudo  ignorada: el impacto ambiental del sector de la salud. Esta realidad plantea una pregunta incómoda:  ¿estamos comprometiendo la salud de nuestro planeta en el proceso de salvaguardar la salud humana?

    Imaginemos los pasillos estériles de hospitales y clínicas, donde la generación de residuos médicos es una constante. Estos desechos, desde jeringas hasta vendajes contaminados y compuestos farmacéuticos, se acumulan en cada quirófano, en cada unidad de terapia intensiva, en cada habitación,  reflejando nuestras luchas contra la enfermedad. Pero la acumulación trae consigo una serie de consecuencias ambientales. La disposición inadecuada de estos materiales inicia una cascada de contaminación que penetra en el suelo, el agua y el aire, presentando riesgos inadvertidos para el medio  ambiente y la salud pública. 

    Los hospitales y clínicas, perpetuamente activos, son los principales protagonistas de esta situación, pero  no los únicos. Su operación continua, vital para la atención de pacientes, conlleva un consumo masivo de  energía. Esta demanda energética no sólo eleva las emisiones de gases de efecto invernadero, también  alimenta el cambio climático, una amenaza creciente para la salud global. 

    Por otro lado, pensemos en todos los medicamentos vertidos (incluso por nosotros mismos, en la orina,  por ejemplo), en el agua, alterando los ecosistemas acuáticos y entrando en la cadena alimentaria de los  organismos que ahí se encuentran. Incluso en pequeñas dosis, su impacto es profundo. Paralelamente,  los productos de un solo uso, cruciales para la higiene y la prevención de infecciones, se acumulan como  desechos plásticos, liberando toxinas y microplásticos en el medio ambiente. 

    Ante estos desafíos, el sector de la salud se enfrenta a la urgente necesidad de reinvención. La adopción  de materiales sostenibles, estrategias de reciclaje, educación ambiental y políticas más estrictas son  pasos hacia una atención médica que beneficie tanto a los pacientes como al planeta. Este cambio de paradigma implica ver la salud humana y la salud planetaria como inseparables, y actuar en  consecuencia.

    Esto no es sólo un llamado a la conciencia, es una invitación a la acción. En la intersección de la salud  humana y planetaria, cada decisión, acción cuenta. Como guardianes de la salud y el bienestar, debemos  esforzarnos por curar no sólo a los individuos, también al planeta en el que habitamos. La salud de  nuestro mundo y sus habitantes están entrelazadas, sólo a través de esfuerzos concertados y sostenidos  podemos aspirar a sanar ambos. 

    En conclusión, considero de suma importancia analizar la huella ambiental del sector de la salud. Al hacerlo, podemos avanzar hacia un futuro donde cuidar de la salud humana también signifique cuidar del planeta que nos sostiene. La atención médica, en su esencia, es un acto de cuidado y compasión, es hora  de extender ese cuidado a nuestro entorno natural. 

    Guillermo Elizondo Riojas
    Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México.
    Contacto: guillermo.elizondor@uanl.mx

  • Noviembre-Diciembre 2023
    Vol. 26 Núm. 122 (2023)

    Presentamos un número más de Ciencia UANL, el cual reúne una serie de estudios acerca de diversas problemáticas sociales: desde el (aparente) antagonismo entre duda razonable y presunción de inocencia, tecnologías gráficas en refuerzo a la búsqueda de personas desaparecidas, hasta la construcción de perfiles psicológicos y hábitos alimentarios. A pesar de la diversidad temática, todos los artículos aportan valiosos datos que pueden ayudar a mejorar nuestra realidad.

    De la misma manera que las demás, las ciencias sociales tienen la función de generar conocimientos que sean útiles al desarrollo de las colectividades y que coadyuven en la superación de problemáticas comunitarias. Sin embargo, su función no se agota allí. También les corresponde favorecer la autocomprensión de las sociedades a través del estudio de su devenir histórico, sus expresiones culturales (tarea de las llamadas disciplinas histórico-hermenéuticas) y transparentar los factores y mecanismos que ocultan relaciones de poder y que les dificultan a los pueblos y comunidades repensar los pilares político-organizativos actuales. En esto consiste la misión de las vertientes crítico-emancipatorias de las ciencias sociales, utilizando la terminología del filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas. Dichas corrientes desenvuelven y proporcionan el soporte analítico-reflexivo para, por un lado, transparentar, criticar y repensar el conjunto de conceptos que sostienen atemáticamente las relaciones de grupo, influyen en cómo individuos y colectivos construyen espontáneamente sus realidades, se vinculan entre sí y con los demás; y fundar, por el otro, utopías de reorganización societal, alternativas frente a los retos del presente para que los lemas de la Revolución Francesa –libertad, igualdad y fraternidad– no sean palabras vacías sino faros hacia la edificación de sociedades del futuro.

    Por lo anterior, no sorprende que fueran dichas tendencias las que sufrieran a lo largo de las pasadas tres décadas –marcadas por las políticas neoliberales– ataques feroces por parte de gobiernos y grupos dominantes. Entre los dispositivos puestos en marcha contra el pensamiento reflexivo figuran: 1) el sistemático y planificado desfondeo financiero de proyectos de investigación de corte teórico-crítico y el fomento de trabajos de orientación instrumental y positivista; 2) el recorte de contenidos teóricos, epistemológicos, filosóficos en los programas formativos de las universidades (licenciatura, maestrías) y su sustitución por cursos técnicos y prácticos. Se trata de intervenciones políticas e ideológicas desde arriba en la formación de las futuras generaciones de científicas y científicos sociales con el fin de mutilar el potencial intelectual de esa rama del saber.

    No obstante la gravedad de la situación, las corrientes histórico-hermenéuticas y emancipatorias han resistido en México y América Latina, en parte gracias a los cambios en el poder que se han gestado en la región durante este milenio. En nuestro país, la nueva Ley de Humanidades, Ciencia, Tecnologías e Innovación, aprobada en 2023, no sólo reconoce por primera vez el valor de las ciencias sociales y las humanidades, sino que promete más apoyos a investigaciones en este campo. En esta publicación esperamos ver pronto los frutos de tales iniciativas en materia de HCTI y sacar a la luz contribuciones de todas las ramas y orientaciones teóricas y metodológicas de esta parcela del conocimiento.

    Veronika Barbara Sieglin                                                                                                                                                                     Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: veronika.sieglinst@uanl.edu.mx

  • Septiembre-Octubre 2023
    Vol. 26 Núm. 121 (2023)

    En la era moderna de la ciencia y la tecnología es imprescindible hacer uso de la inteligencia artificial para aprovechar las ventajas que ofrece al tener acceso de forma inmediata al análisis de bases de datos. El inicio de este tipo de herramientas fue la programación básica, cuyo desarrollo de softwares a la postre ha permitido disponer de plataformas tecnológicas cada vez más amigables, utilizadas en la actualidad en la mayoría de los laboratorios científicos en todo el mundo.

    En el presente número, en la sección Ciencia y sociedad, Fernanda Saldívar-González, Ana Chávez-Hernández, Diana Prado-Romero y Mariana González-Medina presentan el artículo “¿Por qué hay que hablar de mujeres en Química Computacional y no sólo de Química Computacional?”, enfocado precisamente en el uso de la Química Computacional, cuyo fin principal es reducir costos y eficientizar procesos, pero la discusión de éste va más allá de hablar sobre la materia en cuestión, sino de la brecha de género en el desarrollo y avance de esta importante área de la ciencia, haciendo énfasis en la diferencia entre los porcentajes de hombres y mujeres dedicados al desarrollo de ciencia, tecnología, ingeniería y Matemáticas, mejor conocido, por sus siglas en inglés, como STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).

    En Opinión, Griselda Quiróz-Compeán, Susana de la Torre-Zavala y Sheila Villa-Cedillo presentan “Mentorías para mujeres STEM: una propuesta para reducir la brecha de género”, documento que describe el contexto actual de las mujeres en STEM y muestra resultados de experiencias recientes de científicas consolidadas de la UANL, certificadas como mentoras por el British Council, en el acompañamiento y mentoría con estudiantes de nuestra Universidad.

    Con respecto a la falta de equidad de género y lo que esto ha repercutido en nuestra sociedad actual, en la sección Ejes, Liliana Sosa-Compeán presenta un artículo relacionado con los sistemas complejos adaptativos, “Las ciencias de la complejidad y el diseño”, precisamente los sistemas que conforman las personas y su hábitat, por lo que las cosas que se diseñan y todo lo construido inciden en la evolución y desarrollo de éste. La autora concluye en la argumentación de una postura en la cual los objetos de diseño sirvan como estrategia para el cambio y evolución de nuestras sociedades y sus hábitats.

    Con relación a los artículos académicos, en este número se presentan dos. El primero es “Detección inalámbrica de frecuencia respiratoria utilizando señales Wi-Fi y aprendizaje automático”, de Jesús Armenta-García, Félix González-Navarro, Jorge Ibarra-Esquer y Jesús Caro-Gutiérrez, quienes muestran la forma en que se puede utilizar el Wi-Fi para aplicaciones de detección inalámbrica, así como una metodología seguida para el desarrollo de un monitor de frecuencia respiratoria haciendo uso de estas señales y el aprendizaje automático. El segundo, “Síntesis de películas de nanoalambres de óxido cúprico a partir de materiales de una mina mexicana”, escrito por Nora Elizondo Villarreal, Eleazar Gándara Martínez, Dora Martínez Delgado y Francisco Vázquez Rodríguez, presenta los resultados y la discusión de la síntesis de películas de nanoalambres de óxido cúprico a partir de cuprita.

    En la sección de Curiosidad, Rocío Alfaro Cruz describe y discute el “Desarrollo y repercusión de las películas delgadas en la actualidad”. En Ciencia de frontera, Josefa Santos Corral presenta “Investigación guiada desde la ingeniería, la experiencia de Fernando Arámbula Cosío”, y en Sustentabilidad, Pedro César Cantú Martínez nos describe la “Salud pública para la sustentabilidad”.

    Esperamos que este número sea de su agrado y de utilidad para enriquecer aún más su acervo cultural.

