LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Una vez vi un video de una señora que por accidente se subió a un carro que no era el suyo, lo hizo porque el carro era idéntico al que ella manejaba, y es que los modelos de auto suelen ser iguales o muy parecidos en todos los países donde se venden determinadas marcas. Pero no en todas las cosas es igual, y es que no sólo el hombre evoluciona: la naturaleza también va cambiando. Gustavo Cabanne, investigador del Conicet de Argentina, se propuso estudiar el devenir de dos de los bosques más importantes de Sudamérica a lo largo del tiempo: los andinos –que ocupan la cara este del mapa de América del Sur, y van desde Colombia hasta La Rioja– y los bosques de la selva atlántica –de los cuales 90% se encuentran en territorio de Brasil, y llegan hasta el este de Paraguay y el sur de Misiones.
Pero su interés no estuvo centrado en cómo evolucionaron desde el punto de vista de la vegetación, decidió estudiar las modificaciones que sufrieron las aves de esas regiones –en el canto, la coloración, la morfología, pero, sobre todo, en la genética–. Observando aquellos cambios en las aves, supuso que podría vislumbrar la historia evolutiva de esos bosques.
“Entre estas dos regiones no hay ningún tipo de bosque húmedo que pueda servir de puente o de canal de comunicación. Por el contrario, el clima que se encuentra en el medio de ambos es seco. Sin embargo, es curioso que las dos regiones comparten los mismos organismos. Están los mismos ratones y más de veinte especies de aves iguales. O eso se creía hasta ahora: que eran las mismas especies. Yo decidí centrarme en las aves para reponer cómo fue la historia evolutiva de esas dos regiones”, afirma el científico.
Allí, en la Sección de Ornitología, él y su equipo de investigadores descubrieron que las aves halladas en ambas regiones del mapa, que históricamente se consideraban de la misma especie, no son en realidad de la misma familia. Lo hicieron analizando muestras de sangre y de músculos de ciertas aves. Lo que encontraron fue que existe “diversidad críptica”, lo que significa que hay linajes únicos de cada región, y que no son todas especies similares, como se creía hasta ahora. “El hecho de que haya diversidad críptica significa que encontramos que lo que inicialmente era una única familia, en realidad son dos o más de dos”, dice Cabanne.
El último caso que confirmaron es el del pájaro tico- tico común (Syndactyla rufosuperciliata). Ya habían confirmado, con papers previos, que otras aves –como el cerquero de collar (Arremon flavirostris) y el frutero corona dorada (Trichothraupis melanops)– tampoco son las mismas a los dos lados del mapa.
“Vamos a seguir estudiando cómo evolucionaron las aves, cómo reaccionaron a los cambios ambientales, geológicos y de distribución. Y quizás, en diez años, la ciencia llegue a decir que en Argentina tenemos diez nuevas especies de animales” (fuente: Conicet/DICYT).
