¿Sabías que no hay dos copos de nieve igual?

Probablemente has escuchado en algún momento de tu vida el dicho popular: “No hay dos copos de nieve idénticos”. Pero con incontables e infinitos fragmentos en cada precipitación, ¿podría esta afirmación ser cierta? La sorprendente respuesta es sí.

La forma del cristal varía dependiendo de la temperatura y de la humedad que rodea a ese cristal básico, es decir, la base originaria sobre la que se ensamblan las otras moléculas de agua será diferente según las condiciones atmosféricas que la influyan en cada segundo.

Si se unen pocas moléculas el dibujo final será más sencillo; si se añaden muchas, se crean esas formas asombrosas que todos hemos visto alguna vez.

Además de ello, si en la atmósfera se aprecia algo de viento, también determinará la originalidad de la estructura final, puesto que cada uno de los seis brazos del hexágono tiende a deformarse un poco con el viento, consiguiendo que el resto de moléculas se ensamblen de forma diferente creando resultados aún más espectaculares.

Fuente: infobae.com; supercurioso.com