La era digital en las revistas mexicanas de divulgación científica y tecnológica

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Hoy en día, la divulgación científica y tecnológica no es tarea fácil. Nos encontramos ante un escenario en donde se propaga, como nunca antes, los conocimientos científicos; pero también ante nuevos retos para los dedicados a este quehacer. Por un lado, el traducir lenguajes técnicos en un saber asequible para el público, en general, una actividad que muy pocos dominan.

Por otra parte, a partir de la llegada de internet, los equipos editoriales se ven frente a la necesidad de aprender y desarrollar competencias que les permitan incursionar en las nuevas modalidades de la llamada “revolución digital”.

En nuestro país, el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, –creado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)– incluye revistas que cumplen con ciertos indicadores de calidad establecidos por esta institución.

De acuerdo con un análisis realizado por el maestro Néstor Daniel Martínez Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, de las 19 revistas inscritas en este índice, sólo tres han incursionado en mayor medida en formatos acordes con la web 2.0: CienciaUANL, revista de divulgación científica y tecnológica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Cómo ves de la UNAM y Ciencia y Desarrollo del Conacyt. Si bien es cierto que todas las revistas tienen un portal donde suben textos en PDF, no manejan otros formatos como Facebook, Twitter, Youtube, entre otros.

Con la era digital, la difusión del conocimiento cobra otro orden, lo que implica un cambio de paradigma en la producción científica en todos los niveles. Así como la industria editorial se adapta a los cambios, las revistas están presionadas a entrar a la convergencia digital, de lo contrario corren el riesgo de marginarse, dado que los investigadores de todo el mundo quieren publicar sus hallazgos en revistas que cuenten con los mejores índices de factor de impacto, sean estas académicas o de divulgación.

Los beneficios son muchos, ya es posible crear índices que midan el número de citaciones que tiene un artículo, un autor, una revista, una institución o país. Si antes se imprimía un alto número de ejemplares de una revista científica y su circulación y consumo era limitado, hoy en día un solo número puede contar con miles de descargas en un solo repositorio o base de información, ya sea comercial, restringido o de acceso libre.

Jessica Martínez F.

Fuente: http://www.udgvirtual.udg.mx

www.conacytprensa.mx