    María Idalia del Consuelo Gómez de la Fuente                                                                                                                                Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: maria.gomezd@uanl.edu.mx

  • Julio-Agosto 2023
    Vol. 26 Núm. 120 (2023)

    La investigación en Ciencias Naturales desempeña un papel fundamental en nuestra comprensión y conocimiento del mundo que nos rodea. El presente número, el 120, correspondiente a los meses de julio y agosto, aborda una serie de trabajos que versan sobre los otros seres vivos con los que compartimos planeta.

    En Ciencia y sociedad, Nayelli Rivera-Villanueva y Samantha Dalaí López nos muestran “Refugios artificiales para murciélagos en Nuevo León como una acción de conservación”, en el que nos enseñan cómo podemos comprender mejor el ecosistema y las interacciones entre los murciélagos y su entorno, lo que nos invita a tomar decisiones empáticas para proteger la biodiversidad y preservar los hábitats de estos mamíferos voladores.

    En la sección de Opinión expandiremos nuestros conocimientos sobre la Cannabis spp. y su funcionamiento en nuestro cuerpo, con el artículo “Un vistazo al sistema de cannabinoides”, de Brenda González Hernández y Elda Josefina Robles Sierra.

    En nuestra columna de Ejes, Karla Alejandra Soto Marfileño y Lucio Galaviz Silva abordan la necrosis hepatopancreática aguda, causada por la bacteria Vibrio parahaemolyticusue, una grave afectación en los camarones que se ha convertido en una preocupación importante para la industria acuícola, especialmente en las regiones donde se cultiva este crustáceo en grandes cantidades, en el artículo “Necrosis hepatopancreática aguda en camarón: prevención y alternativa terapéutica”.

    Para Ciencia de Frontera, María Josefa Santos entrevista a la doctora Angélica Camacho, una destacada investigadora que ha dedicado su estudio y trabajo a la preservación de bosques templados como “Herramientas de la ecología para la recuperación de conocimientos tradicionales”, en la cual ahondan en el papel crucial de éstos para la conservación de la biodiversidad, la regulación climática, la provisión de servicios ecosistémicos y el sustento de comunidades locales.

    Pedro Cantú-Martínez, en su sección Sustentabilidad ecológica, echa “Una mirada a Gaia, el planeta azul”, a partir de la hipótesis propuesta por James Lovelock en la década de 1970, según la cual, la Tierra es un sistema autorregulado y autónomo en el que los organismos vivos y los componentes no vivos interactúan para mantener y regular las condiciones óptimas para la vida en el planeta.

    Para profundizar, en la sección Académica tenemos dos propuestas: “Importancia de los insectos entomófagos y microorganismos entomopatógenos para el manejo agroecológico de plagas y enfermedades agrícolas”, de Sinue I. Morales Alonso y Norma Zamora-Avilés, y “Se requieren dos para bailar tango: interacción de aminoácidos de Antennapedia con TFIIEβ para el de desarrollo de patas en Drosophila”, de Claudia Altamirano-Torres, Carolina Hernández-Bautista y Diana Reséndez-Pérez.

    Finalmente, les invitamos a leer nuestro noticiero científico a cargo de Luis Enrique Gómez, quien nos actualizará sobre las novedades en ciencia y tecnología.

    Esperamos disfruten y amplíen sus conocimientos sobre este tema tan importante para la preservación de la Tierra. Además de apreciar la compleja belleza de la naturaleza mediante herramientas para abordar los desafíos actuales y futuros que enfrenta nuestra sociedad.

    Melissa del Carmen Martínez Torres                                                                                                                                                Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: melissa.martinezt@uanl.mx

  • Mayo-Junio 2023
    Vol. 26 Núm. 119 (2023)

    Una de las preguntas que con mayor frecuencia me han hecho últimamente es sobre ¿cuál sería el papel de las revistas de divulgación científica, como Ciencia UANL, en esta era de crecimiento exponencial de herramientas de inteligencia artificial, particularmente ChatGPT?

    En definitiva, creo que las publicaciones de divulgación científica seguirán siendo muy importantes. Aunque la inteligencia artificial, como ChatGPT, es capaz de generar texto con un alto nivel de calidad, una de las funciones más importantes de los magacines de divulgación es filtrar y resumir información científica compleja para un público muy amplio.

    Las revistas de divulgación proporcionan contexto y explicaciones adicionales sobre los hallazgos científicos, esto genera en los lectores una mejor comprensión de los avances en la ciencia y su impacto en la sociedad; además presentan múltiples perspectivas sobre un tema y proveen una plataforma para el debate y el intercambio de ideas.

    Por otro lado, aunque ChatGPT es capaz de generar texto con un alto nivel de calidad, todavía tiene limitaciones en la capacidad de la inteligencia artificial para comprender completamente el contexto y las implicaciones de los avances científicos. Por su parte, las revistas de divulgación científica favorecen el abordaje de estas limitaciones al aportar explicaciones adicionales y perspectivas críticas sobre la investigación científica que presentan.

    Del mismo modo, debemos reconocer que herramientas como ChatGPT desempeñan un papel importante en la divulgación científica al traducir y comunicar información científica compleja de una manera más accesible para el público en general. Como modelo de lenguaje natural de última generación, Chat-GPT puede generar texto coherente y bien redactado para explicar conceptos complejos de una manera clara y fácil de entender.

    Asimismo, ChatGPT es un auxiliar para los científicos y divulgadores en la tarea de comunicar sus investigaciones a un público más amplio y diverso; por ejemplo, mejora la comprensión de los hallazgos y la importancia de la investigación al generar resúmenes claros y concisos de artículos de investigación científica, también genera contenido educativo en línea, como tutoriales y lecciones interactivas, mejorando el acceso a la educación científica para una audiencia más amplia.

    En conclusión, considero que tanto las revistas de divulgación científica como las tecnologías de inteligencia artificial, como ChatGPT, desempeñan roles importantes en la divulgación científica. Las primeras proporcionan contexto, explicaciones adicionales y múltiples perspectivas sobre los avances científicos, mientras que el segundo traduce y comunica información científica compleja de manera más accesible y comprensible para un público más amplio.

    En lugar de verlas como competencia, es importante reconocer que tienen fortalezas y debilidades diferentes, no obstante, juntas consiguen mejorar la divulgación científica y la comprensión pública de la ciencia. La inteligencia artificial, como ChatGPT, contribuye a acelerar el proceso de comunicación científica y a llegar a audiencias más amplias, pero no logra reemplazar la importancia del análisis crítico y la perspectiva que proporcionan las revistas de divulgación científica. En resumen, la combinación de estas herramientas puede ser muy poderosa para mejorar la comunicación y el acceso a la información científica para una audiencia más amplia y diversa.

    Guillermo Elizondo Riojas                                                                                                                                                               Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: elizondoguillermo@gmail.com

  • Marzo-Abril 2023
    Vol. 26 Núm. 118 (2023)

    El Día Internacional de la Mujer fue proclamado por primera vez en 1975 por las Naciones Unidas, y coincidió con el que fuera anunciado como el Año Internacional de la Mujer. Dos años después, la Asamblea de esa organización declaró el 8 de marzo como fecha conmemorativa de la lucha de las mujeres para vivir en condiciones de igualdad, ejerciendo libremente sus derechos. La oficialización del 8M se vincula con la evocación de múltiples hechos históricos que tuvieron lugar en diversos puntos del planeta, y que convergen en la búsqueda del reconocimiento de los derechos políticos, económicos y sociales de las mujeres.

    La relevancia de que fechas como ésta sean marcadas en el calendario radica en la necesidad de hacer visibles las condiciones de vida de las mujeres, tomando en cuenta su diversidad y la heterogeneidad de los entornos en los que se desenvuelven. Poner el foco en las formas como se manifiestan las desigualdades ha sido fundamental para la generación de proyectos transformativos. Así pues, la exposición de las problemáticas es nuclear, pero su posterior análisis en vías de resolución es el motivo de dicho planteamiento. Puesto que se trata de un tema social y cultural, es investigado desde las ciencias humanas y sociales que se sostienen en un compromiso ético-político por parte de quienes los llevan a cabo.

    Año tras año son actualizados los datos que revelan avances en términos de ocupación de espacios por parte de las mujeres: escolarización, cargos políticos, reformas en materia legislativa, protocolos para denunciar violencias de género. Cuarenta y ocho años de políticas y acciones afirmativas suscitan cambios observables y es importante inscribirlos en una línea del tiempo visible para todas las personas. Pero también es primordial agudizar la mirada, puesto que la gestación de un mundo pacífico y sostenible requiere del trabajo cotidiano. En esto, las universidades públicas desempeñan un rol esencial debido a su responsabilidad para con la sociedad en la que se encuentran: el registro de cada huella marcada a partir de un movimiento que se renueva constantemente es tarea ineludible.

    Es conveniente pactar acciones colaborativas en el presente, para que las próximas generaciones sean capaces de reconocer lo que tantas mujeres han logrado a partir de prácticas conscientes y trayectorias constantes en pos de una vida digna. La memoria es un rasgo de fortaleza, misma que se requiere para continuar andando senderos en una ciencia en defensa de la libertad, la igualdad y la vida. El contenido de este número de Ciencia UANL, dedicado a las Mujeres en la Ciencia, es un paso más del camino que se sigue recorriendo.

    Luz Verónica Gallegos Cantú                                                                                                                                                         Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: luz.gallegoscnt@uanl.edu.mx

  • Enero-Febrero 2023
    Vol. 26 Núm. 117 (2023)

    Las ciencias sociales tienen un papel sumamente relevante para la vida en sociedad, no sólo por la generación de conocimiento que permite adentrarse en la comprensión de los fenómenos sociales presentes, su tipología y características; así como en la acción de los diversos actores involucrados en dichos fenómenos y en la atención de las necesidades enfrentadas por los distintos grupos de la población. Sino que a ello se agrega que este conocimiento permite incidir en la realidad social, partiendo de una visión más clara o cercana respecto al fenómeno social estudiado y de la participación de los sujetos implicados, siendo un recurso de gran valía, especialmente para los profesionales que atienden alguna de las situaciones vinculadas al fenómeno social en cuestión.

