Vol. 26 Núm. 118 (2023): Marzo-Abril 2023
El Día Internacional de la Mujer fue proclamado por primera vez en 1975 por las Naciones Unidas, y coincidió con el que fuera anunciado como el Año Internacional de la Mujer. Dos años después, la Asamblea de esa organización declaró el 8 de marzo como fecha conmemorativa de la lucha de las mujeres para vivir en condiciones de igualdad, ejerciendo libremente sus derechos. La oficialización del 8M se vincula con la evocación de múltiples hechos históricos que tuvieron lugar en diversos puntos del planeta, y que convergen en la búsqueda del reconocimiento de los derechos políticos, económicos y sociales de las mujeres.
La relevancia de que fechas como ésta sean marcadas en el calendario radica en la necesidad de hacer visibles las condiciones de vida de las mujeres, tomando en cuenta su diversidad y la heterogeneidad de los entornos en los que se desenvuelven. Poner el foco en las formas como se manifiestan las desigualdades ha sido fundamental para la generación de proyectos transformativos. Así pues, la exposición de las problemáticas es nuclear, pero su posterior análisis en vías de resolución es el motivo de dicho planteamiento. Puesto que se trata de un tema social y cultural, es investigado desde las ciencias humanas y sociales que se sostienen en un compromiso ético-político por parte de quienes los llevan a cabo.
Año tras año son actualizados los datos que revelan avances en términos de ocupación de espacios por parte de las mujeres: escolarización, cargos políticos, reformas en materia legislativa, protocolos para denunciar violencias de género. Cuarenta y ocho años de políticas y acciones afirmativas suscitan cambios observables y es importante inscribirlos en una línea del tiempo visible para todas las personas. Pero también es primordial agudizar la mirada, puesto que la gestación de un mundo pacífico y sostenible requiere del trabajo cotidiano. En esto, las universidades públicas desempeñan un rol esencial debido a su responsabilidad para con la sociedad en la que se encuentran: el registro de cada huella marcada a partir de un movimiento que se renueva constantemente es tarea ineludible.
Es conveniente pactar acciones colaborativas en el presente, para que las próximas generaciones sean capaces de reconocer lo que tantas mujeres han logrado a partir de prácticas conscientes y trayectorias constantes en pos de una vida digna. La memoria es un rasgo de fortaleza, misma que se requiere para continuar andando senderos en una ciencia en defensa de la libertad, la igualdad y la vida. El contenido de este número de Ciencia UANL, dedicado a las Mujeres en la Ciencia, es un paso más del camino que se sigue recorriendo.
Luz Verónica Gallegos Cantú Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México.
Contacto: luz.gallegoscnt@uanl.edu.mx