La mazorca se desgrana. Agricultura temprana y gráfica rupestre del maíz en la prehistoria de Nuevo León

José Lorenzo Encinas Garza*

CIENCIA UANL / AÑO 20, No. 83, ENERO-MARZO 2017

En el presente artículo abordaremos la presencia del maíz en la prehistoria de Nuevo León, partiendo de la premisa de que si esta aseveración la hubiéramos comentado hace diez años, los especialistas en el tema la refutarían categóricamente.

Hacía 2013, específicamente en paraje “El Morro”, en Aramberri, Nuevo León, se descubrió que los antiguos habitantes de esa región cultivaron maíz, hecho sorprendente ya que marca otro momento en la investigación arqueológica en el noreste de México.

Los indicios de agricultura temprana descubiertos por Araceli Rivera Estrada, investigadora del INAH-Nuevo León, que unidos a los trazos encontrados en sitios de gráfica rupestre como Maguelloso, Espinazo, Ojo Frío, en Mina, Nuevo León, y la Mesa de Catujanos, en Candela, Coahuila, nos aportan datos muy importantes que reescriben la historia del noreste de México.

El maíz es la base de la alimentación en México y por milenios ha sido un elemento importante en la vida de múltiples culturas en México y América.

MAÍZ MILENARIO EN ARRAMBERRI

Podemos encontrar el origen del maíz en diversas partes de la nación, aunque el lugar más conocido es Tehuacán, en Puebla, aquí lo investigó Richard Stockton MacNeish (1971), sin embargo, algo parecido ocurre en Naquitz, Oaxaca (Flannery, 2009).

El cultivo del maíz pone en evidencia el conocimiento acumulado sobre el cereal, el cual, al paso del tiempo, llegó a cambiar el estilo de vida de quienes lo sembraban, dando paso del nomadismo a la vida sedentaria.

A lo anterior se suma el hallazgo de restos de agricultura en la zona aledaña a “El Morro”, en Aramberri, Nuevo León, descubrimiento en el que queda claro que hace poco menos de 3 mil años se sembraba maíz en el corazón de la Sierra Madre Oriental.

El valioso descubrimiento “tambalea” la noción de Aridoamérica y Mesoamérica, acuñada por Paul Kirchhoff (1945, en Tlatoani, 1960), quien en los años cincuenta estableció criterios económicos y culturales para diferenciar las áreas culturales de México en la antigüedad.

Las crónicas coloniales calificaban a las tribus originales como “salvajes”, “bárbaros”, “incultos”, opinión que se mantuvo por siglos debido a que las fuentes de la época se constituyeron en los únicos documentos de consulta.

Araceli Rivera Estrada, investigadora del INAH-Nuevo León, en noviembre de 2013, dio a conocer la presencia de indicios de agricultura antigua en Nuevo León (INAH, 2013).

En el sitio “El Morro” se localizaron semillas, olotes y hojas de maíz cuya antigüedad puede remontarse hasta 3500-3000 antes de Cristo, y además se cultivaba calabaza y frijol.

“En Nuevo León no se había identificado ningún sitio arqueológico con este tipo de evidencias. Después de dos temporadas en el paraje “El Morro”, municipio de Aramberri, recuperamos aproximadamente un millar de olotes y fragmentos de los mismos”, asevera Rivera Estrada (INAH, 2013).

La investigadora, quien los últimos años se ha dedicado a explorar los distintos abrigos rocosos de la sierra neoleonesa, en la entrevista destacó la relevancia de dicho hallazgo porque “prueba que los cazadores-recolectores nómadas de la región ya habían comenzado a ser agricultores desde el periodo Arcaico, situación que nos llevará a reevaluar las categorías para designar a los grupos indígenas del sur del estado”.

El sitio en cuestión se trata de un pequeño abrigo rocoso localizado en la zona de “El Morro”, en Aramberri, cerca del Río Blanco, el cual contiene abundante pintura rupestre, no sólo en el frontón del acceso, sino en varias enormes lozas que se ubican al exterior, representando figuras antropomorfas y zoomorfas, entre otras.

Durante los trabajos de excavación en “El Morro”, los arqueólogos hallaron fragmentos de cestería y cordelería; algunos objetos líticos no registrados anteriormente y objetos rituales de uso desconocido.

3000 A 1500 AÑOS A.C.

Sobre las fechas de antigüedad de los hallazgos de maíz domesticado, Rivera Estrada menciona que “las muestras de carbón orgánico obtenidas en diferentes niveles estratigráficos del depósito de “El Morro” se encuentran en proceso en el Laboratorio de Fechamiento de la Subdirección de estudios y Apoyo Académico del INAH”.

