Econegocios y sustentabilidad

Pedro César Cantú Martínez*

CIENCIA UANL / AÑO 24, No.110, noviembre-diciembre 2021

Hoy en día, una de las problemáticas más importantes que existen es el deterioro o pérdida de calidad ambiental de los ecosistemas naturales. Esto sucede por el desempeño de distintas actividades productivas que nuestra sociedad ejerce para poder satisfacer las necesidades propias, las cuales se han incrementado con el tiempo debido al aumento de la población humana.

Los impactos negativos suscitados por esta práctica social se han evidenciado mediante las emergencias sanitarias y ambientales emanadas de manera global en distintas naciones y lugares del mundo. En este contexto, desde finales del siglo XX surge un nuevo paradigma como el desarrollo sustentable, el cual se edifica como un nuevo constructo para atenuar y controlar los efectos de las actividades humanas sobre los distintos entornos naturales como el suelo, el agua y el aire. En este sentido, se ha avanzado en una serie de compromisos que se han constituido en Objetivos del Desarrollo Sustentable, los cuales se hicieron públicos en 2015, con miras a ser evaluados en 2030 (Cantú-Martínez, 2016a).

¿Qué promueven estos objetivos? En primera instancia abren una agenda de orden internacional encaminada a que todos los países del orbe emprendan acciones como actividades para mejorar las condiciones de vida de todas las personas, en segundo término asumen pugnar por contrarrestar los efectos negativos que las propias actividades antropogénicas han promovido para al entorno natural y, tercero, compromete a todas la autoridades gubernamentales a implementar políticas públicas, con la movilización de recursos económicos para el financiamiento de la consecución de las metas concretas que se señalan en estos 17 objetivos (Cantú-Martínez, 2016b).

En este manuscrito pretendemos abordar cuál es el contexto de la sustentabilidad al momento, así como introducirnos en el marco de referencia de los econegocios y su aporte para cristalizar la sustentabilidad sin comprometer el funcionamiento natural de los ecosistemas, qué tipos de econegocios se han emprendido con esta responsabilidad social y finalmente llevaremos a cabo unas consideraciones finales al tema expuesto.

ESCENARIO DE LA SUSTENTABLIDAD

Recordemos que en la década de los ochenta del siglo pasado se creó una comisión que encabezó la ministra de Finlandia Gro Harlem Bruntland, a petición de la Secretaría General de las Naciones Unidas, con la finalidad de evaluar el desarrollo humano y las implicaciones de éste sobre los países, especialmente de las consecuencias ambientales que éste promovía (Cantú-Martínez, 2015a).

El resultado de este trabajo fue el informe denominado Nuestro futuro común, con el cual se corroboraron las distintas eventualidades que el desarrollo humano –bajo los preceptos del crecimiento económico– estaba promoviendo. Entre los hallazgos más destacables se encuentra la mención de que la naturaleza de manera global –receptora de todos los impactos negativos– resultaba ser limitada, y cuya capacidad de regeneración de los recursos naturales que poseía (renovables y no renovables) estaban disminuyendo, y de aquéllos que seguían manteniendo un volumen conveniente para seguir satisfaciendo la creciente demanda humana, estaban siendo alterados en su calidad como para no considerarles todavía como apropiados para de uso y consumo humano (Cantú-Martínez, 2020).

Este escenario promovió que se erigiera el campo semántico de desarrollo sustentable –en este informe–, como la contribución más importante hecha por esta comisión, que se establecía como un antagonista de la visión prevaleciente de desarrollo propugnada en el marco de fundamentos de orden mecanicista y de superioridad sobre naturaleza.

Sin lugar a dudas, esto conllevó a irrumpir en una línea de pensamiento social antes del informe y otra que se alzaba después del informe, la cual demandaba posturas, actitudes y concepción de la realidad de una manera distinta, donde toda actividad social y económica emprendida debe considerar el entorno natural como un punto de referencia para ver la factibilidad de la acción a emprender.