    Por lo señalado, el conocimiento derivado de la investigación social, en especial cuando tiene un claro sustento, puede brindar luz en torno a la vida cotidiana de la población y las situaciones enfrentadas por la sociedad, sea a nivel local o bien en visiones mucho más amplias (nacional, regional, internacional), lo cual permite retroalimentar e incluso cuestionar la política social o pública, brindando con ello mayores posibilidades de incidencia y transformación social al constituirse en una guía para la intervención social.

    Un aspecto de particular valor es que las publicaciones en revistas de reconocido prestigio académico, como la que nos ocupa, brindan la posibilidad de poner al alcance, tanto de académicos como del público interesado en el tema, los resultados de estudios sobre fenómenos y situaciones emergentes, como ha sucedido con estudios sociales realizados durante el periodo de situación de crisis sanitaria por la COVID-19, haciendo posible su publicación de manera oportuna, de tal forma que se logre acceder a su revisión y análisis.

    Es a partir de ello que adquiere mayor relevancia la publicación de estudios sociales, especialmente en espacios comprometidos con la responsabilidad social, constituyéndose en canales de comunicación científica y social que permitan la difusión del conocimiento en este sentido y con ello brinden mayores posibilidades de vinculación entre estudiantes y académicos. A ello es importante agregar el enorme valor en torno al aporte que dicho espacio realiza en cuanto a la formación de profesionales, tanto a nivel de pregrado como de posgrado, impactando principalmente en el requerido intercambio de conocimiento cuando se trata de los últimos y sus trabajos de grado.

    Resaltamos y agradecemos, por tanto, el enorme valor derivado del proceso arduo y constante de trabajo por el equipo editorial para lograr el cumplimiento cabal de este cometido, y con ello asumir la responsabilidad social de la Universidad en torno al aporte en la construcción de una sociedad justa e inclusiva, especialmente si la difusión de conocimiento se adopta desde el carácter colectivo de la misma, constituida particularmente en torno a la conformación de un nosotros y que, por tanto, se encuentre centrada en lo común, en la necesidad colectiva y su vinculación con el bienestar social de la población.

    Blanca Mirthala Tamez Valdes                                                                                                                                                                  Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: blancamtamez@hotmail.es

  • Noviembre-Diciembre 2022
    Vol. 25 Núm. 116 (2022)

    El impacto de la ingeniería y el desarrollo tecnológico en la ciencia es apoteósico, no se podría concebir todo el avance en el conocimiento de virus y bacterias sin el progreso de sistemas tecnológicos para la generación de bases de datos y el análisis de éstos en redes de colaboración multinacionales.

    Asimismo, la ingeniería es el soporte para el desarrollo tecnológico, pues ha sido ésta la base fundamental de la innovación tecnológica que ha permitido al mundo hacer realidad lo supuesto por la ciencia anteriormente. Como los marcadores celulares, utilizados en la detección y estudio de células cancerígenas, o bien el desarrollo de equipos de caracterización a nivel nanométrico que permiten nuevas formas de síntesis ya no a nivel microescala, sino a nivel nanoescala, favoreciendo el avance del conocimiento de la ciencia en tiempo récord.

    En este número, Ciencia UANL presenta varios artículos relacionados con el impacto de la ingeniería y la tecnología en el desarrollo de la ciencia. Primeramente, en la sección Ciencia y sociedad, Adrián Rodríguez Moctezuma y Fabián Fernández Luqueño muestran, en su artículo “Generación de mapas digitales para fines económicos, ambientales y sociales”, la generación de planos digitales a través de sensores remotos, lo que permitirá identificar rápidamente el efecto climático sobre las cuencas hídricas, así como en el comportamiento de zonas fértiles o desérticas.

    De igual forma, Aida Aparicio-Arroyo, Iván Olmos-Pineda y Arturo Olvera-López nos presentan, en Opinión, el trabajo “Autenticación facial, un humanoide nos puede reconocer”, artículo sobre la visión por computadora, que se encarga de la identificación y autenticación facial que puede realizar un robot, con el fin último del desarrollo de humanoides.

    Karla Silván-Díaz y Guillermo Carbajal-Francose presentan “Modelado computacional, una herramienta para comprender la ciencia de los materiales”, en la sección Ejes, una investigación que muestra el uso de un software basado en la teoría de la densidad de funciones para el desarrollo de nuevos materiales, con fundamento en la mecánica cuántica, lo que permitiría obtener nuevos materiales en tiempo récord, pues se evita la ruta clásica de experimentación y caracterización.

    En la sección Académica, Dina Elizabeth Cortes Coss, Yadira Moreno Vera y Agustin Cortes Coss presentan “Responsabilidad social universitaria: desarrollo y entrega de una prótesis de brazo mioeléctrico”, que trata sobre el desarrollo de una prótesis de brazo mioeléctrico diseñado y desarrollado por alumnos de mecatrónica en colaboración con pares académicos del área médica, mostrando la importancia del trabajo colaborativo interacadémico.

    Finalmente, en Ciencia de frontera, María Josefa Santos nos trae una “Entrevista con la doctora Nidiyare Hevia Montiel”, quien platica sobre imágenes y algoritmos como herramientas para un diagnóstico médico más preciso. Mientras Pedro César Cantú, en la sección Sustentabilidad, plantea el tema “Agua, sequía y cambio climático”, que ha cobrado interés mundial, el documento presenta el estado actual de este elemento, mostrando la importancia de actuar de forma inmediata en la reforma de leyes y reglamentos que aseguren un adecuado uso y manejo de este necesario insumo humano.

    De esta manera les damos la bienvenida al último número de 2022, el 116, noviembre-diciembre, el cual esperamos sea de su agrado.

    María Idalia del Consuelo Gómez de la Fuente                                                                                                                                  Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: maria.gomezd@uanl.edu.mx

  • Septiembre-Octubre 2022
    Vol. 25 Núm. 115 (2022)

    Los recursos ambientales de cada ciudad, estado o nación, representan una parte importante de la riqueza que la sociedad tiene a su disposición para disfrutar en su esparcimiento, por tal motivo tenemos la responsabilidad de cuidarlos y mejorarlos para las generaciones futuras; cuando una sociedad cuida sus recursos naturales, se mejora sustancialmente su calidad de vida.

    Afortunadamente, en nuestro entorno hay señales positivas para continuar con mayor fuerza las actividades educativas, de investigación y de grupos de trabajo, toda vez que lo más difícil de la pandemia COVID-19 parece haber pasado. Esto nos permite seguir con la búsqueda, en conjunto, de soluciones a las problemáticas que nos afectan como sociedad, pero también de nuevas actividades que provean satisfactores y desarrollo, además de mejorar la calidad de vida.

    Al respecto, la revista Ciencia UANL presenta, en este número 115, una serie de aportaciones relacionadas con las Ciencias Naturales, que han sido preparadas por académicos y miembros de la comunidad universitaria de la UANL y de otras instituciones educativas, para compartirlas con una cantidad de lectores cada vez más amplia a nivel nacional e internacional. Los temas contenidos en este fascículo nos llaman la atención hacia problemáticas relacionadas con el ambiente, las cuales nos afectan y nos obligan a atenderlas para resolverlas; no obstante, también se aportan ideas que pretenden ser opciones para encontrar la forma de tener una mejor calidad de vida.

    El mundo moderno requiere que seamos más proactivos y que nos acerquemos a personas con intereses comunes para unir ideas que nos lleven hacia adelante a nosotros y a nuestros hijos. Lo que presentamos en estas páginas contribuye a ese proceso de conjuntar voluntades y aportar ideas para nuestro bienestar. Por ejemplo, nos invita a conocer y reencontrarnos con superalimentos como el mezquite, que está a nuestra disposición desde tiempos ancestrales.

    También podemos informarnos sobre aspectos que debemos atender para evitar invasiones biológicas indeseables debido al cambio climático, y fomentar así la sostenibilidad de nuestro medio. Se aborda, asimismo, el origen químico de la luminiscencia, en un artículo que nos ayudará a entender vivencias tan bonitas como las que cada vez podemos disfrutar menos, por ejemplo, cuando en el campo observamos a las luciérnagas.

    En la sección Académica se presentan aspectos del trabajo que se está desarrollando para valorar, en su debida medida, los recursos naturales que tenemos en el noreste de México, los cuales, a través de su uso como alimento para ovinos y caprinos, generan diversos satisfactores, por ejemplo, un apetitoso platillo de cabrito o de borrego, o qué decir de los deliciosos dulces de leche de cabra típicos de esta región.

    En las secciones que complementan esta edición, encontraremos aspectos adicionales e interesantes de cómo es que el trabajo desarrollado en las distintas instituciones académicas nos permite entender bien el muy rico y frágil entorno en el que vivimos, para que lo cuidemos y disfrutemos por más tiempo.

    Que disfruten la lectura de este nuevo número de Ciencia UANL, siempre en proceso de mejora y, específicamente en este número, con la aportación de un nuevo diseño que acerca el valor del arte al de la ciencia para beneplácito nuestro.

    Hugo Bernal Barragán
    Universidad Autónoma de Nuevo León, General Escobedo, México. 

  • Julio-Agosto 2022
    Vol. 25 Núm. 114 (2022)

    Nos complace presentarles nuestro número 114, julio-agosto 2022, dedicado a las ciencias de la salud. En nuestra sección Ciencia y sociedad, Ingrid Sosa-García, Edmont Celis-López, Elvia Cruz-Huerta, María Erika Ortega-Herrera y Armando Jesús Martínez nos muestran el papel que juega nuestra mente ante la restricción calórica en “El hambre pone, la dieta dispone y el sesgo atencional lo descompone”. Mediante pruebas de Stroop (modificadas a lo alimentario) miden la respuesta neuropsicológica que se ve implicada en el autocontrol de consumo de alimentos limitados.

    El sueño profundo no sólo nos hace mejorar nuestra memoria, también nos ayuda a razonar y comprender mejor las cosas, así como a desechar acumulados metabólicos que reunimos durante la vigilia. Guillermo Mayares Villegas y Antonio Ponce Tecla nos explican, en su artículo “Neurofisiología del sueño y su importancia en la memoria”, las distintas fases del sueño y la consolidación de recuerdos durante el descanso nocturno.

