Vol. 28 Núm. 131 (2025): Mayo-Junio 2025
Desde contar animales hasta analizar galaxias: la ciencia ciudadana es la nueva herramienta de los científicos
¿Te imaginas ser parte de un descubrimiento increíble, sin ser un experto en el tema? La ciencia ciudadana lo hace posible, permitiendo que cualquier persona contribuya a las investigaciones locales, nacionales, globales o incluso espaciales. Esta colaboración entre especialistas y aficionados está revolucionando la forma en que se hace ciencia, democratizando el conocimiento y propiciando que todos seamos parte de algo más grande.
La ciencia ciudadana es la invitación a la comunidad en general para colaborar en la recolección de información y resolver problemas científicos. En algunos casos pueden ser cosas tan simples como ir al parque y observar aves, mientras que, en otros, reportar la presencia de asteroides o medir la temperatura y capturar imágenes durante un eclipse. Nace de la necesidad de los investigadores por obtener información y del amor de los aficionados por la naturaleza, con el objetivo de estrechar la brecha del público y la ciencia. Buscando involucrarlos en diálogos más profundos y en la toma de decisiones acerca de los problemas relacionados con los riesgos y daños ambientales que nos rodean.
Proyectos a nivel global, por ejemplo, eBird, han permitido a todos los amantes de observar aves transformar su afición en más que sólo una actividad para relajarse. Ahora sus avistamientos ayudan a los científicos a resolver problemas locales y mundiales, que se traducen en mejores medidas de conservación. Por ejemplo, ayudó en el desarrollo de estrategias que favorecen la anidación de aves acuáticas en Columbia Británica, Canadá. Gracias a los reportes locales hechos en eBird, se establecieron nidos artificiales en las zonas preferidas de cada especie.
También existen proyectos como Zooniverse, donde se reportan avistamientos astronómicos. Muchos aficionados a la astronomía participan aquí, desde niños hasta veteranos expertos. En 2011, Katheryn Gray, con 10 años, se volvió la persona más joven en descubrir una supernova, demostrando que no necesitas ser un experto en el área, solamente disfrutar lo que haces.
La ciencia ciudadana no sólo acelera la recolección de datos, también fomenta la educación científica y crea conciencia sobre problemas globales, como el cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Autorizar a los ciudadanos a participar en la recolección de datos les permite entender las dificultades que estamos viviendo y tomar acción sobre ellas. Mientras que, a los expertos, les da una forma sencilla de transmitir su trabajo y conseguir colaboradores interesados en apoyarlos.
Participar es más fácil de lo que piensan. No es necesario ir a algún sitio a inscribirte, ni hacer filas largas o juntar y entregar montones de papeles. Únicamente se necesita descargar aplicaciones del tipo iNaturalist para identificar especies o unirse a plataformas como SciStarter donde se pueden encontrar proyectos que se ajusten a nuestros intereses.
La ciencia no es exclusiva de laboratorios, y la ciencia ciudadana es una muestra de ello. Aunque aún existen quienes se niegan a usarla, es indudable que la combinación entre la capacidad de colecta de datos por parte de los civiles y la habilidad de los científicos para analizar y predecir patrones forman una innovadora herramienta que ayudará a llegar a nuevos horizontes.
Israel Rojo Ramos*
* Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, México.
Contacto: israel.rojorm@uanl.edu.mx