De hecho, el desarrollo sustentable debe observarse como el intento de la humanidad por enmendar los daños causados a la naturaleza y, por otra parte, como el propósito de reorientar las actividades socioeconómicas a una condición más armoniosa con el ambiente; buscando así garantizar un espacio natural que permita satisfacer las necesidades de las generaciones futuras.

Por consiguiente, este nuevo campo semántico –sustentabilidad– surge como un paradigma holístico donde prevalece una visión con “tres objetivos fundamentales: el crecimiento económico, la equidad (social, económica y ambiental) y la sostenibilidad ambiental” (Miranda et al., 2007:195).

¿QUÉ SON LOS ECONEGOCIOS?

Para comenzar esta temática de los econegocios y observar su importancia, es imprescindible señalar que las empresas se constituyen en un objeto de estudio sumamente relevante, porque el deterioro ambiental que producen por sus actividades empresariales es significativo. De hecho, se señala que las 3 mil empresas más importantes en el mundo son las causantes de una tercera parte del daño ambiental infringido a la naturaleza (Hietala, 2015).

Con este preámbulo como punto de partida, podemos indicar que los econegocios son actividades humanas –principalmente empresariales– que contemplan en su visón y misión generar un rendimiento económico, así como promover uno positivo para el entorno natural (Cantú-Martínez, 2015b). En otras palabras, estos econegocios deben arropar ciertas características como lineamientos para diferenciarse de aquéllos que son emprendimientos no sustentables.

Por otro lado, se debe agregar que estos econegocios incorporan en sus operaciones productivas acciones con la finalidad de disponer de medidas preventivas o correctivas a los impactos ambientales de tipo negativo que promueven. Mientras en lo relativo a los bienes, servicios y productos que generan, éstos deben, en un balance, conllevar más impactos positivos a la sociedad, al ambiente y que no empeoren las condiciones sanitarias de éste (Contreras, 2016).

Además, establecen programas de verificación a sus procesos con el propósito de apegarse a la normatividad establecida, tanto en el marco nacional en que se encuentren como en el marco de orden internacional donde inciden (Toronto and Region Conservation Authority and the Corporation of the Town of Caledon, 2013).

Entre las ventajas más ostensibles que obtienen estos econegocios y que se brindan para la propia organización se encuentran la disminución de gastos mediante la reducción de sus consumos de energía, la de generación de residuos –tanto peligrosos como no peligrosos– y la mejora de sus procesos para el uso más eficiente de sus materias primas. Además, evidencian ante la sociedad su cumplimiento de los lineamientos administrativos de tipo legal, que regulan su actividad, con la finalidad de impulsar la protección, preservación y conservación del ambiente y de la salud humana.

Entre los aspectos operativos que involucra evaluar a los econegocios, o bien, que éstos deben considerar para atender o subsanar encontramos los siguientes aspectos: emisiones al aire, ruido, contaminación y uso del agua, condiciones del suelo y subsuelo donde reside la empresa, el volumen de subproductos y residuos que produce, el balance de energía a emplear para sus operaciones, las materias primas e insumos que emplea, evaluar riesgo ambiental que implican sus operaciones, los sistemas de gestión y respuesta ante emergencias ambientales de sus procesos y finalmente el impacto que generan sus actividades en el entorno natural y social (Profepa, 2013).

Adicionalmente, dentro del marco de sus responsabilidades empresariales también deben evaluar las condiciones de salud ocupacional que pueden incidir en el estado de salud-enfermedad de sus trabajadores y de manera general en la calidad sanitaria del ambiente.

TIPOS DE ECONEGOCIOS

El marco de referencia del desarrollo sustentable nos insta al manejo y aprovechamiento adecuado de los recursos que obtenemos de la naturaleza, con la finalidad de propiciar actividades económicas que generen empleo e impacten en el orden socioeconómico y promuevan la conservación de la naturaleza.