    Mariel Maldonado en “¿Qué se te perdió aquí? Metaloproteasas de matriz en el núcleo celular”, en la sección Ejes, nos habla del comportamiento extraordinario de una metaloproteasa de matriz (MMP) MMP-28 y sus posibles implicaciones en la salud humana.

    Para la sección Académica exploramos un hongo, las enfermedades que puede producir y los tratamientos que existen, en “Fusarium: un fitopatógeno que amenaza la salud humana”, escrito por Joan E. Rodríguez-Grimaldo, Gloria M. González y Alexandra M. Montoya.

    El exrector de la UANL, maestro Rogelio G. Garza Rivera, nos comparte las acciones afirmativas que ha realizado la ANUIES para responder a los acuerdos establecidos con el Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, siguiendo lo establecido en la Ley General de Educación Superior (LGES), en la sección Tendencias educativas, con el artículo “Hacia la construcción del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior en México”.

    En la sección Curiosidad aprendemos más sobre la función de las serpinas (superfamilia de proteínas) claves en el funcionamiento del cuerpo humano y su autorregulación en “Las serpinas, ¿aliados moleculares o enemigos furtivos?”, de Luis Jesús Cortez de la Fuente y José Prisco Palma Nicolás.

    Contamos, como siempre, con la interesante colaboración de María Josefa Santos que nos ofrece “Un recorrido por la micología clásica, los modelos murinos y la micología moderna. Entrevista con la Dra. Gloria M. González”, en su sección Ciencia de frontera. El Dr. Pedro Cesar Cantú-Martínez, en Sustentabilidad ecológica, nos invita a reflexionar en “Gestión ambiental y cultura de la responsabilidad empresarial”. Además, contamos con nuestro noticiero científico Ciencia en breve, a cargo de Luis Enrique Gómez.

    Es de nuestro interés abonar a las reflexiones y mostrar con información científica los avances e investigaciones que se han producido para entender cómo funciona nuestro cuerpo y cómo preservar la salud. Esperemos disfruten este número.

                                                                                                                                 Melissa del Carmen Martínez Torres
                                                                                                                            Universidad Autónoma de Nuevo León

  • Mayo-Junio 2022
    Vol. 25 Núm. 113 (2022)

    Hoy en día, el uso de la tecnología se ha visto favorecido desde la niñez, lo que ha despertado el interés y la creatividad, además de desarrollar las habilidades necesarias para la programación des- de esta temprana etapa de la vida. De esta manera, la programación se ha convertido en una importante herramienta, ya que las habilidades adquiridas al programar son requeridas en todas las disciplinas, esto favorece el planteamiento y la solución de problemas diversos, sin pasar por alto la integración a un mundo en el cual el manejo de la tecnología se ha convertido en una prioridad.

    En este número, en la sección Ciencia y Sociedad, María del Carmen Nolasco Salcedo nos presenta una forma lúdica de aprender a programar, en la cual los niños incrementan su creatividad y adquieren las habilidades lógicas, concentración y abstracción tan necesarias para la programación, y en general para la solución de problemas, en el trabajo titulado “‘La Hora del Código’: una mirada diferente hacia la programación”.

    Asimismo, un recorrido fascinante a través del «corazón» de la Química, es decir, las reacciones químicas, es presentado por Saraí Vega Rodríguez en la sección de Opinión, en la investigación titulada: “Mapas de potencial electrostático para la comprensión de la reactividad química”.

    Por otro lado, información importante acerca de la radiación solar y los factores que tienen mayor impacto en el ambiente en nuestra región es analizada mediante la aplicación de algunas técnicas estadísticas y presentada en el trabajo titulado “Análisis de componente principal para reducir datos de radiación solar, caso de estudio Monterrey, Nuevo León”, cuyos autores son Jorge Luis Tena García, Luis Fabián Fuentes Cortés, Luis Miguel García Alcalá, en nuestra sección Ejes.

    En nuestra sección Académica se presentan las “Tendencias locales de cambio climático y sus efectos en la Cuenca Nazas-Aguanaval: análisis de un periodo de 80 años (1940-2020)”, de Omag Cano-Villegas, Gisela Muro-Pérez, Joel Flores, Gamaliel Castañeda Gaytán y Jaime Sánchez Salas, quienes analizan datos históricos del centro-norte de México durante 1940- 2020, de 26 estaciones meteorológicas, ubicadas en 15 municipios, presentando dos escenarios contrastantes de exposición y vulnerabilidad al cambio ambiental en esta región. Si de algo debemos tomar conciencia, y sobre todo tomar acciones para no sufrir las consecuencias catastróficas en un futuro cercano, sin duda alguna es el cambio climático. Algunas acciones a tomar, entre otras, son que los resultados de las investigaciones se den a conocer a instancias del gobierno y a la sociedad en general, y se tomen las medidas necesarias para reducir los efectos del mismo. El uso de fuentes de energía renovables, disminuir el consumismo, desarrollar la con- ciencia en la sociedad de un verdadero cambio de actitud hacia el cuidado de las zonas verdes, el agua y el aire, entre otras, también podrían ser de utilidad.

    Acompáñenos a conocer un poco más sobre éstos y otros temas en el resto de nuestras secciones que hemos preparado con mucho gusto para ustedes, ¡bienvenidos al número 113 de nuestra revista Ciencia UANL!

    María Aracelia Alcorta García                                                                                                                                                                     Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: maaracelia@gmail.com

  • Marzo-Abril 2022
    Vol. 25 Núm. 112 (2022)

    La participación de las mujeres en la ciencia ha sido desde tiempos inmemorables un proceso con muchas dificultades. Quizá el nombre de la científica que más nos suena es el de Marie Curie, conocida por sus investigaciones sobre la radioactividad y ganadora de dos Premios Nobel, el de Física en 1903 y el de Química en 1911. Marie atravesó por una serie de inconvenientes desde pequeña teniendo que acudir incluso a una universidad clandestina y trabajar como institutriz para costearse los estudios. Fue la primera mujer científica en recibir el Premio Nobel y la primera catedrática de la Universidad de la Sorbona de París.

    Otras mujeres han hecho enormes aportes a la ciencia, pero sus nombres son poco conocidos. Sólo por mencionar algunas, tenemos a Mary Anning, paleontóloga inglesa que describió el primer pterosaurio y los primeros esqueletos de ictiosaurio y plesiosaurio; Hedy Lamarr, inventora y actriz austriaca, coautora de la tecnología en la que se basan las redes móviles; Rosalind Franklin, química y cristalógrafa inglesa, quien tomó la primera foto de la doble hélice del ADN; Vera Rubin, astrónoma estadounidense que realizó investigaciones sobre la rotación espiral de las galaxias; Valentina Tereshkova, astronauta rusa y primera mujer en volar al espacio exterior, con un viaje de 48 vueltas a la tierra durante 71 horas, en 1963. En México destaca Helia Bravo-Hollis, mexicana que en 1927 se convirtió en la primera bióloga titulada en el país. Pionera en el estudio de Biología y especialmente de las cactáceas, tema en el que fue referente internacional.

    El número de mujeres en la ciencia y la ingeniería está incrementando, pero aún los hombres continúan sobrepasando en número, especialmente en los niveles más altos de estas profesiones. En el libro ¿Por qué tan pocas? Catherin Hill et al., habla de los recientes hallazgos sobre los factores sociales y ambientales que contribuyen a una baja representación de las mujeres en la ciencia y la ingeniería. Hace treinta años había 13 niños por cada niña que obtenía una puntuación superior a 700 en el examen de Matemáticas SAT a los 13 años; hoy, esa proporción se ha reducido a alrededor de 3:1. Este aumento en el número de niñas identificadas como “matemáticamente dotadas” sugiere que la educación puede y marca una diferencia en los niveles más altos de rendimiento matemático. Mientras las diferencias biológicas de género, aún por entender bien, pueden jugar un papel, y claramente no son la historia completa. Otro hallazgo muestra que cuando los maestros y los padres conminan a las niñas a aprender y a que confien en su inteligencia obtienen mejores resultados en las pruebas y es más probable que digan que quieren seguir estudiando Matemáticas en el futuro. Es decir, hacerles creer en su potencial de crecimiento intelectual, en sí mismas, mejora los resultados.

    Según Catherine Hill et al., la mayoría de las personas asocian los campos de ciencias y Matemáticas con «masculino» y los campos de humanidades y artes con “femenino”. El sesgo implícito es común, incluso entre individuos que rechazan activamente estos estereotipos. Este sesgo no sólo afecta las actitudes de los individuos hacia los demás, también puede influir en la probabilidad de que las niñas y las mujeres cultiven su propio interés por las ciencias.

    El techo de cristal también sigue siendo un obstáculo para las carreras de las mujeres en el mundo académico, a pesar de algunos avances. A nivel mundial, las mujeres han alcanzado la paridad numérica (45-55%) en los niveles de estudio de grado y máster y están en puertas de conseguirla en los niveles de doctorado (44%), según el Instituto de Estadística de la UNESCO. En México, si bien los datos de la participación de las catedráticas en proyectos de investigación resultan alentadores, puesto que ellas representan 40.8%, aún es necesario impulsar la participación de las mujeres en campos como el conocimiento del universo, la energía y el desarrollo tecnológico. El Sistema Nacional de Investigadores (SNI), órgano que reconoce la labor de las personas dedicadas a producir conocimientos científicos y tecnológicos, en 2017, mostró que sólo 36.7% de quienes pertenecían al Sistema eran mujeres. La diferencia se agudiza conforme el nivel del SNI aumenta.

    El sesgo de género también se constata en los procesos de revisión por pares y en los congresos científicos, en los que se invita a hombres a hablar en paneles científicos dos veces más que a mujeres (los datos sobre la proporción mundial de mujeres investigadoras se basan en la información recopilada en 107 países en el periodo 2015-2018 por el Instituto de Estadística de la UNESCO).

