La cultura y el conocimiento científico

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EDUARDO ESTRADA LOYO*

CIENCIA UANL / AÑO 19, No. 78, MARZO-ABRIL 2016

La interdisciplinariedad es definida en el Diccionario de la lengua española como el acto de cooperación de varias disciplinas.

Por su parte, en el mismo diccionario, la cultura se define como el conjunto de conocimientos que permiten a una persona desarrollar un juicio crítico.

En el siglo XV surge el genio creativo de Leonardo da Vinci, quien incursionó en materias tan diversas como la anatomía, la física, la geometría, las matemáticas, mecánica y un gran etcétera. Sin olvidar su obra pictórica y escultórica por la que es bien conocido.

Da Vinci se nos presenta como un ejemplo de que la integración de las ciencias, el arte y la cultura es posible a través de una visión holística de lo real, permitiéndonos, asimismo, emitir un juicio crítico del mundo y de la posición que los seres humanos ocupamos en él.

Es por eso que en CIENCIAUANL nos hemos preocupado por mantener la política editorial de una publicación multitématica, distintivo que nos ha otorgado abarcar todas las ramas de la producción científica y tecnológica que actualmente se realiza en nuestra institución. Además de considerar los aspectos relacionados con la divulgación, lo que nos ha permitido fomentar la cultura del conocimiento científico en un público no especializado. Promoviendo en nuestras páginas los valores humanísticos que enaltecen las cualidades propias de la naturaleza humana y reflexionando sobre cómo se proponen y evalúan las teorías científicas diseñadas para desentrañar los diversos procesos de la naturaleza en búsqueda de las verdades no reveladas, al mismo tiempo que se indaga el sentido racional del mundo en que vivimos.

Un mundo y sus sistemas que debe ser abordado como un todo integrado que determina el cómo se comportan las partes y no sólo a través de las partes que lo componen.

Actualmente la tendencia en el campo de la ciencia es hacia la especialidad y fragmentación del conocimiento en la que las particularidades y las áreas de acentuación de las diversas disciplinas atomizan la formación y el criterio de los futuros científicos. Ahora tenemos profesionistas que sólo miran las ramas del árbol sin ver al árbol mismo ni el bosque ni el paisaje que los rodea. Que no ven más allá de su propia academia.

Por lo que la auténtica cultura científica fomenta la sinergia entre las partes y no la individualidad de cada una; la auténtica cultura científica fomenta la búsqueda de la verdad en una sociedad más justa y en armonía con la naturaleza.

* Universidad Autónoma de Nuevo León.