Existen características que pueden ser distintivas en los econegocios: 1) contar con un compromiso por el resguardo del entorno natural, 2) consignar en sus operaciones un balance de carácter positivo tanto en lo socioeconómico como en lo ambiental, y 3) por ende, que los dividendos producto de sus actividades deriven –beneficios– de manera equitativa en todos los actores involucrados como serían trabajadores y sus familias, clientes, proveedores y la sociedad en general en la que se encuentran incorporados.

Entre los tipos de categorías de econegocios podemos identificar los siguientes de acuerdo con el Ministerio de Ciencias de Colombia (2021):

1) Los que proporcionan bienes y servicios, entre las que encontramos aquellas actividades económicas a partir del uso o comercialización de los recursos naturales, así como de los sistemas agropecuarios sustentables y de aquellas otras actividades encaminadas a la rehabilitación de los ecosistemas naturales como de sus componentes biofísicos y biológicos.

2) Los que conllevan un aprovechamiento de ecoproductos, como pueden ser los subproductos o residuos –tanto orgánicos como inorgánicos– al ser revalorizados para generar energía, ser contemplados como materia prima para otros procesos o bien reutilizados como materiales de construcción, extendiendo así el ciclo de vida de los materiales.

Como se ha podido observar en esta categorización, el impulso de los econegocios conlleva prioritariamente promover empresas que puedan centrarse en procesos, productos, funciones o cadenas de valor, en las cuales la rentabilidad económica sea tan relevante como el impacto positivo que puede darse en el sistema socioambiental.

CONSIDERACIONES FINALES

En definitiva, el desarrollo de econegocios está estrechamente vinculado al desarrollo sustentable, pero esencialmente a la interpretación que se lleve a cabo sobre el tipo de ecosistema que se desea aprovechar. Esta elucidación del sistema natural al intervenirse deberá –bajo la postura de los econegocios– considerar los límites de aprovechamiento, advirtiendo las características y requisitos que necesita el recurso para ser recuperado. De manera evidente, esto implica una gestión económica y la valorización del recurso, así como de la representatividad simbólica del mismo con la finalidad de contar con recursos financieros como elementos sustantivos para sostener en el tiempo los beneficios que emanan de dicha actividad.

 

* Universidad Autónoma de Nuevo León.
Contacto: cantup@hotmail.com

REFERENCIAS

Cantú-Martínez, P.C. (2015a). Desarrollo sustentable. Antes y después de Río +20. México. Universidad Autónoma de Nuevo León y Organización Panamericana de la Salud.

Cantú-Martínez, P.C. (2015b). Ecoeficiencia y sustentabilidad. Ciencia UANL. 18(71):34-38.

Cantú-Martínez, P.C. (2016a). Los nuevos desafíos del desarrollo sustentable hacia 2030. Ciencia UANL. 19(78):27-32.

Cantú-Martínez, P.C. (2016b). Implicaciones de los Objetivos del Desarrollo Sustentable. Ciencia UANL. 19(80):30-34.

Cantú-Martínez, P.C. (2020). Ética, sustentabilidad y responsabilidad social. México. TD&IS.

Contreras, R. (2016). El alumno universitario ante el reto de emprender nuevos bionegocios: una alternativa hacia la sustentabilidad. Entretextos. 8(23):1-9.

Hietala, H. (2015). Eco-business: What, Why, How and Who? A study on Ecofriendliness of Footwear Companies. (Thesis Bachelor of Business Administration). Helsinki. Helsinki Metropolia University of Applied Sciences.

Ministerio de Ciencias de Colombia. (2021). Los negocios verdes impulsan el desarrollo de Colombia. Disponible en: https://minciencias.gov. co/sala_de_prensa/los-negocios-verdes-impulsan-el-desarrollo-colombia

Miranda, T., Suset, A., Cruz, A., et al. (2007). El Desarrollo sostenible. Perspectivas y enfoques en una nueva época. Pastos y Forrajes. 30(2):191- 204.

Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. (2013). Guía de autoevaluación ambiental. México. Profepa.

Toronto and Region Conservation Authority and the Corporation of the Town of Caledon. (2013). Eco-business zone planning & development guide. Toronto. Green Municipal Fund.