    Bajo este panorama, concluyo que el progreso educativo de las mujeres y su mayor inclusión en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las Matemáticas es aún un tema pendiente. El Estado y las organizaciones científicas tienen el compromiso de implementar estrategias en el sistema educativo para aumentar el interés de las niñas por la ciencia y la tecnología. Asimismo, se deben garantizar legislaciones y políticas públicas que favorezcan el acceso igualitario a becas, programas y fondos de investigación para las mujeres científicas. Por último, como sociedad debemos promover la eliminación de roles y estereotipos de género que masculinizan y por tanto acaparan el ámbito de la ciencia y la tecnología.

    Carmen Amelia Molina Torres                                                                                                                                                        Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: carmelia7@hotmail.com

  • Enero-Febrero 2022
    Vol. 25 Núm. 111 (2022)

    Históricamente, la violencia contra la mujer ha estado presente en las diversas sociedades, sin embargo, el problema no sólo radica en su reconocimiento, si no en su definición, hay que tomar en cuenta que existen comportamientos y actitudes normalizadas que fomentan esa agresión hacia el género femenino y que, sin duda, impactaron en cómo definir claramente lo que se reconoce como violencia contra las mujeres. Recordemos que los conceptos se construyen por imágenes mentales de acciones que se expresan por el lenguaje. El concepto de violencia hacia la mujer nace en los años setenta desde la Organización Mundial de la Salud, las Naciones Unidas y la Convención de Belén do Pará. ¿Y por qué surge desde la OMS? Surge por la identificación de un elevado porcentaje de problemas de salud en mujeres, como consecuencia de golpes y maltrato físico por parte de su pareja o algún familiar del género masculino.

    Es así que, en 1993, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres es adoptada por las Naciones Unidas y reconoce el concepto de violencia contra las mujeres como “cualquier acto de violencia de género que tenga como resultado el daño físico, sexual o psicológico, o sufrimiento de las mujeres, incluidas las amenazas, coacción, privación arbitraria de la libertad, ya sea en la vida pública o privada”.

    Sin embargo, no sólo es identificar el problema, o definirlo, también es que las mujeres reconozcan que están viviendo violencia de género; no todas las mujeres pueden expresar libremente que están siendo violentadas, muchas veces por lo que piensan que dirá la sociedad, por miedo al agresor, por sentirse culpables, por no reconocerse como víctimas de violencia o por sentir que no cuentan con una red de seguridad que les permita liberarse del agresor y no sólo de una red familiar o de amigos, también por falta de mecanismos de protección proporcionados por el Estado o desconocimiento de la existencia de los mismos en pro de salvaguardar su integridad, recordemos que la violencia no es exclusiva de un grupo etario, sector económico o nivel de estudios.

    A nivel mundial se estima que una de cada tres mujeres ha sufrido violencia, en la que el acoso es uno de los que más se presenta, se estima que 70% de las mujeres se ha enfrentado a esta situación no sólo en el espacio público, también en lo privado. En el caso de México existe la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu), que en sus mediciones permite identificar si las mujeres han enfrentado algún tipo de acoso personal o violencia sexual, encontrando que una de cada cuatro mujeres ha sido víctima de ese tipo de violencia.

    Esta problemática ha generado que mujeres se organicen para sensibilizar a la sociedad sobre la situación alarmante a la que están expuestas y que viven millones de mujeres y niñas. Se tiene por ejemplo la Women ́s International League for Peace and Freedom, fundada durante la Primera Guerra Mundial, que vela por las causas fundamentales de protección a las mujeres desde 1919. Y que en años recientes deriva, por ejemplo, en otros movimientos sociales como #HearMeToo, #EndVaw, así como el movimiento #MeToo, que tiene su origen en 2006, que toma auge en 2017 en Europa y en Estados Unidos y que llega a México promoviendo la visualización de los responsables de acoso sexual y el total apoyo a las víctimas. Otro movimiento es el 8M que en los últimos años ha reinvindicado las injusticias que vivieron trabajadoras textiles y que ha desencadenado una serie de marchas y ausencias de mujeres en espacios públicos para concientizar la vida sin mujeres ante la sociedad.

    En ese sentido, los especialistas en Ciencias Sociales debemos cuestionarnos ¿cuál es nuestro papel y contribución en tratar de erradicar la violencia?, ¿cómo explicamos esos comportamientos?, y ¿cómo podemos ayudar a las víctimas y a generar conciencia?

    En este número de Ciencia UANL se presentan dos textos que desde diferentes disciplinas analizan las vivencias de acoso y violencia que enfrentan las mujeres, esperando que motiven a la reflexión y el análisis, pero sobre todo a cuestionarnos ¿cuál es nuestro papel para que esto no continúe sucediendo?

    La invitación queda hecha, sin duda combatir los problemas que enfrentan las mujeres es tarea de todos: los medios de comunicación deben revisar los contenidos que presentan, en los cuales se desvaloriza a las mujeres de forma estereotipada, fomentando la violencia, además de cumplir su función de ser generadores de opinión pública contribuyendo a la lucha y apoyo contra la violencia de género; que el Estado reorganice sus instituciones y estructuras en aras de protección de las mujeres; que en las instituciones educativas se fomente la sensibilización y apertura para lograr la libertad, seguridad e igualdad como parte de los derechos humanos de las mujeres.

    Alma Rosa Saldierna Salas
    Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 

  • Noviembre-Diciembre 2021
    Vol. 24 Núm. 110 (2021)

    El pasado mes de julio de 2021, fuimos distinguidos con el máximo reconocimiento que otorga la Organización Internacional para la Inclusión Educativa (OIICE) –denominado Galardón a la Excelencia Educativa Edición Cusco–, así como con los reconocimientos honoríficos de Doctor Honoris Causa y la Orden Dorada Magisterial. Esta distinción es el resultado de una evaluación realizada a nuestra trayectoria personal en el ámbito académico y científico, ésta fue llevada a cabo por la Comisión de Evaluación de la OIICE, integrada por prestigiosos catedráticos universitarios de distintas naciones latinoamericanas.

    Esta significativa distinción de carácter internacional es resultado de nuestro empeño y constancia en impulsar la excelencia académica en distintos ámbitos. En el contexto nacional, lo hemos realizado a nivel de educación superior, donde a través de nuestras actividades de enseñanza e investigación –esencialmente en la Universidad Autónoma de Nuevo León–, hemos formado, por 22 años, recursos humanos a nivel de licenciatura y posgrado en el área de la salud pública y ambiente, donde además hemos imbuido valores y principios relativos a la responsabilidad social y al desempeño ético.

    Por otra parte, en el concierto internacional, nuestras actividades han trascendido a la frontera de México y Estados Unidos, donde hemos colaborado con la Organización Panamericana de la Salud y la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos, en distintos momentos y proyectos para fortalecer los recursos humanos en salud y satisfacer las necesidades tanto de salud como ambientales que caracterizan dicha frontera.

    Asimismo, durante 25 años hemos capacitado –en el ámbito de impacto ambiental y salud– a funcionarios de ministerios ambientales de distintos países latinoamericanos, en el marco del Diplomado Reserva, que imparte la organización no gubernamental Ducks Unlimited de México, A.C., con el auspicio del Departamento de Bosques de Estados Unidos, Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Estados Unidos, Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Canadá y la Comisión Nacional de Áreas Protegidas en México, entre otras instancias.

    Esta distinción a nuestra persona puede considerarse que transciende a una experiencia de vida exitosa profesionalmente, que ahora retoma más sentido en términos del compromiso que emana y con la finalidad de seguir contribuyendo a una educación humanista más comprometida.

    Sin lugar a dudas, este logro personal también comprende a mi familia, que finalmente es la razón de nuestro esfuerzo y existir, que nos ha impulsado en el camino de la superación constante mediante su presencia física, mental y espiritual.

    Pedro César Cantú Martínez
    Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 

  • Septiembre-Octubre 2021
    Vol. 24 Núm. 109 (2021)

    La pandemia de COVID-19 ha representado un gran reto para la educación superior. En particular, la Universidad Autónoma de Nuevo León ha enfrentado el desafío de dar continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje en el marco de su compromiso social, las características socioeconómicas de sus estudiantes y la amplia cobertura que comprende a más de 214,000 alumnos.

    En este contexto, la Universidad realizó el Censo UANL 2020, aplicado a los estudiantes de esta máxima casa de estudios durante el periodo septiembre-noviembre de 2020. El objetivo fue estimar el impacto de la COVID-19 en la comunidad universitaria para realizar propuestas orientadas a ayudar y a mejorar su bienestar.

    Este Censo es de gran beneficio porque presenta información proporcionada directamente por los alumnos, y sus resultados proveen una guía veraz para establecer estrategias y apoyar a los estudiantes y sus familias, en pro de aminorar los efectos de la pandemia en la comunidad universitaria.

    En esta publicación especial de nuestra revista Ciencia UANL, se dan a conocer los primeros análisis del Censo, realizados por destacadas y destacados investigadores y analistas de nuestra institución.

    Dentro de los rubros examinados encontramos importantes aportaciones que proponen distintas estrategias para atenuar los efectos de la pandemia, como atender de manera directa la salud mental de los estudiantes universitarios, dados los grados de depresión y ansiedad que algunos presentan.

    De igual manera, se comparten puntos de vista y opiniones profesionales en aspectos como la vulnerabilidad económica y de salud de las y los universitarios, la percepción de riesgo de contagio de COVID-19 y la aceptación de las plataformas digitales en la educación superior durante la pandemia.

    Además, se publica un artículo en el que se describe el proceso de la UANL para impulsar su estrategia digital para seguir cumpliendo con la responsabilidad académica, científica y cultural en la modalidad en línea.

    Reconocemos y agradecemos el trabajo y las contribuciones en este número especial de la revista científica de la UANL de las y los distinguidos investigadores participantes que pertenecen a las facultades de Contaduría Pública y Administración (FaCPyA), Economía (FaEco), Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME), Trabajo Social y Desarrollo Humano (FTSyDH), así como a la dirección de Educación Digital y a la Secretaría de Innovación y Desarrollo Digital.

