Vol. 28 No. 133 (2025): Septiembre-Octubre 2025
¿Ciencias sociales hoy? Qué importante sostener este modo de reconocer, habitar y gestar saberes y conocimientos sobre la complejidad del mundo en el que vivimos. Especialmente en estos tiempos que corren, caracterizados por una polarización en las distintas capas de relaciones. Habitamos la paradoja en la que la desinformación y la despolitización coexisten con un desarrollo tecnológico que podría servir para conectarnos. En un periodo histórico sui géneris, con múltiples fracturas a un sistema que se perfiló insostenible desde sus cimientos.
Entre las derivas más relevantes de esta complejidad, se encuentran la vulneración y la violencia múltiple que trastocan de forma diferenciada los cuerpos humanos y los ecosistemas vivos. Es una cuestión ante la cual todos los abordajes científicos y disciplinares tenemos parte responsiva. Especialmente para gestar movimientos que nos permitan trascender los sesgos que se reproducen fuera y dentro de los campos disciplinares. Sobre todo, la reflexión sobre lo social es una invitación básica a desarraigar aquellas pautas que responden al interés privado utilitario e instrumental.
Las ciencias sociales cultivan la expansión de nuestra comprensión. Cada investigación y debate nos permite apreciar una compleja realidad que habitamos desde distintos cuerpos y formas de vida. De ahí que resulta vital cultivar la receptividad, la curiosidad por cómo acontece lo relacional, cómo se traman los afectos, los sentidos, las acciones, los acontecimientos sociales y cómo se construyen marcos de reconocimiento. La posibilidad de forjar el discernimiento descansa en la experiencia viva que es sistematizada y la oportunidad de darle lugar a ello como dato clave para reconocer, sopesar e integrar estas diferencias como parte de una riqueza biocultural que nos sostiene.
Eso significa que las ciencias sociales tienen relevancia no sólo en la producción de datos o en su labor de documentar y pensar el mundo de manera sistemática. El reconocimiento de los procesos de construcción de saberes y conocimientos se pueden leer como parte de un micelio más amplio. Me refiero a la importancia de dar cuenta de los sentidos que toman distintos caminos dentro de un mismo entramado común. Y la manera en que eso suma a la amplitud afectiva y relacional que nos impulsa a apreciarnos sólo por el hecho de coexistir en el planeta. Es valorar lo que nos ayuda a abrir la comprensión y la posibilidad de compartir en unidad aquellos sentidos que nos permiten atravesar nuestras propias fronteras por medio del aprendizaje en conjunto.
Esa misma comprensión colectiva tiene una vuelta al mundo en múltiples dimensiones de la vida. De ahí que las ciencias sociales tomen un rol al sumar a las condiciones de posibilidad que definen y resuelven cómo sostenemos lo común. Me refiero a la corresponsabilidad desde un sentido comunitario para hacer la vida más digna y vivible para todas las corporalidades humanas y las ecosistémicas con quienes compartimos el entorno. Así, las hibridaciones de lo social con otras disciplinas y modos de conocer también tienen la potencialidad de ampliar nuestro margen de acción en aras de construirnos presentes y futuros que sean viables, poniendo al centro el sentido de dignidad, cuidado y, en suma, la apreciación de todas las formas de vida y corporalidades.
Carolina Irene Márquez-Méndez*
* Investigadora independiente, Red Nodo Norte.
Contacto: carolinairenemarquez@gmail.com
ORCID: 0000-0003-1035-4614