Por asociación con la lítica recuperada en los depó- sitos más profundos, donde se localizaron dos puntas del tipo Abasolo, se ha obtenido una fecha para el periodo Arcaico Medio de entre 3000-1500 a.C. (Rivera, 2007).

En la cronología del maíz en México anexamos el descubrimiento en Aramberri, Nuevo León, y el sitio de “El Morro” se encuentra en el lugar seis de los puntos más antiguos de cultivo de este cereal en el país.

Tabla I. Cronología del maíz en México (Gómez, 2014).

Aunque no con mucha frecuencia, el motivo rupestre del maíz aparece en algunos puntos de Nuevo León y Coahuila. Esparcido en algunos sitios se puede apreciar el motivo, especialmente en lugares cercanos al cauce de agua o en abrigos rocosos que muy probablemente eran puntos donde se llevaban a cabo rituales, pues se trata de espacios especiales.

¿CONTACTO CHICHIMECA CON MESOAMÉRICA?

La iconografía de lo que aparentemente se trata de plantas de maíz no deja nada al azar si las comparamos con la de otros puntos que guardan muchas similitudes.

¿Qué evidencian los motivos rupestres del maíz en Nuevo León y Coahuila?, en primer lugar no se trata de un hecho fortuito, situación que se ha venido comprobando de manera paulatina, ya que a lo largo de los milenios pudo haber contactos entre las culturas mesoamericanas y los grupos de cazadores recolectores de la Gran Chichimeca.

En segundo lugar, partiendo de la idea de ese contacto, se presenta un grado de conocimiento acumulado del movimiento del Sol, la Luna y las estrellas, y que a través de iconografía del cereal bien pudieron establecer un puente entre su conocimiento ancestral y las relaciones que pudieron tener con los pueblos de Mesoamérica.

De acuerdo a la reconocida investigadora Beatriz Braniff, existe la posibilidad de que se presentasen relaciones comerciales con objetos de carácter básico como los alimentos, materiales de construcción, leña, hierbas medicinales y otros, interesa reconocer el intercambio de objetos de lujo, exóticos o de prestigio, los cuales indican un tipo más complejo de estructuras políticas y comerciales. El estudio del intercambio de esta clase de objetos permitirá sugerir el tipo de estructuras polí- ticas y comerciales existentes entre sitios y territorios (Braniff, 2001).

Braniff insiste, pese a la evidencia de que “la Gran Chichimeca no pueda considerarse como un ‘área cultural’ según los parámetros establecidos por Kirchhoff, pues aquí vivió gente con diferentes tipos de subsistencias: cultivadores, cazadores, recolectores, pescadores, etcétera, que además pudieron o debieron cambiar su tipo de sustento de acuerdo a sus situaciones climáticas o históricas” (Braniff, 2001).

GRÁFICA RUPESTRE DEL MAÍZ

A continuación haremos un recorrido por la gráfica rupestre del maíz en algunos sitios del noreste de México. Se trata de una aproximación breve, basada sólo en la apariencia del motivo y algunas implicaciones que el hecho pudiera tener.

Huizachal

Huizachal se encuentra ubicado en la zona limítrofe de Nuevo León y Coahuila, y su iconografía queda enmarcada dentro del estilo La Mula-Pelillal. El espacio se encuentra a unos kilómetros del poblado El Anhelo, en Ramos Arizpe, Coahuila.

El lugar se localiza en un pequeño lomerío rodeado de una planicie aluvial bañada por las inundaciones del Arroyo Patos y por las corrientes que bajan de la Sierra Pinta. El motivo anteriormente explicado se halla en una roca junto a motivos como las astas de venado y las cornamentas de borrego cimarrón.

No se trata de un grabado sobrepuesto, ya que el trazo con toda certeza fue elaborado al mismo tiempo que todo el conjunto rupestre, la antigüedad del lugar puede ser similar a los sitios arqueológicos cercanos como El Marrón y Presa de la Mula, en Mina, Nuevo León, cuya edad se puede remontar a los 3,500 años.

Huizachal

Espinazo

La zona de Espinazo se encuentra muy cerca del poblado con ese mismo nombre en Mina, Nuevo León. Ubicado en la orilla de un cauce de agua que baja de un conjunto de cerros cercanos, en el lugar donde se localiza el grabado de lo que puede ser una planta de maíz es un punto conocido como El Charco Azul.