    Esta edición es fruto del compromiso y de la responsabilidad social de nuestra Universidad. Es resultado de un esfuerzo institucional que aporta información oportuna para la toma de decisiones y para la generación de conocimiento.

    Como lo hemos señalado, el impacto de la pandemia impulsó el modelo de educación digital, que en nuestra institución ya se venía implementando, esto ha provocado un cambio disruptivo que apunta hacia un nuevo paradigma en la educación superior en el que habremos de reimaginar, repensar y replantear qué y cómo debemos enseñar a los futuros profesionistas de México.

    Este cambio es irreversible y a medida que avancemos en su consolidación, como una modalidad del proceso enseñanza-aprendizaje y una opción educativa, fortaleceremos la equidad, inclusión y pluralidad de la educación superior.

    La UANL mantiene su compromiso de continuar con la transmisión del conocimiento y el impulso a la investigación de impacto social, que la consolide como una Universidad que educa para transformar y se transforma para educar y trascender.

    Rogelio G. Garza Rivera
    Rector UANL

  • Julio-Agosto 2021
    Vol. 24 Núm. 108 (2021)

    En el número 108, julio-agosto 2021, hablaremos de un importante tema: la salud; en la actualidad, no hay quien niegue que es una prioridad absoluta mantenernos en buen estado físico y mental.

    En nuestra sección Ciencia y sociedad leeremos sobre los efectos del envejecimiento en nuestro cerebro y los múltiples factores que lo afectan o favorecen, en el artículo “Reserva cognitiva y factores protectores ante el deterioro cognitivo en el envejecimiento”, escrito por Jorge Darío López Sánchez y Dora Elizabeth Granados Ramos.

    La mejor medicina es la prevención, y María Luisa Lazo de la Vega Monroy, Gloria Barbosa Sabanero, junto con Héctor Manuel Gómez Zapata, nos instruyen sobre los padecimiento metabólicos en la sección Opinión, con el artículo “Orígenes de la salud y la enfermedad durante el desarrollo: ¿cómo y cuándo prevenir las enfermedades metabólicas?”.

    En Ejes encontraremos información relevante sobre la nueva vacuna en desarrollo para la erradicación de la enfermedad causada por las bacterias del género Brucella spp., en “Actualidades sobre brucelosis”, de la autoría de Dianelys Sotolongo Rodríguez, Carlos Ramírez-Pfeiffer y Ricardo Gómez Flores.

    Para nuestra sección académica, Axel García-Burgos, Michelle Danairy Canudas-Zertuche y José Eduardo Campos-Arceo nos explican las especificidades del Síndrome de Sturge Weber, enfermedad, diagnóstico, síntomas, tratamiento, entre otros, en la investigación “Síndromede Sturge Weber/angiomatosis encefalotrigeminal. Una revisión”.

    Sea cual sea el padecimiento, la voluntad humana, junto a la atención especializada y científica, puede cambiar el futuro del enfermo. Saber escuchar nuestro cuerpo, comer sanamente y evitar el sedentarismo físico y mental es la receta que desde los antiguos griegos se repetía: mens sāna in corpore sānō (Sátira X, 356).

    Melissa del Carmen Martínez Torres
    Universidad Autónoma de Nuevo León

  • Mayo-Junio 2021
    Vol. 24 Núm. 107 (2021)

    En el momento que se escribe esta editorial (marzo de 2021), cientos de hectáreas de la Sierra Madre Oriental son consumidas por las llamas, la ciudad vive una contingencia por la mala calidad del aire y  muchas de las plantas citadinas han perecido por las heladas de fechas anteriores. Todo esto en medio de la pandemia por COVID-19, lo cual demuestra el efecto terrible que tenemos sobre el planeta. La  naturaleza nos pide que como sociedad nos replanteemos hábitos, consumos, usos, costumbres y  miradas.

    Desde la UANL, siempre apostaremos al conocimiento científico, es nuestro principal interés ofrecer estos saberes a la población, con la finalidad de abrir un debate que nos coadyuve como sociedad. Con esto en  mente, el número 107, correspondiente a mayo-junio 2021, lo dedicamos a las Ciencias naturales y desde  distintas ópticas abordaremos problemáticas de esta rama. 

    Sergio Alejandro Cortés Alcaraz, María del Pilar Ramírez Rivera, Peter Chung Alonso y Santiago Arceo Díaz,  en Ciencia y sociedad, nos muestran un proyecto de “Captación de lluvia como alternativa para el  ahorro de agua potable”, una buena opción ante la escasez del vital líquido. Para Opinión, Daniel Salgado  y Fabiola Jaimes nos invitan a conocer la historia detrás de la tabla periódica en el artículo “Dmitri  Mendeléyev y su orden elemental”. Descubriremos más sobre el maíz en “Rendimiento de nixtamal, masa  y tortilla de maíces criollos pigmentados de perote, Veracruz”, de Edgar Ramírez Muñoz, Román  Jiménez Vera y Nicolás González Cortés, en la sección Ejes

    En nuestra sección académica comprenderemos más sobre la luna en “Química de la Luna: implicaciones  sobre el origen y estructura del satélite natural de la Tierra”, escrito por Vanessa González Morales y  Fernando Velasco Tapia. También aprenderemos sobre el “Orégano Chino Lippia graveolens en matorrales de Nuevo León, población y datos de producción”, de Aldo Jesús Silva Gutiérrez, Marco Antonio Guzmán  Lucio, Sergio Manuel Salcedo Martínez, Marco Antonio Alvarado Vázquez y Deyanira Quistián Martínez. 

    Salvador González de León, Alan Gabriel Aguirre Rivera y Oscar Briones Villarreal nos hablan, en la sección Curiosidad, sobre “Helechos invasivos en México”. En In memoriam, en el artículo “Manuel Torres Morales,  una vida de constancia y pasión por la Biología”, escrito por Manuel Torres Barajas y Lourdes  Arcelia Barajas Torres, rendimos homenaje a un importante miembro de la comunidad universitaria y  aprendemos sobre su vida académica. En Ciencia de frontera, María Josefa Santos Corral nos habla de la  trayectoria del maestro Aurelio Bastida Tapia, al entrevistarlo sobre “La agricultura protegida,  ¿herramienta para aumentar la producción de alimentos?”. Finalmente, reflexionaremos sobre  Sustentabilidad con Pedro César Cantú Martínez, en su artículo “El develamiento de la madre tierra”. 

    Les invitamos a compartir sus opiniones, reflexionar sobre los cambios que colectivamente tendremos  que hacer, seguir el debate que abrimos y aportar, por qué no, nuevas formas de cuidar a nuestra madre  tierra.

    Melissa del Carmen Martínez Torres
    Universidad Autónoma de Nuevo León

  • Marzo-Abril 2021
    Vol. 24 Núm. 106 (2021)

    El número 106 de la revista Ciencia UANL, correspondiente a los meses de marzo-abril de 2021, hace un homenaje a las mujeres y a la investigación que realizan en el marco del Día Internacional de la Mujer, que conmemoramos el 8 de marzo. En la Universidad Autónoma de Nuevo León, la presencia femenina se da en todos los campos del conocimiento, en los cuales se ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos años, con lo que se ha logrado representar, al momento, 42% de los investigadores de la Institución.

    La UANL, respondiendo al entorno social, ha implementado a lo largo de los años diversos programas de impulso al talento de los jóvenes, uno de ellos, emblemático en el ámbito femenino, es “Mujeres en la Ciencia: descubriendo la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico”, que inició en 2013 dirigido a estudiantes del nivel medio superior, buscando mejorar su prospectiva de vida y carrera. Este programa, a la fecha, ha atendido más de 12, 500 estudiantes, con una participación de más de 100 investigadoras quienes con su compromiso enaltecen la misión y visión de la Institución.

    Este número nos descubre investigaciones por demás interesantes, no se pierdan la lectura de “Educación y capacitación para el trabajo: contexto penitenciario femenil en Nuevo León”, en el que se destaca la importancia de la formación y capacitación en el proceso de reinserción social, y el interés demostrado por las internas hacia el mismo. Las autoras se adentran en las entrañas del sistema penitenciario y con un trabajo arduo y certero nos enseñan cómo la educación puede dar un giro a la vida de las internas.

    Visualizar la necesidad de promover estilos de vida saludables y activos a fin de reducir los riesgos cardiovasculares es el resultado de la investigación desarrollada en el artículo “Nivel de riesgo cardiovascular y condición física en empleados de una facultad de deportes”.

    El desarrollo realizado para diseñar y construir el primer telescopio hecho 100% por manos mexicanas e instalado en el Observatorio Astronómico de la UANL en el cerro “El Picacho”, nos demuestra el ingenio y creatividad de los investigadores mexicanos. El espectáculo que nuestros ojos pueden visualizar en 65% de las noches despejadas que se dan en las inmediaciones del Observatorio, todo a través del Tlapiani “Primer Guardián de Asteroides”. En este proyecto, dirigido por el Dr. Eduardo Pérez Tijerina, tienen un alto grado de participación investigadoras y estudiantes de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, las Dras. Flor Araceli García Castillo, la estudiante de doctorado Ana María Bautista Hernández, así como la estudiante Abigail Ramírez Rocha (ITESM).

    Este número representa un homenaje a las mujeres en la ciencia, todas y cada una aportan un especial ímpetu a la investigación, no te pierdas la lectura del mismo, ¡lo disfrutarás!

    Patricia del Carmen Zambrano Robledo
    Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: patricia.zambranor@uanl.edu.mx

  • Enero-Febrero 2021
    Vol. 24 Núm. 105 (2021)

    La Etnobiología es una ciencia multidisciplinaria con profundas raíces en la Botánica, la Zoología, la Micología y la Antropología. Nos presenta y analiza con rigor científico la historia de los saberes ancestrales y contemporáneos acerca de la relación del ser humano con la naturaleza, particularmente las plantas, los animales y los hongos.

