Investigan función de corteza de árboles y arbustos en cambio climático

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Luis E. Gómez

Fuente: UNAM/DICYT

CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 69, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2014

Julieta Rosell García, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, recibió la Beca para Jóvenes Científicos, que otorga el programa El hombre y la biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) de la Unesco, por la investigación “Contribución de la corteza a la supervivencia de las plantas: comparación de comunidades vegetales en un ambiente seco y húmedo”.

La universitaria busca entender la función de la corteza, la diversa y compleja capa de tejido que rodea la madera de árboles y arbustos; sobre todo, en el contexto del cambio climático. Para ello, estudiará especies de dos reservas ecológicas del país que forman parte del programa MAB: Chamela-Cuixmala, en Jalisco, y Los Tuxtlas, Veracruz.

La primera alberga un bosque estacional seco con épocas marcadas de lluvias y secas, mientras que Los Tuxtlas incluye uno lluvioso. La UNAM resguarda extensiones significativas de bosque primario en ambas reservas.

La corteza está presente en nuestra vida diaria. A partir de este tejido se obtienen alimento, medicamentos, fibras y textiles, como la canela y el papel amate, ejemplificó. Al estar en la periferia del tallo, también provee sostén mecánico, sobre todo a las ramas, y por estar expuesta al sol, puede realizar fotosíntesis y producir azúcares, tal y como lo hacen las hojas. Al desempeñar estas funciones vitales, debe encerrar información esencial para entender la supervivencia de las plantas.

Varias de las funciones de la corteza son cruciales para comprender y predecir la respuesta de la vegetación, ante las nuevas condiciones que traerá el cambio climático. Con esta línea de investigación, un grupo de especialistas, encabezado por la universitaria, pretende saber qué pasará con la vegetación ante los incendios más intensos y frecuentes que podrían ocurrir como consecuencia de la modificación en el clima, sobre todo porque “muchos de los bosques de México no han evolucionado en el contexto de fuegos recurrentes como ha sucedido en las sabanas africanas o australianas, pero se verán afectados con más frecuencia por estos fenómenos”.

Un aspecto significativo a considerar en este proyecto es la capacidad de la corteza para almacenar agua y azúcares; sobre todo, si se toma en cuenta que muchas zonas del país y del mundo se volverán más secas.

Asimismo, abundó, al cuantificar la biomasa en los bosques se podrá determinar cuánto dióxido de carbono hay capturado en esos sistemas. Buscaremos saber cuánta biomasa existe en la forma de la corteza en ambas reservas, pues es un tejido significativo que se ha ignorado. (Luis E. Gómez) (Fuente: UNAM/DICYT)