Un piloto automático literal

CIENCIA UANL / AÑO 20, No. 83, ENERO-MARZO 2017

Cuando era niño, siempre que escuchaba en alguna película o caricatura que las naves eran puestas en piloto automático me imaginaba a un robot conduciendo, aunque luego me explicaron a qué se refería, nunca se me quitó la imagen de la mente. Pues bien, hace poco en un pequeño aeropuerto de Estados Unidos despegó una avioneta Cessna Caravan, en cuya cabina, en el asiento derecho, un robot con un brazo mecánico y un gancho por manos piloteaba el aparato; a su lado, un piloto humano transmitía órdenes a su colega electrónico en una tableta.

La escena fue parte de un programa conjunto del gobierno y la empresa privada que busca reemplazar los copilotos de los aviones con robots que nunca se cansan, se aburren, se sienten abrumados ni se distraen. El programa, conocido por sus siglas en inglés ALIAS (Aircrew Labor In-Cockpit Automation System) es financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados y administrado por un contratista privado, Flight Sciences.

Se sabe que tanto las fuerzas armadas como las aerolíneas comerciales tienen problemas para conseguir pilotos y ven con buenos ojos la idea de usar robots, los cuales ofrecen mayor seguridad y eficacia. La idea es que la presencia de un robot que se ocupe de los controles permita al piloto humano enfocarse en cuestiones estratégicas, sobre todo en casos de emergencia.

“Queremos aumentar la autonomía del aparato y permitir que los humanos y los robots se enfoquen en las cosas que mejor hacen”, expresó John Langford, presidente y director general de Aurora.

El control automático de los aviones mediante sofisticadas computadoras no es nada nuevo. Hoy por hoy casi todos los aviones tienen pilotos automáticos que controlan el aparato la mayor parte del vuelo. Los pilotos intervienen casi exclusivamente en el despegue y el aterrizaje, aunque esas funciones también podrían desempeñarlas las computadoras.

Pero el robot de ALIAS va más allá. Una cantidad de cámaras, por ejemplo, le permiten al robot ver todos los instrumentos de la cabina e indicadores del tablero. Puede distinguir si un aparato está activado o no y puede mover palancas y botones a la posición indicada. Toma en cuenta no sólo su experiencia en un avión, sino también el historial de ese tipo de aparato.

El robot de ALIAS usa una tecnología “drop-in”, que puede ser empleada en cualquier avión o helicóptero, incluidos aparatos de los años 50 construidos antes de la era de controles electrónicos.

El robot, no obstante, enfrenta numerosos obstáculos, incluido el hecho de que habría que modificar todas las regulaciones que rigen en la industria aeronáutica. En Estados Unidos al menos esos cambios pueden tomar años.

El robot “puede hacer todo lo que hacen los humanos, excepto mirar por la ventana”, afirmó Langford. En un tiempito tal vez pueda hacer eso también, agregó (fuente: El Universal)