    México, por su ubicación geográfica, su compleja topografía, su forma y tamaño, presenta una enorme diversidad de ecosistemas y nichos ecológicos que albergan 12% de la diversidad biológica mundial, por lo cual nuestro país es reconocido como país megadiverso. Por otra parte, su riqueza cultural no es menos impresionante y es reconocida a nivel mundial, en ella se mezclan los periodos prehispánico, colonial y moderno, manifestándose, entre otros aspectos, en la gastronomía, tradiciones, costumbres, lenguas vivas y expresiones artísticas.

    A nivel mundial, desde hace décadas hay un creciente interés para estudiar la forma en que los humanos nos relacionamos con la naturaleza, y desde 1977 se estableció la Sociedad Internacional de Etnobiología. En México, en 1993, se creó la Asociación Etnobiológica Mexicana, con el objetivo de promover, impulsar y fortalecer la investigación, docencia y divulgación del conocimiento etnobiológico.

    Desafortunadamente, tanto la diversidad biológica del país, así como mucha de la riqueza cultural e histórica, se están perdiendo o degradando, por lo que urge tomar acciones que promuevan la conservación y la recuperación de ecosistemas, comunidades, especies y conocimientos de valor histórico y cultural relacionados con el uso, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales. Además de esto, la actual degradación ambiental, debida principalmente a la explosión demográfica, contaminación ambiental y extracción excesiva de recursos naturales, exige la implementación inmediata de medidas para revertir sus efectos y propiciar la conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales que brinda a la humanidad.

    Haciendo eco de esta necesidad de conservación de la riqueza biocultural, en 2019, el Conacyt presentó una convocatoria para impulsar el establecimiento de una Red Nacional de Jardines Etnobiológicos, en la que se busca que cada uno de los estados del país cuente con espacios donde se conserven especies de flora y fauna vivas locales y regionales, nativas y cultivadas o útiles; se resguarde el conocimiento relativo a ellas; se recuperen y se  los conocimientos etnobiológicos locales y regionales y aquellos relacionados con la riqueza biocultural de México; se promueva la difusión y el acceso universal a este conocimiento, y que se involucre a las comunidades locales.

    La Universidad Autónoma de Nuevo León, comprometida con la conservación de la biodiversidad de nuestro país y de los saberes culturales ancestrales relacionados con el uso y aprovechamiento de los recursos naturales, respondió a esta convocatoria proponiendo la creación de un jardín etnobiológico regional con dos sedes, centro y sur del estado. En esta propuesta participa un equipo multidisciplinario de casi 20 investigadores de las facultades de Agronomía, Ciencias Biológicas y Ciencias Forestales. La visión de estos jardines es que sean espacios plurifuncionales, donde además de albergar diversidad biológica regional para el conocimiento de la población en general, sean también espacios que incluyan, entre otras cosas: a) bancos de germoplasma para conservación ex situ de especies vegetales, b) colecciones de plantas y animales adecuadamente preservados; c) biblioteca con información etnobiológica en diferentes medios y formatos (físicos y electrónicos); d) espacios donde se propaguen especies nativas que pueden utilizarse en planes de reforestación o restauración ecológica, y e) espacios para investigación, formación de recursos humanos y para la difusión y divulgación del conocimiento etnobiológico local, regional y del país.

    Confiamos en que en los próximos años estos espacios crezcan y se consoliden para garantizar la conservación de la riqueza biocultural de México, contribuyan al desarrollo sustentable y que estos conocimientos, saberes ancestrales y tradiciones, puedan transmitirse a la sociedad y las futuras generaciones.

    Marco Antonio Alvarado Vázquez                                                                                                                                                 Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México. 
    Contacto: marco.alvaradovz@uanl.edu.mx

  • Noviembre-Diciembre 2020
    Vol. 23 Núm. 104 (2020)

    En el presente número, el 104, correspondiente a los meses de noviembre-diciembre 2020, encontrarán artículos que –desde distintas disciplinas– están investigando cómo mejorar la salud humana.

    Los primeros tres trabajos se enfocan en la alimentación: qué comer, cómo debemos congelar y cocinar, asimismo, los cuidados necesarios de los alimentos; desde el cultivo hasta nuestra mesa. Como inicio, en Ciencia y sociedad, Andrés Adrián Urías Salazar, Rafael Delgado Martínez y Wilberth Alfredo Poot nos presentan los beneficios de la ingesta de chile con el manuscrito “Consumir chile te hace más feliz y mejora tu salud”. En Opinión, Lorena Garrido Olvera, Luis García Prieto y David Osorio Sarabia nos muestran los parásitos que se encuentran en la carne de pescado y cómo podemos evitar enfermarnos en “Ictiozoonosis potenciales en Tamaulipas”. En Ejes, Yessica Enciso Martínez y Albani Itzigueri Rivera Ortega nos explican las “Aplicaciones de las técnicas moleculares en inocuidad alimentaria”.

    Por su parte, en la sección Académica, Myrna Miriam Valera Mota, Jorge Bernal Hernández, Mariana Guzmán Noriega y José Rufino Díaz Uribe, hacen un experimento muy interesante y nos exponen los resultados en el artículo “Percepción del color azul en escolares mediante un software desarrollado ad hoc”.

    Nelly Daniela González Velázquez nos muestra las vacunas en desarrollo para contrarrestar los efectos del dengue, en la sección Curiosidad. María Fernanda Velarde Padilla y Juan Daniel Hernández Altamirano, en Conciencia, nos explican el innovador uso de virus para tratar problemas bacterianos.

    Para la sección Ciencia de frontera, María Josefa Santos nos presenta al doctor José Refugio Arrieta Gómez, quien nos platica de sus experiencias desde los distintos ámbitos de su carrera en “Docencia e investigación en la construcción del servicio de calidad en Otorrinolaringología en el Hospital Manuel Gea González”.

    Esperamos que este número colabore a la creación de herramientas y conocimientos para cuidarnos adecuadamente. Compartimos la preocupación creciente de preservar la salud, más en estos tiempos de incertidumbre, deseamos desde este espacio compartir información científica que contribuya a este propósito esencial. Les recordamos que, ante cualquier malestar físico o psicológico, debemos consultar a las y los profesionales de la salud.

    Melissa del Carmen Martínez Torres
    Universidad Autónoma de Nuevo León

  • Septiembre-Octubre 2020
    Vol. 23 Núm. 103 (2020)

    La ingeniería es un área interesante y fascinante, en ella se puede descubrir lo extraordinario y aplicarlo en la búsqueda de nuevas tecnologías, este número 103 de Ciencia UANL, correspondiente a los meses septiembre-octubre está dedicado precisamente a la ingeniería y la tecnología.

    Los ingenieros tienen una característica distintiva: gran pasión y deseo por encontrar soluciones novedosas y eficientes para las diversas problemáticas que surgen día a día, mejorando los procesos y tecnologías que el ser humano utiliza en su vida cotidiana.

    Las problemáticas en la ingeniería y tecnología comienzan como problemas de caja cerrada, es decir, sólo unas cuantas variables del sistema son reconocidas. El progreso consiste entonces en la apertura progresiva de cajas subsecuentes para conseguir un mejor entendimiento de la evolución de los procesos y los sistemas tecnológicos.

    México cuenta con científicos y tecnólogos sobresalientes, así como con instituciones educativas y centros de investigación que destacan a nivel internacional. El apoyo de las instituciones ha permitido impulsar el interés por las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, nuestro país cuenta con instituciones educativas dedicadas al desarrollo de vehículos aéreos no tripulados, así como empresas e instituciones de gobierno que trabajan con esta tecnología. En un futuro los vehículos aéreos no tripulados o drones necesitarán cambios en su configuración para realizar misiones más complejas en las que será requerida mayor autonomía y alcance. Por lo tanto, será necesario desarrollar conocimiento científico, así como capacidades tecnológicas que permitan abordar los desafíos de este sector.

    El Centro de Investigación e Innovación en Ingeniería Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (CIIIA-FIME-UANL), cuenta con líneas de aplicación y generación de conocimiento enfocadas a estudiar estructuras aeroespaciales, desarrollando prototipos y su validación física en laboratorios dedicados al estudio de la dinámica de vuelo, aerodinámica experimental, aviónica y dinámica de fluidos computacional.

    Actualmente nos encontramos inmersos en la cuarta revolución industrial, caracterizada por una mayor velocidad, alcance e impacto de los sistemas. El desarrollo de las tecnologías en los próximos años tendrá un profundo impacto transformador en la sociedad, en este sentido, la divulgación de la ciencia y la tecnología tienen una gran importancia en la vida moderna, ya que permiten acercar a estudiantes, investigadores y profesionales a este fascinante universo del conocimiento.

    Sin más, les damos la bienvenida a nuestro número 103, esperamos que sea de su agrado, ¡que lo disfruten!

    Luis Arturo Reyes Osorio
    Universidad Autónoma de Nuevo León

           

  • Julio-Agosto 2020
    Vol. 23 Núm. 102 (2020)

    En el instante en que se escriben estas líneas, el mundo pasa por un momento en el que se replantean las prioridades en la vida de las personas, las sociedades y los países; el responsable de esta situación atípica para reconstruir una nueva realidad es el virus SARS-CoV-2, responsable del COVID-19. Es una oportunidad única que sucede en el mismo punto para todos, situación que nunca había pasado o coincidido, para cambiar el mundo que hemos construido y que nos tiene hoy con condiciones de pobreza extrema en gran parte de la población, gran desigualdad, falta de equidad, inclusión, valores fundamentales, un mundo digital, conectado, multilingüe, multiétnico, con fronteras cada vez más cerradas no sólo al comercio, sino también a la migración de las personas, un mundo en el que el consumo ya ha alcanzado niveles críticos por el grado de contaminación del agua, el aire y la tierra, así como por el grado de alteración de los ecosistemas y la pérdida o destrucción de sus especies.

    Llegar a este punto es una gran oportunidad de cambio colectivo y de reflexión de que es posible cambiar, si no tomamos esta oportunidad, todo lo que se ha perdido en vidas humanas y el sufrimiento producido, significa que no somos capaces de aprender; la lección ha sido la más terrible que hemos tenido y que esta generación tenga en su recuerdo. Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo podrá suceder?, ¿habrá otra oportunidad?, ¿qué costos habremos de pagar? La oportunidad es construir una sociedad basada en conceptos centrados en la vida y el bienestar, no es crear nuevas ideologías ni corrientes del pensamiento, ni adoctrinamientos o corrientes filosóficas, se trata de reconocer el fin superior de nuestra existencia, de la razón del porqué y para qué vivimos. Se trata de poner a la vida y nuestra vida en el centro de todo, de vivir en armonía y respeto con toda forma de vida, de crear bienestar sin consumir o destruir nuestro entorno y lo que lo ocupa.