En esta zona predominan varios estilos: el relacionado con la cacería, los motivos ligados a la flora (fitomorfos) y a la fauna (zoomorfos), sin omitir aquellos grabados relacionados a los conteos de los ciclos lunares y el movimiento de algunos planetas como Venus.

Mesa de Catujanos

Mesa de Catujanos se localiza en el municipio de Candela, muy cerca de la frontera de Nuevo León, y constituye uno de los lugares de gráfica rupestre más espectaculares de todo México. Se trata de una serie de abrigos rocosos donde los antiguos grupos de cazadores recolectores marcaron su cosmología en los frontones pétreos.

No cabe duda que Mesa de Catujanos fue un territorio sagrado para las tribus que ahí habitaron. Seguramente sus habitantes hablaban el lenguaje coahuilteco. La Mesa de Catujanos fue un baluarte para los nativos y después para los españoles que llegaron a construir un fuerte.

Mesa de Catujanos

La planta de maíz se encuentra en uno de los abrigos rocosos y fue plasmada en una primera instancia, luego fue sobrepuesta por otro motivo en un rojo más intenso. La antigüedad de la pintura se puede remontar a los 3,000 años.

El Maguelloso

El Maguelloso se localiza en uno de los cañones de la antigua zona borreguera de Nuevo León. Conocido por pocos, este paraje, ubicado entre una serie de cañones, en tiempos pretéritos estuvo caracterizado por su agua abundante.

A uno de los picos de las serranías aledañas a este punto se le denomina “La Caja Pinta” y es un referente para ubicar al Maguelloso desde lo lejos. Se trata de un sitio intraserrano flanqueado por arroyos secos que en el pasado albergaron a los grupos de cazadores recolectores.

El área fue un medio ideal para la cacería pues el agua abundante pudo sostener un sistema muy rico en recursos bióticos.

Maguelloso

Presa Pantalones (Valle del Pelillal)

El Pelillal, en Ramos Arizpe, en Coahuila, tal vez sea una de las zonas arqueológicas de gráfica rupestre más extensas de México, ya que suma más de 50 sitios con pinturas, petrograbados, arte móvil y geroglifos que en su totalidad abarcan unos 300 kilómetros.

Éste es un lugar importante pues aparte de los grabados hay espacios con pinturas. Otra curiosidad del sitio es que localizaron plantas de maíz.

Maíz descubierto en El Morro.

¿Tláloc en el Noreste de México?

En el conjunto Presa Pantalones, en la cortina, hay un petroglifo que detalla claramente al dios mesoamericano Tláloc, si bien se puede tratar de una semejanza iconográfica, el grabado en sí es muy parecido, queda abierta la interrogante para futuros análisis.

Si bien es cierto que el símbolo de Venus es muy común en toda esta región de Coahuila y Nuevo León, en Presa Pantalones es muy frecuente la representación de la cruz enmarcada, es decir, la representación de este planeta o la estrella de la mañana, identificada con Quetzalcóatl. Además, algunos motivos elaborados en lugares especiales pueden tener implicaciones arqueastronómicas.

Tlaloc (en el Valle del Pelillal).

Además de las evidencias arqueológicas y de la posible gráfica rupestre del maíz, otra fuente de información se obtiene de los relatos etnográficos que documentan descripciones de lugares y fechas en específico.

LA EXPEDICIÓN DE ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA (SIGUIENDO LA RUTA DEL MAÍZ)

Sobre ese vacío en la etnografía del contacto entre españoles y los pueblos originarios del norte de la Nueva España, la narrativa de Álvar Núñez Cabeza de Vaca es un punto y aparte ya que detalla el ambiente, las costumbres y aspectos muy especiales de las tribus que habitaron esa porción desconocida de México y el sur de Estados Unidos.

Tomamos el relato de Cabeza de Vaca como un testimonio fuerte para evidenciar el cultivo del maíz en la región y cómo los españoles visualizaban esta planta como sinónimo de modernidad.

Fue en el año 1528, a menos de una década de la caía de Tenochtitlán a manos de las huestes de Hernán Cortes, que un grupo de exploradores españoles comandada por Pánfilo de Narváez naufragó a causa de un ciclón frente a Galveston, Texas, en el Golfo de México.

Cuatro fueron los supervivientes del naufragio: Andrés Dorantes de Carranza, el esclavo Estebanico, Alonso del Castillo Maldonado y Álvar Núñez Cabeza de Vaca (Núñez, 1976).

Fueron casi 4000 km del viaje y ocho años de una larga caminata de los exploradores españoles. En uno de los pasajes del relato Cabeza de Vaca narra la manera en cómo fueron esclavos de la tribu de indios ananarivo en la costa del Golfo de México. Ahí detectó la existencia de semillas de maíz e intuyó que este cereal lo conduciría a la civilización.

A continuación, mostraremos un fragmento de las muchas referencias que Cabeza de Vaca hace del maíz.

Capítulo V

Pasados a la otra parte, salieron a nosotros doscientos indios, poco más o menos; el gobernador salió a ellos, y después de haberlos hablado por señas, ellos nos señalaron de suerte que nos hubimos de revolver con ellos, y prendimos cinco o seis; y éstos nos llevaron a sus casas, que estaban hasta media legua de allí, en las cuales hallamos gran cantidad de maíz que estaba ya para cogerse, y dimos infinitas gracias a nuestro Señor por habernos socorrido en tan gran necesidad, porque ciertamente, como éramos nuevos en los trabajos, allende del cansancio que traíamos, veníamos muy fatigados de hambre, y al tercero día que allí llegamos, nos juntamos el contador y veedor y comisario y yo, y rogamos al gobernador que enviase a buscar la mar, por ver si hallaríamos puerto, porque los indios decían que la mar no estaba muy lejos de allí (Núñez, 1976).

Es evidente en la narración de Cabeza de Vaca la desesperación por encontrar este cereal y lo vital que era el hecho de seguir la ruta del maíz para llegar a la civilización. Al cotejar el descubrimiento del cultivo del maíz en Aramberri, Nuevo León, la gráfica de esta planta en algunos sitios ya descritos, y añadiendo el relato de Cabeza de Vaca, existen elementos que bien pudieran sustentar el objetivo del presente trabajo.

CONSIDERACIONES FINALES

Es difícil asegurar que los antiguos grupos de cazadores recolectores llegaron a cultivar maíz en esta región de México. Aunque en la gráfica rupestre esa evidencia es contundente, los hallazgos en la región de la Sierra Madre Oriental en Aramberri, Nuevo León, abren el abanico de posibilidades que pasan de simples suposiciones a hechos reales.

El maíz pudo haber llegado a esta región por contacto directo con las culturas mesoamericanas, ya que el clima era mucho más benévolo que en la actualidad y hubo periodos de mayor humedad, esto pudo haber propiciado que en algunos lugares, cercanos a ríos o lagunas, existiera una incipiente agricultura.

La maestra Braniff sostenía que en las culturas de Sonora, Chihuahua y aún más al norte, se desarrolló un sistema de intercambio con Mesoamérica, hecho que refuerza el contacto con el noreste prehistórico de México en el que pudo haber intercambio de peyote, pieles, armamento y minerales que abundan en esta región.

El que en algunos lugares, no en todos, existan motivos rupestres de la planta del maíz es indicativo de contactos con las culturas mesoamericanas y éstos bien se pueden remontar hacía periodos que posiblemente datan hasta principios de nuestra era y llegan al año 1000.

Al llegar los españoles la perspectiva cambió de manera radical, y seguramente, ya en tiempos históricos, los tlaxcaltecas fueron los encargados de implementar el cultivo extensivo del cereal en esta región.

*Universidad Autónoma de Nuevo León

Contacto: nichocolombia@gmail.com

REFERENCIAS

Braniff C., B. (2001). Comercio e interrelaciones entre Mesoamérica y la Gran Chichimeca. UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, México.

Flannery, K.F. (2009). Guilá Naquitz: Archaic Foraging and Early Agriculture in Oaxaca, México. Updated Edition: Left Coast Press, Walnut Creek, CA.

Gómez R., J. de D. (2014). El maíz, sustento de la civilización mesoamericana. Disponible en https://ecochac. wordpress.com/2014/09/10/el-maiz-sustento-de-la-civilizacion-mesoamericana/

INAH. (2013). Descubren indicios de agricultura antigua en Nuevo León. Disponible en: http://www.inah. gob.mx/es/boletines/1978-descubren-indicios-de-agricultura-antigua-en-nuevo-leon

Kirchhof, P. (1960). Mesoamérica, sus límites geográficos, composicion étnica y caracteres culturales. Revista Tlatoani, 3, ENAH. México D.F.

McNeish, R. (1971). Archaelogical Sintesis of the Sierra, en: Hundbook Middle American. Vol. XI, Part 2. Texas: University of Texas Press.

Núñez C. de V., Á. (1976). Naufragios y comentarios. Espasa Calpe: Madrid.

Rivera E., A. (coord.). (2007). Cultura indígena serrana: Cañada de Alardín, General Zaragoza, Nuevo León. Academia de Investigaciones Históricas Regionales A.C./Centro INAH Nuevo León.