    Esto significa que de forma individual requiere un profundo convencimiento de que la vida es lo más importante que existe, aunque todos lo reconocemos no somos capaces de construir un estilo de vida con base en este convencimiento y ésta es la paradoja más grande. Este concepto de vida y bienestar puede permear a todo, al trabajo, la familia, la recreación, incluyendo la conducta y la actitud; a cualquier forma de organización en la sociedad, de convivencia, ya sea presencial o a distancia. No es apocalíptico, no hay necesidad de derribar y seguir destruyendo, los grandes logros y pasos gigantes que hemos dado como humanidad para cuidar la vida y crear bienestar no tienen que desaparecer, al contrario, son el gran cimiento sobre el cual se podrán producir cambios con mayor certeza y seguridad. Esto significa, que este cambio de vida y bienestar no está alejado del avance tecnológico de seguir impulsando la ciencia, por el contrario, ahora más que nunca necesitamos avances tecnológicos y avances científicos, así como la aportación de todas las ciencias del hombre y la sociedad para construir este nuevo rumbo de la vida del hombre.

    Los tiempos próximos están siendo denominados como vida en una nueva normalidad, el retorno a una nueva normalidad, proponiendo que las cosas ya no serán como antes eran, cuando se analizan los modelos o protocolos de esta vida en la nueva normalidad se identifica rápidamente que es seguir haciendo lo mismo y la única diferencia es que ahora ponemos distancia física entre las personas, pero nada ha cambiado, entonces la forma en la que el hombre ha conceptualizado la nueva normalidad es alejarse de las personas, construir barreras físicas, separar a las personas en grupos de riesgo, con el fin de cuidar de ellas, sólo espero que esto no acentúe los grandes problemas de desigualdad, de equidad y de inclusión que ya traemos como sociedad; los problemas de falta de comunicación afectiva por el avance de la tecnología, que acerca a los lejanos y aleja a los cercanos. Sería inadmisible que la nueva normalidad llegara a construir un distanciamiento físico y barreras físicas entre las personas que afecten la vida y el bienestar de las mismas.

    Es por eso que el llamado del tiempo y del momento es si ahora nos hemos convencido de que es necesario poner en el centro de todo a la vida y el bienestar como un estilo de vida que inicie en un cambio individual y que trascienda a un cambio colectivo; que derribe costumbres, normas y todo tipo de barreras que hayamos construido en el pasado y que ya no son necesarias para la actual etapa a la que estamos llamados como una coyuntura excepcional de cambiar. Este nuevo virus, SARS-CoV-2, le ha traído al hombre una nueva oportunidad de cambiar porque en muy poco tiempo ha sensibilizado y sintonizado a las personas del mundo en identificar la necesidad de modificar en los estilos de vida y las formas en las que hemos construido nuestro desarrollo, ahora se requiere de una clase de líderes que dirijan e impulsen estas causas y detecten la oportunidad única de estos tiempos.

    Juan Manuel Alcocer González
    Universidad Autónoma de Nuevo León

     

     

  • Mayo-Junio 2020
    Vol. 23 Núm. 101 (2020)

    Este número, el 101, correspondiente a los meses de mayo-junio 2020, dedicaremos la revista a las ciencias sociales en un intento de coadyuvar a explicar la compleja realidad que vivimos.

    Así, en la sección Ciencia y sociedad, Miguel Ángel Ramírez Zaragoza escribe el artículo “Problemas y posibilidades de la democracia: hacia una demodiversidad de alta intensidad”. Para la sección de Opinión, Eduardo Hernández de la Rosa nos comparte “Las Soft Competen cies vs Soft Skills y la construcción de una Smart Organization ”. Wael Sarwat Hikal Carreón y Rogelio Cantú Mendoza, por su parte, reflexionan, en Ejes, sobre “La participación activa de la ciudadanía como elemento clave para la reducción de la violencia en México”. En Curiosidad, Adán Acosta-Banda, Sergio Tobón y Verónica Aguilar-Esteva nos presentan “Recursos eólico y solar para la sustentabilidad energética desde el enfoque socioformativo”. Pedro César Cantú-Martínez, en la sección Sustentabilidad ecológica, escribe acerca de “La confrontación de dos visiones sobre la selva amazónica”. Mientras que en Ciencia de frontera conoceremos al Dr. Jesús Mario Siqueiros, en la entrevista “La vida científica más allá de la academia”, realizada por María Josefa Santos.

    Por el lado académico, María Elena Villarreal González, Juan Carlos Sánchez Sosa y Gonzalo Musitu Ochoa analizan “La violencia en adolescentes escolarizados en el estado de Nuevo León”.

    En este número damos la bienvenida al grupo interdisciplinario de estudiantes de la UANL, ConCiencia, quienes desde ahora estarán a cargo de la sección del mismo nombre. La Universidad Autónoma de Nuevo León y nosotros, como grupo editorial, estamos sumamente orgullosos de los esfuerzos altruistas que hacen los alumnos de nuestra máxima casa de estudios; ConCiencia es un grupo de jóvenes comprometidos con el quehacer y la divulgación científica, además de esta sección, realizan promotoría científica en escuelas de nivel básico, con la finalidad de animar a los estudiantes a continuar con sus estudios y mostrarles de forma didáctica la importancia de las ciencias y el pensamiento racional y crítico.

    Reconociéndonos con las mismas inquietudes, abrimos el espacio a este nuevo proyecto y les invitamos a que formemos en conjunto a los investigadores del mañana, sean todos ustedes bienvenidos a un número más de Ciencia UANL.

    Melissa del Carmen Martínez Torres
    Universidad Autónoma de Nuevo León

  • Marzo-Abril 2020
    Vol. 23 Núm. 100 (2020)

    Como respuesta a la necesidad de contar con un medio adecuado para divulgar el quehacer científico realizado en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 1998, en la Biblioteca Universitaria “Raúl Rangel Frías”, vio la luz el primer número de la revista CienciaUANL, fundada por el Dr. Mario César Salinas Carmona.

    Hoy, veintitrés años después de aquel primer número –que en su portada presentó un microscopio electrónico de transmisión relacionado con un artículo del Dr. Hugo Barrera Saldaña–, orgullosamente presentamos hoy nuestro número 100.

    Sin duda ésta es una oportunidad inmejorable para hacer un ejercicio de retrospectiva, volver la vista atrás y observar cómo y cuánto hemos evolucionado.

    CienciaUANL se ha editado ininterrumpidamente por más de dos décadas, siempre con entusiasmo, responsabilidad profesional y compromiso social. Poco a poco pasamos de un pequeño equipo de cinco personas, a un amplio grupo multidisciplinario, preparado y comprometido, con el cual nos hemos constituido como una publicación de relevancia institucional y editorial, no sólo como un órgano de divulgación científica y tecnológica, sino también como un faro de cultura y acervo histórico.

    Nuestra filosofía ha sido la de trabajar, transformar y trascender, por ello somos una reconocida publicación científica, que además es semillero de talentos pues por nuestra revista han desfilado estudiantes, investigadores y profesionales que han adoptado la divulgación científica como parte fundamental de su quehacer diario.

    La calidad siempre ha sido uno de nuestros pilares, y en nuestras páginas han escrito grandes personalidades que le han dado a nuestra revista el impulso necesario para mantenerse y crecer número a número. Hemos pasado de aparecer cada tres meses durante los primeros 15 años, a una frecuencia bimestral; de ser un órgano de difusión, a ser una publicación de divulgación que acerca cada vez más a la juventud a un mundo lleno de emoción y conocimiento.

    No todo ha sido fácil, no siempre hubo bonanza, sin embargo, en nuestra redacción siempre ha permeado un espíritu de unidad, trabajo y mejora continua. Esto se refleja en los más de 1,000 artículos que se han publicado a lo largo de 99 números y en cada uno de los índices nacionales e internacionales en los que hemos logrado indexarnos: Periódica, Biblat, Actualidad Iberoamericana, Cuiden, Latindex, Hemeroteca Latinoamericana y, desde 2013, el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

    En estos 23 años hemos cambiado mucho; desde mudar nuestras instalaciones de la Biblioteca Universitaria al Edificio del Centro de Internacionalización, hasta modernizarnos para darle la bienvenida al mundo digital y tener presencia en las redes sociales.

    Actualmente, no sólo aparecemos de manera física, contamos con una versión on line donde se pueden consultar los artículos publicados a texto completo. Nos hemos salido de la rigidez que podría suponer un asunto como la ciencia y la tecnología, y hemos apostado por el cambio, por la frescura en los diseños para generar una publicación más amigable, visual e interesante, sin comprometer la calidad de nuestros contenidos.

    Hace dos años incorporamos el Digital Object Identifier (DOI) a todos nuestros artículos académicos y los hicimos extensivos a las publicaciones de las diferentes áreas de la Universidad, esto ha permitido incrementar la visibilidad de nuestras publicaciones, así como darles una identificación única a nivel mundial que nos permite ser citados de manera consistente.

    Ciencia UANL llega a su número 100, y con él llegan nuevos retos, como crecer aún más en la distribución y traspasar las fronteras nacionales, integrando más a todos los protagonistas del conocimiento: estudiantes, profesores, investigadores y organismos públicos y privados.

    En nuestros planes sigue estando aumentar nuestro tiraje, generar intercambios, atraer investigadores de otras universidades y latitudes, con el fin de darle un equilibrio a la revista, pero, sobre todo, el mayor reto: mantener la constancia y la calidad.

    Sean bienvenidos a nuestro número 100, con el deseo de que estos primeros veintitrés años sean sólo el inicio de una larga vida de trabajo, transformación y trascendencia.

    Rogelio G. Garza Rivera
    Rector UANL

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